Una Dolorosa Verdad

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Minerva comenzó a caminar a la salida, Snape se había quedado completamente estático, nunca, en todos los años que conocía a McGonagall la había visto tan enojada, decepcionada y triste. Antes de pasar el umbral de la puerta Minerva se detuvo y miró a Snape una última vez y dijo.

—Reza porque Daphne Greengrass pueda sacarlo del pozo en donde lo tiraste y quiero que te en claro una cosa, y nunca más lo voy a volver a repetir. Si a Harry le llega a pasar algo y me entero que es responsabilidad directa o indirecta tuya, te juro por mi magia y vida que no vas a volver a ver la luz del sol nunca más. —sentenció Minerva con una mirada completamente helada al igual que su voz.

Daphne se abrazó fuertemente a medida que el relato de Harry avanzaba. Los ojos del muchacho eran confusos, se notaba que había una mezcla de sentimientos y que eran difíciles de interpretar para el joven mago. Cuando el relato termino, Harry no aparto vista del fuego de la chimenea del aula del tercer piso. Luna recostó su cabeza en el hombro de su amigo y también contemplo el fuego.

—¿Harry, como te sentís? —preguntó Daphne en voz baja.

—Yo... no sé, me siento raro. Al principio me sentía muy decepcionado de que las cosas fueran diferentes a como Minerva me las había contado... pero me siento extrañamente tranquilo. —dijo Harry con suavidad.

Daphne soltó ligeramente el abrazo y lo miro directamente a los ojos de su novio extrañada. Harry la miró con una ligera sonrisa. La heredera Greengrass pestaño un par de veces sorprendida y con una gran sonrisa se arrodillo en el sofá en el que estaba y lo abrazo fuertemente rodeando con sus brazos el cuello del muchacho.

—Creo que lo que más me molesta es saber que Minerva me sobreprotege demasiado, pero me di cuenta que prefiero saber lo bueno y lo malo de mis padres, ellos eran personas... todos cometemos errores. —agregó mirando el fuego con una sonrisa. Daphne sin dejar de abrazarlo lo miro directamente a los ojos.

—Estoy muy orgullosa de vos Harry. —dijo alegremente para después darle un beso en la mejilla.

Luna se despegó ligeramente del hombro de su amigo y los observo a ambos con una sonrisa. Harry y Daphne se habían quedado estáticos mirándose fijamente a los ojos, sus narices se tocaban, pero no hacían nada más, solo se seguían mirando. Así eran ellos, no tenían que decirse nada, no tenían que hacer nada, solo con mirarse a los ojos y estar juntos podían darse todo el confort que el otro necesitara.

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Durante la cena Minerva no sacó su vista de su joven protegido, se lo veía extrañamente tranquilo al lado de sus amigas. Cuando la comida terminó y los alumnos subieron a sus salas comunes, ella también caminó hasta la torre de Gryffindor. Ahí estaba, riéndose mientras que le mostraba a una maravillada Hermione Granger un nuevo hechizo. Harry se dio vuelta y la vio directamente a los ojos se acercó al odio de la chica y susurro.

—Tengo que atender un asunto, ahora vengo.

—Bueno Harry, te esperó. —respondió alegremente.

Harry caminó hasta donde estaba su profesora. Minerva miró sorprendida como Harry caminaba tranquilamente, sus ojos ya no se veían entristecidos y confundidos, sino con una extraña tranquilidad.

—¿Profesora McGonagall podemos hablar en privado? —preguntó Harry.

—Por supuesto, Señor Potter. —contestó Minerva, volviendo a la realidad.

—Minnie... —dijo Harry fuera del cuadro y asegurándose que no hubiera nadie —. Creo que me sobreproteges demasiado —continuó con una sonrisa —, entiendo que quieras evitarme que me sienta decepcionado por los errores que hayan cometidos mis padres en el pasado, pero quiero saber cómo eran de verdad, lo bueno y lo malo. Yo más que nadie sé que el mundo no es color de rosa... —Harry se acercó hasta Minerva, la abrazó y casi de forma susurrante continuo —. Gracias por querer protegerme, pero prefiero una dolorosa verdad a un mundo lleno de ilusiones. Te quiero Minnie.

Obsoleto - El Orden Natural De Las Cosas - ObsoletoWhere stories live. Discover now