3.Mr. & Mrs. Lehner®

10. Días

-Pueden verlo. Está bien, está sano.

-¿Ya podremos saber qué es?

-Pues yo ya puedo saberlo. Son cinco meses y aunque en el cuarto mes tuve mis dudas, ahora lo sé con exactitud.

Presiono la mano de Axel y él solo asiente. Mis manos tiemblan nerviosas.

-¿Qué... qué es?

-Es una niña.

-¡Oh por Dios!

Llevo mis manos feliz a la boca y siento algunas lágrimas querer salir. ¡Una niña! Eso significa... no puedo ser más feliz. Una mini personita con la que podré ser feliz... y es mía, nuestra. ¡Nuestra niña!

Observo el perfil de mi esposo, pero no encuentro emoción alguna, solo ve el ultrasonido sin nada más. Mi mente empieza a divagar millones de posibilidades... y no son buenas. ¿Estará feliz? ¿Le gustaría la idea? ¿ Y si él quiere niño?

Trato de mantener mi calma. Axel me ayuda a limpiar mi vientre y despacio me pone de pie. Un mareo instantáneo llega, pero se evapora en segundos, sintiéndome cansada camino hacia el doctor y tomo asiento, el revisa algunos papeles con mucha seriedad.

-¿Todo bien? - pregunta Axel.

-Sigue existiendo algunos números que no me gustan. Como lo he venido mencionando, las situaciones de estrés provocan el incremento del cortisol, cuando esto sucede hay una elevación constante y los resultados no son positivos; depresión, fatiga, bajos estados de ánimo. Mrs. Lehner, ¿qué situaciones provocan está reacción en su vida?

Me quedo callada y miro a Axel.

-Ninguna...

-Ella sigue en casa. Creí que de esa manera se reduciría el problema.

-El estar en casa no reduce nada, Mr. Lehner. Si su esposa es muy activa estar recostada en cama solo le estresará más. Deben buscar alguna actividad en la que su mente pueda relajarse.

Axel asiente y tomamos las indicaciones necesarias. Salimos del consultorio inmediatamente.

Ya en al auto viéndolo serio no puedo evitar preguntar:

-¿Te gusto la idea?

Él me mira.

-¿Cuál idea?

-De que sea niña.- Mi mano soba mi vientre.

-¿Por qué no me va a gustar la idea?

>>Cristel, está sana. ¿Qué más puedo pedir?

>>Tengo una hermosa esposa que me dará a una bella hija. No veo por qué no estar feliz.

-Creí que querías un hijo, un varón.

-Yo soy feliz así, Cristel.- Levanta mi mentón-. La idea de tener una niña me asusta, pero si te soy sincero, me gusta mucho. Sus labios presionan los míos y aunque siempre la he sentido como una especia de macita dentro de mí, ahora unos golpes me invaden.

Mis manos se dirigen a mi estómago y Axel me mira.

>>¿Qué pasa?

Agarro sus manos y las pongo en mi hinchazón. Puedo sentir como sus ojos se agrandan y detengo nuestros dedos entrelazados.

-Se hace notar. Ella está aquí.

Mi esposo me atrae a su regazo y mantiene su mano ahí. Mi cabeza se recarga en su pecho e inhalo su aroma.