~Capitulo 16~

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~ ¡Jimin! ~ Se apuró a decir entre lágrimas. ~Te necesito, hay sujetos persiguiéndome. No sé dónde esconderme, por favor ven por mí. Ayúdame... Creo que me encuentro en...

~Aja, qué teatrito tan ridículo, que bajo de tu parte. ¿No estas cansada de querer llamar la atención de Jimin todo el tiempo a cualquier costa, Suzy? Incluso eres capaz de inventar semejante cosa.

~ ¿Seo Hyun?

~ ¿Por qué te escucho sorprendida? ¿Qué sucede Suzy? ¿De pronto te quedaste sin palabras?

~ ¿Y Jimin? Necesito que me pases con él, ahora.

~ Él en este momento se encuentra ocupado tomando una ducha. Y yo estoy esperándolo en la cama, le daré la atención que tú no le das. Y le bajare el estrés que tú de seguro siempre le causas.

~Mmm... ~ tuvo que tragarse sus palabras porque no era momento para crear una confortación o caer en una discusión donde solo malgastara tiempo, su vida corría riesgo y pese a que su corazón estaba siendo destrozado nuevamente, guardo silencio. ~ Pásame con Jimin. Solo hazlo, maldición...

De pronto escucha la voz de Jimin del otro lado, y entre una breve conversación entre Seo Hyun y él acerca del porque sostenía su celular, es Park el siguiente que contesta:

~ ¿Qué es lo que quieres? ~ La cuestiona. ~Te dije claramente que...

~Jimin, ayúdame. Estoy asustada, están persiguiéndome.

~Ya déjate de estupideces y no vuelvas a llamarme. Eres una verdadera molestia.

~No, por favor no. Ellos van a mat...~ Él cuelga sin darle la oportunidad de hablar a Suzy. — ¿Jimin? ¿Jimin?... Por favor contesta ¡Maldición! ¡Contesta te lo suplico!

— ¡Ahí esta! — grita una voz áspera y tosca a su costado la habían encontrado, súbitamente ella empezó a correr pero al final fue inútil seguir huyendo de algo que ya estaba marcado.

¬Fin del Flashback¬

Los golpes se hacen más intensos, y sus lágrimas brotan de dolor al recordar cada momento de esa noche. Las duras y crueles palabras de Jimin, la traición de su prima, Seo Hyun. Esa noche le dieron la espalda, esa noche ella fue destrozada sin piedad alguna y aprendió que nunca había sido amada y que su confianza había sido quebrantada. Siente de pronto los brazos de los criados intentando detenerla, logran alejarla de su ya ensangrentada prima, la arrastran hasta fuera de la sala y por órdenes de su madre es llevada a su recamara donde sin más remedio le inyectan un sedante.

[Horas después]

— ¡No, suéltenme! ¡Suéltenme! ¡Ya deténganse, por favor! — Grita Suzy exasperante y se aferra a las sabanas mientras su columna se retuerce y siente como la densa sangre la ahoga. Alguien se aproxima hacia ella y dice su nombre desde cierta lejanía. Ella abre los ojos y se ve envuelta en un rojo denso, se angustia y chilla espantada, cierra fuertemente los ojos y al volverlos a abrir cae en la cuenta de que solo revivía aquella noche en otro mal sueño. Intenta difícilmente llenar de oxigeno sus pulmones pero su cuerpo lo rechaza. Haciendo a un lado a ambos criados que están ahí para a socorrerla, ella consigue alcanzar con sus manos a un pequeño mueble que se encuentra al costado de su cama, abriendo el primer cajón saca una jeringa y este contiene una dosis ya preparada anteriormente. Sin cuidado alguno se lo inyecta en la parte izquierda del cuello, y al cabo de unos minutos su cuerpo consigue calmarse. — Ya pueden retirarse. — ordena a sus sirvientes.

—Disculpe Srta. Suzy, pero por órdenes de su madre debemos permanecer junto a usted para su constante cuidado.

—Revoco la orden de mi madre. Así que ahora déjenme sola. — endurece su mirada y mandíbula.

—Pero, la Sra. De Bae...

—No se atrevan a contradecirme, o juro que los acabare a ambos. ¡Salgan, ahora!

—Como usted ordene Srta. Suzy — los dos se inclinan y dejan la habitación, cerrando por último la puerta.

Bae se levanta de la cama, se dirige hacia el baño donde se deshace de todas las vendas y toma una ducha fría. Terminando, vuelve a vendar cada una de sus heridas, no sin antes haber desinfectado las zonas irritadas con agua oxigenada. Se coloca luego una sudadera color plomo, un pantalón negro ancho. Se dirige hacia el sofá donde toma asiento quedándose ahí totalmente inmóvil durante varias horas, como una estatua sin expresión. Observa fijamente a través del cristal de su ventana el desenfrenado y vigoroso clima que sacude violentamente la cuidad de Seúl. Esta perdida en un céfiro oscuro, abatida y hostigada por sus recuerdos, los cuales desea fuertemente poder borrar. Sus lágrimas se hacen inevitables, pero está bien para ella mientras nadie sea testigo de su silencioso llanto, a excepción de la soledad.
La noche cae ante sus ojos, el reloj de la pared marca 21: 00 p.m. Toma las llaves de su Hyundai, sale de su recamara, baja los escalones y se encamina hacia fuera de su residencia. Los criados intentan detenerla pero ella simplemente decide ignorarlos igual que a su madre.

—¿Dónde piensas que vas en este clima y a estas horas? — cuestiona su madre.

—Cómo si eso te importara.

—¿De qué estás hablando? Claro que me importa.

—El papel de buena madre no va para nada contigo. ¿Cuándo te he importado verdaderamente?

—¡Bae Suzy! ¿Cómo te atreves a faltarme el respeto de esa manera? Es totalmente inaceptable. Llamare a tu padre para informarle de estas actitudes tan indecorosas, serás castigada.

—Has lo que quieras, después de todo ¿Qué daño más pueden hacerme? No hay parte de mí que no haya sido golpeado por la maldita vida a la que me condenaste a vivir, tanto tu como mi padre. ¿Castigada por decir la verdad? Es estúpido ¿No crees? La sociedad de hoy es tan hipócrita, sentencian al inocente y dejan en libertad al culpable.

—¿Estás diciendo que soy la culpable de tu desgracia? Cuando tú misma te lo buscaste, te advertí varias veces de que no fueras a lugares como esos de mala reputación donde estas totalmente expuesta al peligro.

—No puedo creer que hayas dicho algo como eso, definitivamente no tienes pudor. ¿Entonces tu solución es qué me mantenga encerrada el resto de mi vida, privada del mundo exterior? ¿Qué pierda el cual debe ser el mejor momento de mi vida? ¿Qué viva a merced de un hombre que nunca se encuentra al lado de su esposa , sino procreando hijos en diferentes continentes del mundo a los que siquiera va darles el apellido, sino que los desaparecer de la faz de la tierra? ¿Debo vivir de esa manera?

—Yo tampoco elegí vivir mi vida de esta manera.

—Tu tenías elección, no estabas encadenada a él por un contrato prematrimonial. Tú pudiste alejarte de mi padre si así lo deseabas pero te casaste con él sabiendo la clase de escoria que era, el riesgo que implicaba vivir con un hombre como de su tipo. Tu sentenciaste mi vida. Y no obstante también me condenaste a comprometerme con el hijo de un hombre que es la misma porquería que ustedes solo para satisfacer sus propias necesidades, por sus malditas ambiciones.

—¡Ya es suficiente! No permitiré que continúes faltándole el respeto a tu padre, ni mucho menos a mí!

—¡Te llame! ¡Joder, te llame también a ti para pedirte ayuda!

—¡Estaba en parís!

—Exacto. Nunca están ahí cuando los necesito. Nadie lo está. Así que ahora solo finge que te encuentras en parís, y despreocúpate por mi como lo has estado haciendo siempre.

—Bea Suzy, ¡No te atrevas a poner un pie fuera de esta casa, ¿Me oíste?!

—¿Y tú oíste mis gritos la noche en la que fui masacrada? ¿No, verdad? Simplemente, déjame en paz.

Azota la puerta al cerrar. Ya en su vehículo, toma la ruta más corta hacia donde piensa llegar, que se encuentra casi a fueras de Seúl, pasando los campos y subiendo algunas colinas. No respeta las velocidades máximas que dictan en los letreros de su ruta, siquiera se advierte de los riesgos de la autopista al estar resbaloso. En menos de una hora llega al lugar de su parada, pero se percata de no es la única ahí. Un auto está estacionado frente a la casa de veraneo.

—Así que aquí te escondes, Park Jimin.

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