24 Ala, majo. Agárrate a esa.

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Durante los días siguientes en la casa de Tom, procuro marcar cierta distancia con Derek. Aunque seguimos fingiendo ser una pareja frente a él, ambos sabemos que no es así.

No estoy segura de si Derek llegó a pensar en algún momento, que el sexo entre nosotros, daba por hecho la existencia de una relación. Pero bueno, fuera lo que fuere, ya le ha quedado claro que no. Mi actitud del otro día tras la reunión, le ha dejado bastante claro que, en mi vida, nadie mete las narices.

Durante la mañana, además de pasar unas cuantas horas esperando para embarcar en el avión de vuelta a New York, no ha pasado gran cosa. El viaje ha sido tranquilo, ameno, y como si mi sistema me pidiera caos a gritos, he decidido pasarme por el Dirty Diamond, antes de ir a casa.

¡Me cago en todo!

El Dirty Diamond está hecho una mierda. Por más que lo han limpiado las personas que tengo contratadas, el resto de desperfectos están a la espera de mi supervisión.

Derek silba a mi lado con sorpresa.

¿Por qué coño lo he traído conmigo?

Porque te comían por dentro las ganas de ver tu negocio antes que nada. Me recuerda mi conciencia.

Es verdad... y por ello, tengo ganas de gritar, de coger a alguien y destrozarlo a golpes aquí mismo. Pero en lugar de eso, respiro hondo, cierro los ojos y expulso el aire de mis pulmones mientras me pellizco el puente de la nariz.

- Por esto estabas de mala leche - se atreve a adivinar Derek.

Sus palabras, su voz... ¡Todo! Hace que me hierva la sangre. Desde que me enteré de que habían intentado robar en el Dirty durante mi ausencia, estoy las veinticuatro horas con la mosca detrás de la oreja. Intento hacerme creer que no ha podido ser Thomas, por el hecho de ser policía, pero... ¡Joder! No puedo hablar con Derek. No puedo dejarle saber nada, ni permitir que vea dónde está escondido el laboratorio. Si Derek se entera, y por algún motivo "policial" le comenta ciertos detalles a Thomas, y este capullo resulta ser el cerdo que intentó robarme mediante terceras personas... La puedo liar muy, muyyyy gorda. No respondería de mi, eso seguro.

- Cállate. Hazme ese favor, anda - le bufo a Derek. Lo que menos me apetece, es tener que escucharle y mentir diciéndole una tontería tan grande como que, éste destrozo, ha sido todo producto de una pelea de borrachos.- Jhon. ¿Recuerdas quién reformó el Dirty la primera vez?

- Por supuesto.

- Pues llámalo. Que venga, se ponga manos a la obra, y que éste antro esté abierto para este fin de semana - ordeno, y sin más dilación, giro sobre mis talones, doy la espalda a todo el desastre en el que se ha convertido mi negocio, y me largo de allí.

En casa, por suerte para todos, Alise se las ha apañado estupendamente. Para cuando llegamos la cena está casi lista, así que me da tiempo a ducharme y acomodarme de puro milagro. Disfruto de una rica lasaña de espinacas, y después, haciendo caso omiso a las intenciones que Derek tiene de hablar conmigo, me llevo a Jhon a mi despacho, y empezamos ha hablar de todo lo que me he tenido que callar durante esos días en casa de Tom.

- Mañana a primera hora estarán arreglando el Dirty. Ya les he metido presión para que se den prisa y lo tengan preparado para este fin de semana.

- Bien - suspiro.- Pero eso no es lo que realmente me preocupa - confieso.- Necesito que encuentres la manera de que Derek y Thomas no metan las narices en esto. Que no sepan más de lo poco que saben.

- Insinúas que...

- No lo sé. Pero prefiero no arriesgarme. No me fío de Thomas. Además, tengo que hablar con Cosmo y pedirle que haga toda la cantidad que acordé con Tom. Tengo que enviársela cuanto antes para que empiece a moverla, a moverse él, y que encuentre la información que ha dicho que me va a...

Norah Fox Where stories live. Discover now