Identity. | Peter Parker.

2.8

MJ
peter.

MJ
deberías ir a ver a Atenea.

Parker
Qué? Porqué?

Parker
Le sucedió algo?!

MJ
solo ve, parker, ahora.

     Peter llegó a la casa de la chica, preocupado por los mensajes de su amiga. La puerta estaba ligeramente abierta, cosa que alertó al chico.

—¿Atenea? ¿Estás en casa? — Preguntó entrando y cerrando la puerta tras de sí.

     Escuchó unos ligeros pasos en la cocina. Lentamente y sin hacer ruido, se dirigió al lugar, atento de cualquier cosa que pudiera haber allí. Bajó la guardia cuando se percató que era Atenea la que estaba allí, con los ojos hinchados y una cara de terror al verlo.

— ¿Estás bien? ¿Qué sucede?— Peter intentó acercársele, pero su pequeño grito lo detuvo.

—¡No te me acerques! Vete Peter, no quiero hacerte daño...

— No me iré de aquí, no te dejaré sola.

Atenea vio como su amigo se sentaba en el suelo frente a ella, sin intenciones de irse.

"¡Dios Peter! ¿Porqué eres tan jodidamente perfecto? Odio que seas así conmigo, haces que sea más difícil estar sin ti."

Atenea se apoyó en el muro detrás de ella y se dejó caer al suelo abrazando sus piernas y escondiendo sus lágrimas entre sus rodillas.

Peter se acercó lentamente a la chica y cuando llegó a su lado, la abrazó. Sintió como el cuerpo de su amiga se estremeció con su tacto y luego, las bombillas de luz en la cocina, al igual que las ventanas, se quebraron al mismo tiempo. Peter cubrió a su amiga para protegerla de los cristales que cayeron sobre ellos.

El joven se hubiera asustado si no supiera la causa del suceso extraño, pero sabía que Atenea era Gravity y que sus poderes eran los causantes de esto ¿Porqué el descontrol? Eso era algo que él no sabía.

Peter esperó que la respiración de su amiga se calmara un poco para poder decirle que debería ir a su habitación, pero no lo hizo al percatarse de los pequeños pies descalzos y los cristales esparcidos por toda la cocina. Con suma delicadeza, tomó a Atenea al estilo nupcial y la llevó hasta la habitación. La dejó ligeramente en la gran cama y se acostó a su lado.

     Luego de diez minutos, su amiga había parado de llorar y se había quedado dormida.

— No llores, Atenea ¿Si? — Dijo Peter en un susurro acariciando la mejilla de la chica dormida a su lado. — Te quiero, y me duele verte así aún sin saber la razón. Me gusta cuando sonríes, cuando te ríes, cuando arrugas la nariz cuando no entiendes algo, me gustas tú.

"¡Diablos! Me gustas tanto!"