Tiempos de Odio - Parte II

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Harry se transformó en un gigantesco tigre de bengala blanco, Sirius estaba por protestar, pero cuando vio la mirada de su ahijado entendió que era imposible discutir en ese momento. Un gran perro negro apareció al lado del tigre que caminaba de un lado al otro respirando con la boca abierta, mostrando los dientes y produciendo un ronroneo amenazador a la criatura que antes había sido Remus Lupin.

El Castillo, tan majestuoso e imponente como siempre se levantaba de forma sublime tras Harry. El hombre lobo, casi atraído por las luces que emanaban la imponente fortificación dio un paso hacia esa dirección, luego otro y otro. Harry, gruño molesto y cuando Lupin acerco hasta él, dio un zarpazo directamente en la mejilla de la criatura. Remus gimió por el golpe cayendo sobre un lado de su cuerpo. Rápidamente se puso de pie y miro a su atacante. Los ojos verdes de Harry brillaron de forma amenazadora y un potente rugido se escuchó en la inmensidad de la noche. Sirius gruño erizando todo el pelo de su lomo y mirando con enojo a su antiguo amigo. El hombre lobo al verse rodeado, retrocedió un par de pasos y se fue con dirección hacia la espesura del Bosque Prohibido.

Albus Dumbledore miraba de forma tranquila desde el umbral trasero del castillo. A su lado había una nerviosa y al punto de la histeria Minerva McGonagall. Hermione Granger horas antes le había avisado histérica y llorando, como un perro grande y negro, había raptado a Ron Weasley y como Harry Potter, Daphne Greengrass y Luna Lovegood había ido en su rescate.

Ambos adultos, por insistencia de Albus Dumbledore esperaban desde la entrada, desde que la luna había salido las posibilidades de que Remus Lupin convertido en un hombre lobo estuviera vagando por los terrenos aledaños al bosque prohibido eran altas. Arriesgarse a tener que enfrentarse a una criatura con una piel resistente a poderosos hechizos dejando desprotegida era una misión suicida con un asesino suelto, avisar al ministerio sería contraproducente para el profesor. En palabras de Dumbledore Potter, Greengrass y Lovegood habían dictado su propia sentencia al no volver al castillo y no llamar a un profesor.

Sin embargo, lo único que no hacía que Minerva McGonagall no se lanzara ella personalmente a buscar y asesinar ella misma a su protegido por su imprudencia era que Gaya, la fénix del muchacho, había desaparecido hacía ya un tiempo y eso solo significaba que Harry la había llamado o el ave, por conexión con el joven, sabía algo que los demás no.

Un estridente y melodioso canto se escuchó no muy lejos de la ubicación de ambos profesores y entonces se vio. Una bola de fuego, como si fuera un cometa se aproximó a su ubicación. Paso como por encima de ambos adultos y como si de un momento a otro hubiese perdido fuerza la bola de fuego se deshizo en el aire haciendo que todas las personas que Gaya terminaran en el suelo y rodando unos centímetros por inercia. Gaya, completamente exhausta, cayo girando un par de veces en el suelo quedando tirada de apoyada sobre su pecho y gimiendo lastimosamente de cansancio.

Minerva McGonagall y Albus Dumbledore corrieron hasta donde estaban los recién llegados. Luna fue la primera en levantarse y tomar a la caída Gaya entre sus brazos. Ron Weasley, gimiendo de dolor, logró sentarse en el frio suelo del pasillo, Snape por su parte, se puso de pie. Daphne se movió lentamente ayudada por Luna, pero el llanto la supero y cayo arrodillada llorando furiosamente.

—¿Qué fue lo que paso?, ¿Dó-dónde está Harry? —preguntó con miedo a todos los presentes. Al ver a la Slytherin llorar completamente histérica su miedo comenzó a aumentar y su cuerpo comenzó a temblar —. ¿Dónde está Harry? —volvió a preguntar respirando de forma agitada.

—Creo que antes tenemos que ir a la enfermería —dijo Snape suavemente —. El Señor Weasley necesita tratamiento. Ahí vamos a explicar todo lo que paso.

—¡NO! —gritó Daphne —. ¡TENEMOS QUE IR A BUSCAR A HARRY Y A SIRIUS!

—Señorita Greengrass, la magia no sirve para pelear contra un hombre lobo, si el Señor Potter es lo suficientemente inteligente como creo va a transformarse en su forma animal y de esta manera salvarse de que lo muerdan y recuerde que no está solo, Black también es un animago —dijo Severus de forma rápida y tranquila haciendo levitar a Ron Weasley

Obsoleto - El Orden Natural De Las Cosas - ObsoletoWhere stories live. Discover now