La vida es como un arcoíris, puede brillar con intensidad haciendo que los colores hagan vibrar tu alma, llenen un pequeño rincón monocromático de vida y amor; pero también puede desaparecer en medio de las ennegrecidas nubes, creando una tempestad...
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25 de Junio de 2014.
Skyler
Observo el sol naciente en el horizonte comenzar a llenar el cielo de luz, tal como él llena mi vida de luz, de alegría, de razones para nunca dejarme vencer. Sus brazos me envuelven desde atrás y deja su barbilla reposar en mi hombro, siento su aliento recorrer la piel sensible de mi cuello seguido de una beso que eriza todo a su paso. Me volteo entre sus brazos y dejo mis manos descansar en sus hombros, sonrío al ver sus ojos adormilados y su cabello revuelto, beso su nariz y una sonrisa se abre paso en su rostro, juro que podría vivir de su sonrisa, de su mirada y de sus besos.
―¿Qué haremos hoy, preciosa? el día apenas está comenzando y ya me hiciste sonreír, tengo muchas expectativas de lo que se avecina. ―Enarco una ceja pícara y muerdo mi labio inferior incitándolo a besarme, se acerca y acaba el espacio que nos separa besándome lento, con una parsimonia que casi llega a estresarme, pero no, la temperatura sube y su beso se vuelve exigente, su lengua no tarda en tomar todo de mí, en explorarme y jugar gustosa con la mía.
―Veo que amaneciste con hambre ―susurro entre beso y beso.
―De ti solo, de ti.
Soy consciente de cada centímetro de mi piel ante sus palabras, las prendas comienzan a estorbar y con sus manos ávidas por tocarme se deshace de mi pijama, tomo impulso y enredo mis piernas alrededor de su cintura sin dejar de besarlo, un deseo nace en mi vientre y sé que él también lo siente, un deseo aniquilante, abrumador, arrollador y capaz de llevarnos a la cumbre más alta del éxtasis.
En pocos segundos siento la suavidad de la cama en mi espalda, sus labios descienden por mi barbilla explorando la piel de mí cuello y haciendo que un jadeo se ahogue en mi boca, presiono mis labios cuando sus manos acarician mi cuerpo como si quisiera grabarlo en su mente y atesorarlo siempre.
Las sensaciones se tornan intensas, el tiempo se detiene, las respiraciones se aceleran y solo somos él y yo, nuestros cuerpos perlados por el sudor, los pequeños gemidos de deseo y éxtasis, los temblores que nos recorren de pies a cabeza. En cierto momento los dedos de mis pies se contraen, con mis uñas araño inconscientemente su espalda y luego una explosión de sensaciones descontrola todos mis sentidos, mi vista se nubla, mis músculos se tensan y una satisfacción se abre paso en mi pecho, sus labios me besan una última vez antes de conectar nuestras miradas.
―Sé que es muy rápido para decirlo, pero... ―Habla con voz quedita sobre mis labios, toma una bocanada de aire y su aliento choca contra mi barbilla, su mirada es tan profunda que provoca un aleteo en mi pecho, como si a mi corazón le salieran alas y en cualquier momento pudiera salir volando―, te amo.
Esas dos simples palabras logran revolver mi alma, mi corazón late tan fuerte que puedo escuchar los latidos retumbar en mi cabeza, la piel de mi rostro se calienta y él lo nota porque sonríe socarronamente, elevo mi rostro y dejo un beso húmedo en sus labios que espero exprese lo que siento.
