Obsoleto - El Orden Natural De Las Cosas - Obsoleto

La Sombra

Disclaimer: Nada de Harry Potter es de mi propiedad, los personajes y todo lo relacionado a la historia canon que pueda aparecer, a excepción de lo creado y modificado por mi persona, pertenecen a J.K. Rowling.

Summary: Harry Potter, un muchacho consciente de la magia, con una gran inteligencia, pero roto por culpa del maltrato de sus parientes. Hasta que por azar del destino, su vida va a cambiar completamente y ya nada va a volver a ser igual.

El Orden Natural de Las Cosas.

Año IV

Capítulo XLVIII

"La Sombra"

~0~0~

—DIALOGO NORMAL—

—(PENSAMIENTO)—

—"PARSEL"—

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Daphne, Harry y Luna antes de que terminara el desayuno los tres caminaban hacia la lechucería que estaba en la sima de la torre más alta del castillo, ambos iban callados pensando en lo que se habían enterado esa misma mañana, Bartemius Crouch había aparecido muerto eso solo podía significar una cosa. Algo estaba pasando o estaba por pasar, Harry por medio de Dobby le envió una nota a Sirius y ahora Daphne y Luna iban a enviarle una nota a su madre y padre respectivamente.

Daphne lanzo un gran suspiró.

—Ya no tiene sentido que sigamos dándole vueltas al asunto —dijo Daphne —. Sin pruebas, es casi imposible poder deducir algo. Creo que lo mejor que podríamos hacer ahora es concentrarnos en tu prueba. —terminó Daphne mirando a Harry.

—Sí, puede ser —comentó Luna mirando las paredes con interés —, pero creo que tenemos que prestar más atención que antes... algo está pasando y estoy segura que tiene que ver con todos los sueños de Harry... —Luna miró a Harry con un brillo en los ojos y continuó —. ¿Preguntaste si podés incendiar el laberinto?... aunque... —Luna se llevó el dedo índice al labio y con una mirada de tristeza agregó —, eso sería peligroso, si ponen alguna fantástica criatura para que te enfrentes podrías terminar lastimándola...

—No, Luna... —dijo Harry mirando a su amiga con cierta desconfianza —... no puedo incendiar el laberinto.

—Oh, lastima... hubiera sido lindo verlo brillar... —comentó Luna con voz y mirada soñadora.

Cuando llegaron no se sorprendieron que las vigas de la lechucería estuvieran, en su mayoría vacías, de vez en cuando entraba alguna lechuza que volvía de su cacería nocturna con un ratón en el pico, pero el movimiento no era más que ese. Daphne, buscando a su lechuza, le ató la carta en la pata al igual que Luna y ambas vieron partir a sus aves. Cuando Luna y Harry estaban por hablar Daphne los interrumpió.

—¡Chist! —los silenció Daphne de repente.

Alguien subía hacia la lechucería. Harry escuchó dos voces que discutían, acercándose cada vez más.

—... eso es chantaje, así de claro, y nos puede traer un montón de problemas.

—Lo intentamos por las buenas; ya es hora de jugar tan sucio como él. No le gustaría que el Ministerio de Magia supiera lo que hizo...

—¡Te repito que, si eso se pone por escrito, es chantaje!

—Sí, y yo supongo que no te vas a quejar si te llega una buena cantidad, ¿No?

La puerta de la lechucería se abrió de golpe. Fred y George aparecieron en el umbral y se quedaron completamente estáticos, como si fueran dos estatuas, al ver a Harry, Daphne y Luna.