Capítulo 13

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(Adam)

Ayer el estúpido de Jason me había dejado casi inconsciente con una paliza. ¿Saben para qué? Por el simple hecho de que estaba descargando su ira por lo que ocurrió hace más de 5 años.

¿Puede llegar alguien ser tan hipócrita? Pues la respuesta es sí.

—¿Por qué? —escuché hablar a Julia, con el dolor y la tristeza mezcladas en esas palabras

—lo siento mucho, —ella suspiró— sobre tu pregunta...no lo se...—dije apenas, porque el golpe que me habían dado en mi estomago me dejó sin fuerzas ni para hablar—. me pregunté lo mismo cuando ese bastardo asesino a mi mujer y a...

No logré seguir, la toz se había apoderado de mi garganta, tuve que escupir un poco de sangre, respirar hondo y tranquilizarme para poder responder a la pregunta de la pequeña al otro lado.

—¿Qué pasó? —un suspiro salió de mi boca, los recuerdos golpearon con fuerza en mi mente.

Ya es hora. Hora de ser libre.

—Hace aproximadamente cinco años, cuando aún iba al colegio, conocí a una bella mujer. —sonreí al recordar a Amalía.

—¿Cómo era ella? —me interrumpió la niña

—Ella era...perfecta, con su pelo ondulado, con su piel tan blanca y suave como la nieve —la imagen de ella se me vino a la memoria—. Amalía era una mujer valiente, siempre daba todo por el todo, jamás bajaba la cabeza por nadie. Ella no tenía filtro, —reí con dolor— era muy vengativa, y en una de esas venganzas nos conocimos.

—¿Cómo conociste a...? —tenía claro de quien hablaba y el porque Julia ya no lo nombraba.

—aunque no lo creas, Jason fue mi mejor amigo desde que tenía memoria —mi vista se había puesto lejana— siempre competiamos por todo, pero siempre estábamos el uno para el otro. Pareciamos una pareja recién casada muchas veces —reí amargamente.

—Si eran tan amigos...¿Por qué ahora se odian a muerte? —esa pregunta era a la que más temía.

—a la edad de 17 años, me enamoré por completo de Amalía, tanto así que necesitaba conquistarla, deseaba con toda mi alma que ella fuese mía, pero ella era difícil, era directa, y muchas veces hasta llegaba hacer cruel —me reí una vez más, al recordar cosas del pasado— es por ello, que recurrí a mi mejor amigo, a mi hermano del alma, para que me ayudase.

Todo era perfecto, el plan de conquista estaba listo, solo debía ponerlo en marcha, y así fué. Cuando estaba por cumplir los 19 años, y ya había entrado a la universidad, que por suerte o destino, como quieras llamarlo, Amelía también había quedado allí, por lo tanto, todo estaba a mi favor.

Era un día de invierno, en donde el día era más helado que de costumbre, llegué al lugar de estudio más nervioso que nunca. Y ahí estaba, la mujer con quien, luego de dos años, me casaría. El recuerdo de su rostro sorprendido, cuando le lleve flores y le canté una canción frente a todos los demás alumnos, sigue viva en mi mente. Simplemente me acerque a ella, me arrodille y le pedí, casi le rogué, que fuese mi novia

—¿Sabes cuál fue su respuesta? —me reí sin poder evitarlo—. "Idiota mal nacido ¿Por qué demonios tardaste tanto?" Y finalmente la besé.

Corazones Congelados #PGP2018Where stories live. Discover now