Epílogo

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La felicidad que recorría a Min Yoongi era francamente incomparable, llevaba muchos años sin recibir miradas orgullosas y felicitaciones. Ver la alegría burbujeando en los ojos de su hermano y de su novio no era comparable con nada que haya vivido antes. Después de dos años de esfuerzo y dedicación el cupo en la universidad por fin era suyo, aunque no estaba con una beca completa tal como Jimin tenía, haber entrado a música en la universidad nacional de Seúl con la mejor prueba de aptitud, le inflaba el pecho de orgullo.

Muchas cosas cambiaron desde que había conocido a aquella cabellera naranja hace ya dos años, aún recordaba cómo tuvo que explicarle a Jimin que lo había encontrado desnudó en la mitad de la calle, porque había confundido pastillas para el dolor de cabeza con alguno de los "productos" que en aquella época vendía. Sólo eso había bastando para recibir una buena reprimenda y muchas burlas de sus amigos. Porque ahora los tenía. El menor había iluminado su vida de tal forma que su familia había crecido, ahora Taehyung y Jungkook eran como sus hermanos menores. Incluso uno de los compañeros de danza del menor llamado Hoseok había pasado a ser una parte indispensable de su vida. 

Las cosas eran muy diferentes ahora, ya no había oscuridad en su interior si no muchas cosas francamente brillantes. Llegar a esa felicidad les había costado bastante esfuerzo, tanto él como Jimin asistieron a un largo y a veces tedioso tratamiento psicológico para lograr disipar todos los terrores y secuelas que un agitado año les había dejado. Por fin, había logrado conciliar todos los sentimientos encontrados que tenía consiguió mismo y con el mundo.

Subió las escaleras de dos en dos con una brillante sonrisa de encías rosadas. Previamente había llamado a Jimin y a Jin para contarles la buena nueva recibiendo una emocionada invitación a cenar por parte de su hermano. Su estómago se retorcía de emoción al llegar al pequeño piso que compartía con el menor hace algunas semanas. Controlando su respiración en frente de la puerta por la fatiga de haber subido prácticamente corriendo los 5 pisos, tomó las llaves de su bolsillo y entró. 

El departamento se encontraba en una penumbra escalofriante. Retiró sus zapatos y entró descalzo por el frío suelo. Movió el primer interruptor que encontró, pensando que la brillante luz lo cegaría rápidamente pero nada sucedió. Una vieja sensación de angustia se apoderó de su estómago. Tal vez Wang no había muerto, tal vez había llegado desde lo más recóndito de sus miedos y había atrapado a toda su felicidad. Desde que Jimin se convirtió en la razón de su existencia, no había espacio para pensar otra cosa a menos que él... fuera apartado de su lado. 

Temblando levemente caminó por el pasillo, sintiendo el frío recorrer su columna vertebral. Los nervios se disiparon como el humo justo en el momento en que fue consciente del elaborado camino de velas rojas a lo largo del pasillo. Las pequeñas llamas emanaban un delicioso aroma a rosas que endulzaba el ambiente y le hacía sentir profundamente feliz. Llenando sus pulmones de la gustosa fragancia tomó el picaporte dispuesto a ser feliz por una noche más. 

🥊 

Jimin mordía su pulgar tratando de controlar los nervios. Era la primera vez que se arriesgaba a hacer algo como esto. Tenía miedo de que su hyung no lo disfrutara, pero llevaba tanto tiempo deseándolo, que esta celebración le pareció la excusa perfecta. Ajustó las bragas de encaje que sensualmente apretaban sus caderas y tomó la venda de suave seda roja en el momento en que el picaporte se movió.

Dando una fuerte respiración corrió al lado de la puerta, tomando a Yoongi por sorpresa y cubriendo sus ojos en cuanto entró. Sujetó la tela con algo de fuerza, mientras susurraba sensualmente al oído de su hyung

— Felicitaciones~ hyung, lo ha hecho muuuy bien~ — una pequeña risita escapó de sus labios cuando guío al mayor hacia la cama y lo empujó sobre ella con determinación.

La sonrisa de Yoongi no dio espera, disfrutaba de sobremanera esta lasciva forma en que su pequeño de mejillas regordetas podía comportarse. No logró reprimir un gutural gemido cuando sintió las suaves esposas, apretarse en sus muñecas. Sabía que sería una tortura no poder tocar al pelinaranja pero tal vez este era el menor de sus problemas. 

La venda fue retirada de sus ojos y estos se deleitaron con el sensual cuerpo que tenía en frente. Estos brillaron de felicidad en el momento que recorrieron la tersa piel, observado las bragas rojas de encaje que se ajustaban como una segunda piel sobre los generosos muslos de su novio. Jimin se sonrojó fuertemente al notar el deseo y la devoción en esa oscura y lujuriosa mirada. Balanceó sus caderas en un tentador baile, estando siempre atento a la impaciencia que mostraba el mayor al verse atrapado por las esposas.  

El menor sonrió lascivamente gateando por la cama y trepando sobre Yoongi. Arrancó los pantalones rápidamente, relamiendo sus labios al ver el doloroso y exquisito empalme de su pareja. Sin mediar palabra y con los movimientos del mayor completamente restringidos por las esposas, se acoplaron en un vaivén que los elevó directo hacia el cielo. 

— Yoongi~ — gritó el pelinaranja cayendo sobre el cuerpo contrario cuando el poderoso orgasmo lo atacó. El mayor a pesar de encontrarse esposado a la cabecera continuó las embestidas hasta que su cuerpo también colapsó.

Con respiraciones agitadas se miraron a los ojos, diciendo palabras de amor con tan sólo una sonrisa cómplice. Sin abandonar la posición en que se encontraban, el menor se estiró y soltó el agarre de las esposas, siendo inmediatamente rodeado por los fuertes brazos de su Hyung. Sus esponjosos e hinchados labios besaron las muñecas levemente amoratadas por el esfuerzo. Finalmente, se acomodó sobre el blanquecino pecho contrario y suspiró, su novio ya no le temía a muchas cosas ni a las ataduras ni al amor. 

🥊 

Después de conducir por más de tres horas llegaron al frío y lúgubre lugar. Algo en lo profundo de sus pechos se estremeció, los cementerios nunca habían sido un lugar agradable. El menor apretó la mano del pelinegro tratando de infundirle algo de confianza. Así que este completamente determinado se acercó con los dos pequeños ramos de lirios blancos hacia las tumbas. Leyó las inscripciones y rebeldes lágrimas se colaron por sus mejillas. Sintiendo el cálido abrazo de Jimin sobre su espalda, ubicó las flores mientras decía 

— Ya los he perdonado. Pueden descansar en paz — liberando su corazón de todo el dolor que alguna vez albergó. Se escondió en el cuello de Jimin tratando de calmar su respiración, siendo consciente de que por fin era feliz como nunca jamás lo fue. 


¡Mis amados lectores! ¡Muchas gracias! No se imaginan lo feliz que me han hecho. Este es el final, finalísimo. Espero nos leamos en otra ocasión. Un abrazo gigante. Rían sin moderación. Si quedaron dudas o preguntas este es el lugar indicada para hacerlas y prometo que apenas pueda las responderé. ¡Besos! ¡Sean felices y amen sin moderación! 

Trouble  «Yoonmin»Where stories live. Discover now