—Porque voy a estar en una obra teatral escolar.

—Oh ya veo... ¿Quiénes actuarán contigo en la obra?

Lily dudo unos instantes en responder, ¿por qué él le preguntaba eso? No era que conociera a sus amigos ¿o sí? El solo pensarlo le hacía recordar las palabras del martes de Peter y hacia que un escalofrío recorriese su columna.

—Uhm... estaremos Amy y otros amigos, ¿por qué?

—No, por nada... ¿eso quiere decir que ya casi no hablaremos?

—Así es.

—Uhm... Lily, ¿puedo pedirte algo?

—Sí, claro.

—Uhm... Lily... verás... ya que hablaremos poco me gustaría tener una foto tuya, pero no quiero una fotografía de las que tienes en tu perfil pues ésas todo el mundo las ve, no, yo quiero algo exclusivo... tal vez eso te resulte extraño, es más, no me hagas caso.

—No Brandon, tienes razón, creo que es algo justo, dame unos minutos.

La chica se levantó de su asiento, tomó su teléfono móvil y se puso de pie frente al espejo de su habitación, acomodó sus ropas, bajando un poco el dobladillo de sus shorts y arreglando el escote de su blusa para hacer que se viera un poco la clavícula y el hombro derecho y, con la cámara de su celular se tomó una selfie para enviársela a su novio.

—Wow —escribió el chico luego de recibir la foto—. Creo que pasaré muchas noches sin dormir para poder ver esta foto... no quiero ofenderte Lily pero, ¡Dios!... estás como para comerte a besos.

La chica se cubrió el rostro con las manos en una muestra de horror y vergüenza, nunca fue su intención provocar esa reacción en ningún chico, mucho menos en Brandon.

—No digas esas cosas Brandon, me intimidas.

—Lo siento nena, no era mi intención. De verás, lo siento.

—No te preocupes... debo irme.

—Está bien, mañana creo que no iré a trabajar, ¿hablamos un rato más?

— Uhm, ya veremos, yo creo que sí.

—Eso espero, buenas noches amor.

—Descansa.

La chica cerró su conexión con la red social, respondió un par de mensajes que le dejaron en su blog y apagó la computadora, el comentario de Brandon aún rondaba en su cabeza y había hecho que el hambre que tenía remitiera, dando paso a una gran ansiedad, ¿por qué el muchacho escribiría algo así? ¿Sin querer había entrado en el peligroso juego del sexting? Ella esperaba que no, ese sería un gran, gran error.

˜*˜

—Lily, ¡hija!

Laura había llegado del trabajo y, luego de que Joshua le dijera que su hija no había querido cenar, aprovechó que el hombre había salido con unos amigos a pescar para pasar un rato con su hija como antes de que ella se casara nuevamente.

—Mami... —susurró Lily adormecida.

—Si bebé, soy yo.

—¿Qué hora es?

—Las siete. Lily, Joshua me contó que no quisiste cenar.

—No tenía hambre.

—¿Por?, ¿te sientes mal?

Vida en Línea (En edición) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora