#21

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¿Cómo había acabado así?

Giotto no entendía del todo el cómo había pasado todo aquello, es decir, ¿siquiera era normal correr detrás de Cozart mientras escuchaba a su hermano menor seguirle con cámara en mano?

Su vida era random, quizás un poco más que eso si se esforzaba.

Suspiró.

Todo había empezado esa mañana, las cosas parecían normales, Reborn había osado meterse en su habitación mientras dormía para gritarle al oído que debía despertar antes de tocar una trompeta y finalmente echarle encima una cubeta de agua con hielo...

Lo normal.

Durante el desayuno la cosa siguió igual, Tsuna y sus insinuaciones nada discretas hacia Xanxus, Nana haciendo la que no se daba cuenta y el tutor (como se había autonombrado debido a su nuevo estatus) sólo desayunaba con desgano.

Corazones rotos y algo más, al final estaba de visita por el asunto de Fon y la pérdida de su última conquista; Los padres del chico le pusieron una demanda, tenía una orden de restricción a su nombre.

¿Cómo estaría el buen Lambo? El pobre...

Luego de eso las cosas siguieron su curso, los menores se fueron a la escuela, la matriarca a la casa de la vecina y tanto el azabache de patillas como él se dirigieron a casa de los Hibari antes de acabar por ir a la universidad.

Todo NORMAL.

¡¿Por qué demonios se había fiado de la calma?! ¡¡Había que ser imbécil, su vida era el maldito infierno!!

Lo supo cuando llegó al lugar, tras cruzar las puertas sintió el agobio de las llamas de Satanás rodearle, la situación gritaba peligro y él no tenía instinto de supervivencia alguno.

Y siguió caminando, ignorando que Alaude le había dejado tras verse atrapado entre los brazos de Byakuran.

Cuando lo notó se giró y lo que vio fue muy...

El platinado empujó al albino lejos de su cuerpo, Gesso sólo separó sus labios y el ambiente que los rodeaba bajó varios grados.

—¿Qué demonios crees que haces, asqueroso herbívoro? —exigió saber frunciendo el ceño— No me parece divertida esta bro...

Aplausos.

Los ojos violáceos del italiano parecieron disculparse al tiempo en que Daemon daba un paso fuera de la multitud, no parecía precisamente feliz.

La que se estaba armando.

Giotto abrió su mochila y sacó una barra de chocolate que le regalaron esa mañana, la abrió.

—Se viene un culebrón...

Escuchó una vaga afirmación a su lado y notó a Tsunayoshi con cámara en mano, decidió no hacer mucho caso, Reborn era un cotilla y usaba al chico cuando podía (es que eran iguales los desgraciados).

Hablaría luego sobre las notas del castaño, le ofreció el dulce.

—¿Gustas?

—A saber quién te dio eso y con qué intención —balbuceó atento al chisme—. No me extrañaría que tuviera algo de afrodisíaco o veneno, ¿mamá no te enseñó a no aceptar cosas de los extraños?

Se encogió de hombros y le dio una mordida a su chocolate, veneno o no, esa maldita cosa estaba BUENÍSIMA.

Casi como él.

Sonrió.

Alaude parecía hastiado.

—Sea lo que sea que haya sucedido entre ustedes, no me interesa —logró zafarse del albino—. Si quieren hacer drama o un trio no me involucren.

Poco comúnDove le storie prendono vita. Scoprilo ora