10.-La misma rutina.

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La misma rutina.

Repasaba los temas que había visto la semana pasada en clases, por que mis metas son no reprobar.

Mi celular vibró iluminando la pantalla y dejando ver la foto de Douglas, me estaba llamando. Tomé la llamada.

-Ariaaaaaaa. -alargó la a.

-Soy yo.

-Acabo...¡acabo de conocer a una chica y es muy linda!

Vaya...eso no me le esperaba.

-Me alegro, pero ¿que tengo que ver en esto?

-Que esta noche no iré a tu casa, invité a esta chica a una cita. -habló animadamente.

-Claro, no hay problema.

-Te veo después.

-Hasta luego. -colgué.

Eso había sido completamente extraño. Ya sabía que lo mío con Douglas jamás sucedería porque no funcionaríamos, pero aún así...tenía cierto cariño hacia él porque vamos, Douglas era muy lindo.

Cuando creí que mi día iría normal, la puerta fue golpeada y mi madre la abrió recibiendo a la dulce Karen.

-Támara, linda.

Mi madre sonrió. -Hola Karen ¿qué te trae por aquí?

Mamá dejó pasar a Karen.

-Bueno...vengo por Aria.

Yo volteé a mirarlas, lo que sea que Shawn haya dicho, hecho, no fue culpa mía.

-No hice nada. Lo juro.

-Oh no, nada de eso. -Karen sonrió. -Quería pedirte un favor, preciosa. Verás, Shawn está fracturado. -rodó los ojos. -Tengo que salir y me preguntaba si podías pasar a verlo, hoy amaneció mal, dice que no puede levantarse porque le duele todo el cuerpo.

Ay sí.

Miré a mi mamá pidiendo ayuda.

AIUDA.

-Claro Karen, Aria irá.

CON UN DEMONIO LO QUE ME FALTABA.

Karen sonrió ampliamente, no tuve más remedio que devolverle la sonrisa.

-Sólo un par de horas, cielo. Créeme que no quería causarte molestias. -No me diga.-Pero Shawn insistió...-¿Qué?-..y bueno aquí estoy.

-Oh, está bien. Shawn haría lo mismo por Aria.

Oh pero claro, haría lo mismo por mi, me tiraría de un árbol para terminar como él.

Karen se despidió y subió a su auto casi a toda velocidad.

No me sorprendería que estuviese huyendo de su propio hijo.

Shawn era tan molesto. Y aun más molesta era tener que cuidar de Shawn. Toqué la puerta un par de veces hasta que escuché un adelante.

-Hola. -sonrió.

Fruncí el ceño. -¿Qué demonios haces aquí? Se supone que te duele el cuerpo, deberías estar en tu cama. -me crucé de brazos.

-Hice un gran esfuerzo para bajar. -hizo un puchero. -Y por eso no puedo mover mis bracitos ¿me alcanzas del control de la televisión? -sonrió malicioso.

-Me largo.

-¡No! Ya, voy a portarme bien. ¿Serás mi niñera? -hizo otro puchero.

-Hazlo de nuevo y te fracturo la cara. -dije refiriéndome a su puchero.

𝐌𝐢 𝐕𝐞𝐜𝐢𝐧𝐨 | s.mDonde viven las historias. Descúbrelo ahora