Desde las cenizas

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—Por Merlín hay que ayudarlos —dijo Minerva nerviosa comenzando a alterarse —. ¡Albus hay que hacer algo! —gritó alterada.

—No, podemos, este fuego no se puede apagar a menos que su invocador lo haga desaparecer. —sentenció Albus Dumbledore con los ojos abiertos mirando a los dos estudiantes. Minerva abrió grande los ojos y viendo a sus alumnos se mordió el labio de frustración.

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Harry vio shockeado como Gaya salía despedida hacia atrás de donde estaba, vio la sangre de su serpiente en sus dedos. Estaba completamente shockeado, tenía su boca ligeramente, su respiración era rápida, sus ojos estaban muy abiertos. Quirrell chasqueo los dedos y sintió que algo lo envolvía, una soga lo había atado a él y a Daphne haciendo que estuvieran inmóviles.

Quirrell lo miro con una sonrisa.

—Potter, Potter, Potter, sin lugar a duda, ambos fueron un fastidio, siempre sospecharon de mí, ¿no es así? —dijo Quirrell apuntando a Daphne con su varita —. Si esta estúpida no hubiese prendido fuego mi túnica yo te hubiese matado ese día en el partido. Ahora esperen tranquilos en el lugar, tengo que terminar de sacar la piedra filosofal de este interesante espejo. Mientras nuestros invitados nos observan. —continuó mirando al espejo de Oesed en el medio de la sala. Harry y Daphne miraron a sus profesores y el director mirando detrás de un fuego que les impedía el paso.

Quirrell se miró un momento al espejo.

—Veo la Piedra... se la doy a mi maestro... pero ¿dónde está?

Harry vio el turbante, su cicatriz comenzó a arder, se sereno por todo lo que había pasado.

—Siempre estuvo detrás, en la nuca. —dijo Harry.

Quirrell se dio vuelta dejando de concentrarse en el espejo y lo miro con una sonrisa de suficiencia.

—Ambos siempre supieron que estaba poseído, son increíbles. Él está siempre conmigo —dijo tranquilamente —. Viajaba por el mundo cuando lo conocí, era joven e idealista, lleno de estúpidas ideas sobre lo que es bueno y malo. Lord Voldemort me demostró estúpido que había sido en creer en un mundo tan simple. No hay ni mal ni bien, sólo hay poder y personas demasiado débiles para buscarlo... Desde ese entonces me convertí en su fiel sirviente, aunque, muchas veces le falle. Tuvo que ser duro conmigo.

Quirrell se relamió los labios con nerviosismo, como si estuviera nervioso por el recuerdo.

—No perdona los errores, odia la incompetencia. Cuando fracasé en el robo de Gringotts, se enojó mucho. Me castigó severamente... —la voz de Quirrell se apagó. Se dio vuelta y siguió mirando el espejo.

—No comprendo... —Quirrell maldijo entre dientes. —¿La Piedra está dentro del espejo? ¿Tengo que romperlo? ¿Qué hace este espejo? ¿Cómo funciona? ¡Ayudame, Maestro!

—Potter, el seguro va a saber cómo sacar la piedra... —dijo la voz.

Quirrell se acercó a ambos, de un chasquido las cuerdas de ambos desaparecieron, apunto a Harry con su varita mientras que con la mano libre y con violencia levanto a Daphne desde su dorado pelo.

—¡HARRY! —gritó Daphne con dolor, ante la frustrada mirada de Harry.

Quirrell dio varios pasos hacia atrás todavía tirando del pelo de su amiga y le puso su varita en el cuello. Lo miro a los ojos y dijo.

—¡Potter!, ¡Mira en el espejo y decime lo que ves! —Harry rápidamente se puso de pie.

—Soltala, ella no hizo nada, déjala ir, es a mí a quien queres ¿no? —dijo Harry rápidamente.

Obsoleto - El Orden Natural De Las Cosas - ObsoletoWhere stories live. Discover now