Capitulo 4

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(Sarah)

Así que él era..

Jamás pensé que lo volvería haber y menos en una situación como esta. Aunque debería darle las gracias por habernos salvado a la niña y a mí.

Pobre Julia, ver morir a su abuela no debió ser una vista muy agradable, aparte que esa imagen le quedará impregnada en su memoria sin dejarla vivir tranquila.

Cuando llegué a esta casa, lo primero que hice fue interrogar al chico que nos salvo ¿Por qué? Simple, es demasiado extraño que un desconocido te ayude, arriesgando su propia vida, te lleve a su casa y te deje vivir en ella el tiempo que desees. No le tengo mucha confianza, en realidad yo no confió en nadie porque hay veces en la vida que la persona que menos crees que te dañará, es la primera en hacerlo.

Uno debe andar con cuidado, elegir bien a sus amistades porque cuando quieras retroceder, será demasiado tarde. Lastima que lo aprendí a la fuerza.

Luego de haber comido con la niña, me fui a elegir habitación para dormir un poco porque mañana me pondría a investigar acerca de aquellos números que la madre de julia puso en el papel.

Iba subiendo la escalera cuando un grito me freno.

—¡¡¡¿QUÉ CARAJOS HACES AQUÍ!!!?? —ese era Adam hablando con alguien, más bien gritando, ¿Quién será?

Hubo un silencio en el que a proveche para subir los últimos peldaños de la escaldara. Me enojé muchísimo al ver que Adam le gritaba a julia, iba interrumpir pero el chico habló primero.

—escúchame bien niña, —pausó y se acercó más a ella— a esta habitación no entras y a la que esta al frente tampoco ¿entendiste? —ella asintió y él se fue a una de las habitaciones cerrando la puerta de un portazo.

Julia se adentro a la habitación de al lado con mucha rapidez cerrando la puerta tras de ella.

Me dirigí a la habitación de Adam más que molesta por la escena que había procesado. ¿Cómo se le ocurre tratar a una niña así?, no es que me interese lo que le pase a ella pero lo que él hizo no está bien. Abrí la puerta de golpe y de la misma manera la cerré. Adam dio un salto en la cama, se giro hace mi dirección y me miró furioso.

—y a tí, ¿qué te pasa? —preguntó con fastidio

—Yo me estaba preguntando lo mismo ¿Por qué le gritaste a julia? —él viró los ojo y me miró mal.

—Esa niña se estaba metiendo donde no debía —respondió con frialdad.

—tal ves pero ¿Ella cómo iba a saberlo? A menos que sea adivina —le dije en el mismo tono.

Él se levantó, camino hacia mí quedando a centímetros de mi cara pudiendo llegar a sentir su aliento en ella. La luz de la luna era lo único que alumbraba la habitación, sus ojos azules brillaban en la oscuridad, su rostro estaba serio mientras me miraba.

—Quizás fui algo brusco pero lo bueno es ahora ella lo sabe —Dijo finalmente, sin alejarse.

—Tienes que disculparte —susurré fría, sintiéndome muy rara por su cercanía.

—Tú no me dirás que hacer —Se separo de mí y se sentó en su cama.

—Eres un idiota, —masculle levantando mis brazos en un movimiento demasiado brusco —¡carajo! —murmuré poniendo mi mano en mi hombro.

《 Me había olvidado por completo que tenía una herida de bala》

—Siéntate, iré a traer el botiquín de primeros auxilios, —Se levantó sin dejarme responder, desapareciendo por una puerta que supongo que es el baño. A los minutos volvió con un botiquín en la mano —¿Que haces ahí?, Siéntate —ordenó indicándome la cama

—Yo tampoco obedezco ordenes, —le dije con odio— Menos de tí

Un silencio se produjo al momento en que las últimas palabras salieron de mi boca. Nuevamente Adam se había acercado, encendido en ira, su rostro estaba demasiado cerca para mi gusto, mi respiración se había acelerado y mi pulso se fue al demonio.

《¿Qué es lo que pasa conmigo?》

—No me importa —-me dijo al oído —Te sientas o te siento, así de simple.

Yo no podía dar créditos a lo que sentía. Mi cuerpo estaba reaccionado ante su voz tan grave. Podía sentir que mis piernas se convertian en gelatina y que todo mi ser temblaba. Me di cuenta que había permanecido muda durante mucho tiempo, necesito escapar te aquí ya. Me aclaré la garganta, respire profundamente y puse mi cara más indiferente que pude.

—Atrévete y te dejo sin hijos —amenacé apuntándole con el dedo

—Tampoco quería tenerlos —.

Mordí mi labio para no gritar cuando el algodón con alcohol tocó mi hombro izquierdo.

《manerita de hacerme callar》

Una vez que terminó me vendó y guardo el botequín en su lugar.

—Gracias —dije con odio— ahora aléjate.

—De nada —respondió neutro— con gusto — añadió dirigiéndose a su cama.

Una vez libre salí de ese lugar disparada, sin poder dejar de pensar que demonios fue lo que me paso adentro.

Yo soy una mujer fría, sin sentimientos, una mujer que no merece ser amada y ni puede dar amor. Soy Sarah, una mujer abandonada que ni siquiera su sombra la acompañó. El amor te hace débil, ingenuo y te quita la razón. Ahora...

¿Quién dijo que lo que sentí fue amor?

Horrorizada por aquel pensamiento, me encerré en la habitación más cercana, es decir, al lado de Adam. Me saque la ropa, quedando en prendas menores, me tape y cerré mis ojos.

¿Me dormí?

Ojalá hubiera sido así, pero no, mi mente no me lo permitió. No podía dejar de pensar en aquel hombre que se encontraba a unos cuantos pasos.

Esto es muy malo. 

Corazones Congelados #PGP2018Where stories live. Discover now