Capítulo 9: Nueva oportunidad

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En ese espacio reinaba el silencio sepulcral siendo fundido con la conmoción en el rostro de todos los presentes. Todos miraban con impresión al chico que yacía aterrado sin su capucha en el medio del escenario.

Bajo las luces el chico resplandecía de belleza por sobre las demás cosas. Sus ojos azules cielo delineados por esas gruesas y largas pestañas que le daban una mirada cautivadora a pesar de que en ese momento estuvieran temblando con lágrimas en las comisuras, sus rosados y delicados labios que soltaban jadeos de nerviosismo, junto con su nariz perfilada y resto de facciones detalladas y angelicales que, con su suave cabello marrón crema contrastando al resto de su rostro, hicieron a los que lo tomaban de los brazos soltar el agarre. Entonces se apoyó del suelo, débil y sollozando.

Matthew por la impresión se había quedado paralizado. Su mirada estaba clavada en la belleza de Owen, pero entonces cayó en cuenta de cómo las personas lo veían y la expresión que él tenía; completamente aterrado. En un momento su mirada se cruzó con la de Owen cuando este estaba mirando nervioso a todos los presentes. De inmediato su corazón palpitó de tal forma que llegó a doler.

-Owen... -susurró mirándolo mientras daba un paso hacia adelante.

Pero el chico salió corriendo afuera de la sala escondiendo antes de que pudiera hacer algo. Matthew no dudo en ir tras él.

Se abrió paso entre el grupo de Myers, que estaban igual de estupefactos, dándoles un empujón de por medio, a propósito.

En el recibidor, Liam seguía con su frustrante llamada al trabajo, pero al ver a Owen salir corriendo al campus desesperado y sin su capucha puesta y su gorra en quien sabe donde, su corazón se paralizó por un instante, pero entonces reaccionó al ver que Matthew iba persiguiéndolo, fue tras ellos igualmente, con un único pensamiento en su cabeza.

No puede ser... No puede ser... No puede ser... Owen!...

-¡Mierda...!

. . .

Matthew siguió a Owen por el campus, pero de un momento a otro lo perdió de vista. Sin embargo no quiso dejarlo ir, así que se dirigió al edificio en donde veían clases. Pero no había ni una sola alma en los pasillos, ni en los salones, o las oficinas. Pero entonces pensó que tal vez podría estar en la azotea, así que, con rapidez subió las escaleras hasta el último piso, ahí tiró de la perilla y salió al exterior. La azotea era amplia con estructuras no tan altas que formaban parte de las de abajo o de pequeños centros de control de la electricidad.

Buscó con la mirada alguna señal de vida, pero no vio nada, hasta que de repente el sonido de un leve sollozo llegó a sus oídos junto al soplido del viento. Entonces caminó hacia allá, provenía de la parte de atrás de una de las estructuras, a medida que iba avanzando el sonido se hacía más fuerte hasta que llegó al punto de poder escucharlo claramente. Al asomarse a la esquina, se encontró con la persona a la que estaba buscando.

-¡Owen! -éxclamo de alivio.

El mencionado estaba en una de las esquinas abrazándose a si mismo con su capucha nuevamente puesta y escondiendo su rostro al mismo tiempo que temblaba y de sus ojos desbordaba lágrimas sin sesar, pero al ver que él se le acercaba retrocedió en un reflejo encogiéndose más hacia la pared, esto hizo que detuviera su paso y su expresión cambiase a uno de sorpresa.

-N-no me toques... -gimió Owen temblando.

Pero no podía no hacerlo, no cuando estaba en ese estado, no pudo resistir más y sin dudarlo rodeó a Owen con sus brazos para atraerlo a su cuerpo, el chico intentó alejarlo en un reflejo, pero al tiempo fue dejando el forcejeo de lado y simplemente se dejó envolver por sus brazos. Sólo entonces Matthew pudo acercarlo más a su cuerpo.

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