O C H O

2.2K 157 18
                                    

Maratón 1/?

--

La alarma suena, y milagrosamente me despierta enseguida.

Y la verdad es que ni si quiera estaba dormida, porque no dormí mucho esta noche y cuando lo hice no descansé realmente. Las pesadillas no me dejaron hacerlo, y todo lo que sucedió ayer no ha dejado de reproducirse en mi mente.

El beso de Justin con Avery sigue enterrado en mi corazón para hacerme sangrar a cada segundo y no tener descanso del dolor.

Es que me arde el pecho, y cuando pienso en ello es aún peor. No imaginan lo que sentí cuando los ví, el dolor, y también los celos son un arma mortal.

Luego de lo sucedido en la cocina, Justin se marchó de casa, arrastrando a los demás chicos con él y la mini fiesta acabó ahí. Todos lo agradecieron. Es día de semana y la mayoría debía levantarse temprano.

Me levanto de la cama para ir hasta el baño, despojarme de la ropa y meterme a la ducha, buscando en el agua algún consuelo para mi destrozado y encendido corazón, pero nada, ni nadie parece tener el secreto para curarme.

Me permito llorar. No seré egoista al ocultar mi dolor, al no dejarlo salir. Eso solo me hará peor, y no puedo hacerme eso.

Estoy agotada; muy agotada. Tal vez debería dejar mi estúpida misión de hacerle ver que lo que digo es verdad y retirarme de este juego peligroso que he comenzado, en el que, probablemente, solo saldrá dañada una persona y esa persona seré yo.

Tal vez debería alejarme definitivamente de él para poder olvidarle y dejar de amarle, y así dejar de sentirme de esta manera de una vez por todas.

(...)

No puedo creer como es que mis hermanos y mi cuñada se han levantado temprano solo para llevarme al colegio.

-No es necesario - digo y luego bebo de mi café.

-No es solo por tí, queremos recorrer los lugares en los que hemos estado - responde Chris.

Todos nos miran con atención y luego de reír; mis padres se levantan para irse a sus respectivos trabajos.

Al rato, voy por mis cosas y los cuatro salimos de casa para juntarnos con Leslie en la esquina de siempre.

Luego de que se saludara con mis hermanos como si también fuesen los suyos, y a mi cuñada como si también fuese la suya, emprendemos rumbo al colegio.

Mi mejor amiga se va atrás junto a mis hermanos mientras yo con Melanie unos pasos más adelante. Hablamos de anécdotas, de su vida, de Londres, de su familia y luego, ella me mira con atención y frunce el ceño.

-¿Dormiste algo? - pregunta - ¿Haz descansado bien si quiera durante las últimas semanas?

-Claro - le entrego mi más sincera sonrisa.

-Brooke, no es necesario que me mientas. Tienes unas ojeras gigantes, ojos sin brillo alguno y pareciera que no sé... Te ves muy cansada - muerdo mi labio a la vez que miro al suelo - Sé que tal vez no querrás contarme, pero puedes confiar en mí; no te juzgaré.

Por un momento todo se junta en mi boca y estoy a punto de abrirla para contarle todo y poder desahogarme con alguién. Tengo todo atorado dentro, y eso me está ahogando, me está destrozando también.

Trago saliva con dificultad y le miro mientras niego con la cabeza.

-Debe de ser porque ahora estoy trabajando - le bajo el perfil y me encogo de hombros.

-No insistiré. Sé que no trata de trabajo, pero si alguna vez quieres hablarlo con alguien, aquí estaré para escucharte - le agradezco con una sonrisa.

My Stupid DirectorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora