Una Fría Navidad

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Disclaimer: Nada de Harry Potter es de mi propiedad, los personajes y todo lo relacionado a la historia canon que pueda aparecer, a excepción de lo creado y modificado por mi persona, pertenecen a J.K. Rowling.

Summary: Harry Potter, un muchacho consciente de la magia, con una gran inteligencia, pero roto por culpa del maltrato de sus parientes. Hasta que por azar del destino, su vida va a cambiar completamente y ya nada va a volver a ser igual.

El Orden Natural de Las Cosas.

Año VI

Capítulo LXXIX

"Una Fría Navidad"

~0~0~

—DIALOGO NORMAL—

—(PENSAMIENTO)—

—"PARSEL"—

~0~0~

Daphne miró un momento a su hermana y a Hermione comprobando que estuvieran bien tapadas, pero un cosquilleo en los dedos de uno de sus pies la hizo carcajear levemente al mismo tiempo que intentaba infructuosamente de dejar de mover ese mismo pie. Giró su cabeza y se encontró a Luna que la miraba molesta, con la chimenea del salón y la oscuridad de fondo, y en su mano el esmalte de uñas; Harry había vuelto a ceder ante su esposa y nuevamente las había dejado tener su noche de chicas, pero con la única condición de que lo dejaran dormir en su propia cama, por lo que las cuatro decidieron estar en el salón riendo, charlando, comiendo dulces y tomando café, té y chocolate caliente mientras que, iluminadas solo por la luz que emitía la chimenea, veían caer la nieve con una extraña tranquilidad.

—Si seguís moviendo el pie no te voy a poder terminar de pintar las uñas. —comentó Luna con cierta molestia al ver el movimiento errático de su amiga.

—Ya te dije que tengo cosquillas en los pies, no las provoques. —contestó Daphne con reproche.

Luna sonrió.

—Hay algo que nunca te pregunte —dijo Luna sin mirar a su amiga concentrándose en su trabajo —. Ósea nunca tuvimos la oportunidad, siempre estuvieron ellas, y con lo celosa que con sos con Harry —Daphne levantó una ceja mirando a su amiga y esta se rio levemente —. No me contaste muchos detalles salvo; ¡Ay! es tan dulce y tierno al principio, y después se vuelve tan salvaje y descontrolado que me hace ver las estrellas —agregó Luna con una imitación de su amiga en un estado abochornado para luego pasar a tener una cara pervertida —. Y, ¡Oh por Merlín!, y su trasero es tan duro y redondo. ¡Merlín bendiga el quidditch que lo hace estar sentado en esa escoba! ¡Podría estar todo el día tocándolo, apretándolo y nalgueándolo!

—¡EH! Yo no soy así. —reprochó Daphne divertida.

—Oh, por supuesto que sos así... es imposible negarlo, Daphy. —contestó Luna sin perder una sonrisa maliciosa —. Pero retomando ¿Cómo la tiene Harry? ¿Es grande, chica, finita, gruesa? —Daphne se sonrojó y se rio —. ¡Oh, por favor Daphne, sabes que a mí me gustan las mujeres y nada va a remplazar los pechos de Angela en mi mundo!

—¡Está bien, está bien! —dijo Daphne cediendo mientras se reía —. No sé si es grande o chica, nunca vi otra como para comparar, y tampoco agarré una regla para medir —Daphne se rio ante ese solo pensamiento y haciendo un gesto con el dedo dijo—. Cuando está... mmm dormido, no es muy grande pero cuando se despierta —la expresión de Daphne pasó a una más bien pervertida —, puedo agarrarla con las dos manos, una encima de la otra y sobra un poco todavía; y es más gruesa en el centro que en la punta y en la base... que tanto así. —agregó haciendo gestos con las manos.

Obsoleto - El Orden Natural De Las Cosas - ObsoletoWhere stories live. Discover now