𝑇𝑟𝑒𝑠.

6.6K 743 374
                                    

Estaba recostada boca arriba en mi cama mientras lanzaba una pelota al techo y volvía a atraparla en cuanto la misma descendía, y así sucesivamente, paré un momento esa acción monótona y con las manos posadas en mi estómago miré hacia la ventana para cerrar los ojos al sentir la leve brisa golpeando en mi rostro.

—Leiko. —Escuché a alguien murmurar mi nombre.

Abrí un ojo vagamente, observando en el pequeño espacio de mi ventana entre abierta a Rin.

—¿Rin qué haces aquí? —Me erguí sosteniendome sobre mis palmas mientras miraba extrañada a Rin. —Se supone que hoy no tenemos ninguna misión.

—No digas nada y ven.

—Pero no tengo la ropa adecuada —tomé los extremos de mi playera y los estiré para que la apreciara mejor. Dándole a entender que inclusive era ropa vieja.

—No trates de utilizar ningún pretexto conmigo Leiko.

—Pero... —Logré apreciar la mirada molesta que Rin me dedicaba, suspiré y levanté las manos en son de rendición. —Bien, ya voy.

Me levanté de la cama y después de dar un bostezo me dirigí a la puerta de la casa, me detuve unos segundos para mirar al comedor, esperando ver a mis padres ahí, pero de nuevo no se encontraban en casa. Rasqué mi nuca y avancé hacia la puerta para dedicarme a colocar mis respectivas sandalias ninja y salí de la casa. En cuanto cerré la puerta Rin sostuvo rápidamente mi muñeca y tiró de ella para comenzar a correr.

—¡Rin, ve más lento por Dios!

—¡Nada de eso, tenemos que darnos prisa, les dije que no tardaríamos!

—¡¿Les?! ¡Rin, no entiendo nada!

—¡Ya lo verás! —La castaña frenó de golpe ocasionando que chocara contra su espalda. —Hemos llegado, Ichiraku Ramen.

—Rin, ¿me levantaste sólo para esto?

Agarré con mi mano el codo de mi brazo contrario y me estiré mientras bostezaba.

—Leiko, ya entra y deja de ser una holgazana.

Fruncí el ceño al reconocer aquella voz, a pasos lentos me acerqué al local y asomé la cabeza. Viendo a Kakashi y Obito sentados, el platinado me saludo con su mano.

—¡Leiko-chan, hola, ven siéntate a comer! —Saludo con emoción Obito.

Iba a caminar a un lugar libre a un lado de Kakashi pero Rin llegó rápidamente y se sentó ahí, ambos me señalaron a Obito con la cabeza. Por lo que veo mi compañera habló con Kakashi y ahora ambos buscan que yo hablé más con el azabache.

—Hola Obito —estaba un poco nerviosa por la cercanía.

—¿Qué tal Leiko-chan? No creí que vendrías.

—Ni yo. —Murmuré como respuesta.

—¿Qué te pido? —Mencionó Obito mientras me miraba.

—Ya le pido yo algo —Kakashi se adelanto y el hebras carbón lo miró entrecerrando sus pozos.

—Ten, para que no te de tanta hambre de aquí a que tienes tu comida. —Obito me extendió un poco de sus fideos, acercandolos a mi boca.

Un tanto apenada acepté el ofrecimiento y comí los fideos. Cuando acabe de masticar él me sonrió y se giró para seguir comiendo. Dirigí ambas manos a mi rostro para cubrirlo y que no notara que estaba avergonzada.

• • •

Habíamos terminado de comer y decidimos dar una vuelta por la aldea antes de retirarnos, yo iba conversando con Obito; nos preguntábamos distintas cosas o contábamos anécdotas.

Ambos nos manteníamos inmersos en lo que el otro contaba, casi tanto que habíamos dejado de notar la presencia de los otros dos.

—Y dime Leiko-chan, ¿algún pretendiente te ronda?

—Que yo sepa no, y si así fuera sólo me interesa alguien —lo miré fijamente tratando de que entendiera un poco la indirecta.

—Eres muy linda, ya verás que ese muchacho se dará cuenta de ello. —Él me sonrió y yo le correspondí, ilusionada de que aquello fuera cierto.

—¿Y tú Obito? ¿Algún interés amoroso? —Sabía de sobra que sí había algún interés, y sobre quién, pero aún así decidí preguntar. —Seguro que le atraes a algunas chicas.

—Al igual que tú sólo me interesa alguien —miró de reojo a Rin.

—Créeme cuando te digo que hay alguien más que sólo le interesas tú.

—¿Qué? ¿Es en serio Leiko-chan? Dime quién es, anda. —Me miró con cierto brillo de ilusión en sus ojos.

—Tendrás que averiguarlo Obito —me encogí de hombros.

—Jo... Eres mala Leiko-chan.

—Espera, ¿dónde están Kakashi y Rin? —Miré en el entorno, descubriendo que ambos ya no estaban.

—Vaya... parece que se han ido.

Obito mantenía un tono de tristeza en su voz, sólo realicé una mueca de inconformidad para mirar al suelo.

—Es tarde, me voy Obito —llevé mis manos a los bolsillos de mi pantalón y avancé unos cuantos pasos hasta sentir como me tomaban por un hombro para detenerme.

—Te acompañaré Leiko-chan, me preocupa que te pase algo.

—Gracias Obito.

Le sonreí a labios cerrados, con sinceridad. Durante el trayecto continuamos platicando de diversas cosas, inclusive me atreví a enganchar mi brazo con el suyo, él se colocó nervioso pero mantuvo la posición. En serio que es tan lindo.

—Gracias por acompañarme hasta mi casa.

—No hay problema Leiko-chan, con tal de asegurarme que llegues con bien. Protegeré al equipo y a ti de todo.

—Sin duda alguna serás un gran hokage Obito.

—Ya lo verás que sí. —Él sonrió con gran anhelo y felicidad.

—Te estaré observando, Obito. — Me aproxime a él y coloqué un beso en su pómulo, ante mi acto Obito se sonrojo. —Nos vemos.

Entré a mi casa y cerré con velocidad la puerta, recargandome de espaldas en ella y deslizandome mientras sonreía.

Nightmare. -Obito Uchiha-Where stories live. Discover now