Capitulo 3

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(Julia)

Aquellos desconocidos me habían salvado la vida pero no la de mi abuela. Ella me había dado todo, me recogió cuando mi madre fue asesinada, cuando mi padre me abandonó a mi suerte y ahora no la volvería a ver nunca más. Vi a mi madre morir y ahora también a mi abuela.

¿Quien más deberá morir por mí?

¿Has sentido alguna ves que eres un error?

¿Qué no deberías haber existido?
Pues desde que las personas que más amo me han dejado, me echo ese tipo de pregunta variadas veces.

El lugar en donde nos había traído el dueño del auto era una casa a las a fuera de la ciudad. Cuando bajé del vehículo lo primero que mis ojos captaron fue el hermoso bosque aún lado de la mansión. La casa/mansión era enorme, estaba algo mal cuidada pero definitiva era muy bonita. Por dentro era aún más hermosa, tenia cosas viejas que le daban un estilo tenebroso pero lindo.

Estaba nerviosa y asustada, todo esto era desconocido, me sentía fuera de lugar con la mirada de esa mujer que llegó a mi casa en el momento preciso en el que comenzó el tiroteo. Su mirada da demasiado miedo, es como si ella no tuviese emociones, su boca está recta, sus ojos verdes y penetrante me escudriñan de pies a cabeza, me siento expuesta, como si fuese un libro abierto para ella. Él no se queda atrás, su boca está igual de recta, sus ojos azules están oscuros ocultando cualquier rastro de emoción. Ambos están en la misma posición solo que en extremos opuestos, me miran poniéndome aún más nerviosa. El silencio reina, nadie habla, solo se dedican a observarme mientras yo solo miro el suelo.

Me quiero ir, gritar, llorar, siento que todo el mundo está en mi contra, siento que todos los problemas se me vinieron encima y por si no fuera poco, ahora debo ocultarme, porque alguien me quiere muerta. Debo encontrar a los responsables de que mi madre ya no esté a mi lado, sonriéndome, dándome palabras de consuelo, diciendo que todo va estar bien.

Estoy demasiado nerviosa, mi cuerpo no deja de temblar, me cuesta demasiado mantenerme firme, las lagrimas están luchando por salir, cada vez se acumulan más.

Levantó mi cabeza al oír que Sarah, creó que ese era su nombre, comienza con un interrogatorio dirigido al hombre, que se mantiene inexpresivo sin responder ninguna pregunta.

-¿Quien eres?¿Por qué nos ayudaste? -pregunta Sarah con voz firme y fría pero sin obtener respuesta-. Mira idiota solo debes abrir la boca y hablar, así de simple o es ¿que a caso te comieron la lengua los ratones? -Volvió hablar más que molesta pero sin respuesta-. ¿Me podrías decir tu nombre o es que eres mudo? -la legua filosa de esta chica vuelve a la ataque mirando a su contrincante furiosa.

-Adam -responde el chico con indiferencia- Se pueden quedar lo que quieran, sino la puerta es bastante ancha -respondió-. Chica del callejón -prosiguió luego de una pausa.

Enfoqué mi vista en Sarah, que con lo último que había dicho Adam, apretó los puños y maldijo en voz baja. Finalmente, ella miró al chico, quien estaba con la vista puesta en ambas esperando una respuesta a su pregunta no formulada.
Luego de unos minutos su vista dio con la mía y con voz fría se dirigió a mí.

-Nos quedaremos, -sentenció- pues no tengo lugar alguno donde ir, no me apetece mucha la idea pero no hay opción.

Solo me dediqué asentir. No tenía ningún deseo de hablar ni mucho menos con ella.

-Esta casa tiene varias habitaciones, elijan las que quieran. -hizo una pausa y luego añadió-¿Cuál son sus nombres?

-Sarah -respondió ella con la misma indiferencia que Adam había respondido anteriormente la misma pregunta- y ella es Julia -añadió, respondiendo por mí-. ¿tienes algo de comer?. -preguntó al dueño, sin ningún sentimiento de vergüenza en su mirada.

-Sírvanse lo que quieran, me voy a la cama, buenas noches -respondió y se fue.

Ella quedó pensativa, miró en varias direcciones hasta toparse con un puerta, avanzó como si esta fuese su casa y saco de la cocina dos bowl, una leche y un cereal. Me miró, se encogió de hombros y haciendo una mueca de dolor siguió con lo suyo. Al cabo de unas horas estábamos llenitas y listas para ir a dormir.

En ningún momento habíamos hablado, solo la música de los servicios chocando, entre sí, se oía en el aire. Me levanté sin decir palabra alguna de la mesa, subí las escaleras al segundo piso y me encaminé en un pasillo en busca de algún dormitorio para dormir.

La primera habitación que encontré era bonita pero salí tan rápido como entré, ya que era la habitación de Adam, él me observó enojado por esos segundos en los que estuve dentro pero...

¿Qué sabia yo que esa habitación ya estaba ocupada por el dueño?

Llegué al final del pasillo, una habitación estaba sellada, con un letrero que decía " prohibido entrar", soy demasiado curiosa para dejar de lado esa puerta. Necesito la llave, ya será en otro momento. Seguí con mi búsqueda de una habitación para mí, la que estaba al frente de esa misteriosa puerta me llamo la atención debido al color diferente que esta tenía con las demás.

Todas la puertas de las habitaciones era de un café pálido y horrible. En cambio, esta es de un color rosa brillante pero sin llegar a ser chillón .

Abrí la puerta...

-¡¡¡¿¿QUE CARAJOS HACES AQUI???!!!! -Un grito masculino demasiado fuerte me sobresalto.

Me gire alejándome de esa puerta. El rostro de Adam estaba rojo de furia mientras que todo mi cuerpo temblaba.

-yo...yo...yo -las palabras no salían pues sentía mucho miedo.

-Tú, ¿Qué? -ya no gritaba pero su voz seguía molesta y sus ojos eran tan fríos que parecían dagas de hielo directo mi persona.

-Escúchame bien niña, -Pausó y se acerco a mi rostro -A esta habitación no entras y a la que esta al frente tampoco, ¿Me entendiste?.

Asentí inmediatamente, luego de observarme unos segundos, dio media vuelta y entró, de un portazo, a su habitación.

Me metí en la habitación continua, me acosté y lloré en silencio.

Corazones Congelados #PGP2018Where stories live. Discover now