Capítulo 4: Santa mierda

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Bueno, aquí el siguiente capítulo. Espero te guste, comentes y votes :)

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— ¡Santa mierda!—grita Simon, haciendo muecas al tratar de erguirse. Owen reacciona, sus ojos vuelven a la normalidad y se acerca rápido a ver lo que pasa agachándose junto al de pelo negro.

— ¡Hermano, lo siento, no quise hacerlo!—exclama Owen al ver cómo está éste—. ¡Ayúdenme a llevarlo adentro! ¡Creo que le rompí la espalda!

¿La espalda? Esta vez exageró.

—Te dije que Owen ganaría. —Le recuerdo a Rick que tiene los ojos como platos, mientras nos aproximamos hacia ellos.

— ¡No me rompiste la espalda, idiota! ¡Pero duele! ¡Puta madre, como duele! —se queja Simon tratando de mantener la cabeza arriba. Owen lo ayuda a levantar sosteniéndolo del hombro.

—Dan y Toni, ayuden a traerlo a la cocina; los demás vamos a limpiar el camino y preparar todo. —digo y Rick me sigue de cerca entrando a la casa. Luis y Mason se adelantan.

—La mesa. —señalo.

—En eso estoy. —asiente Mason dirigiéndose a los platos—. Quiten todo.

Voy directo al refrigerador, tomo tres bolsas de sangre viendo como Rick y Luis apartan los últimos platos antes de que Masón quite las últimas botellas y extienda levemente las manos, el olor de su magia hace que me cosquillee la nariz casi haciéndome estornudar. La superficie queda brillante de lo limpio.

Traen a Simon un segundo después ayudando a dejarlo sobre la mesa, Owen se separa un poco para que los otros lo acomoden, se nota que de verdad está arrepentido por lo que hizo, mueve el hombro izquierdo y cierra los ojos durante dos segundos, ese es el lado sobre el que cayó, también tiene un corte en la mejilla. Sé que está herido y que le duele pero también sé que no dirá nada, su mayor preocupación ahora es Simon porque es su culpa. Porque perdió el control.

El autocastigo no revierte lo hecho. Ninguno de nosotros lo juzgaría porque sabemos que no es fácil, porque sabemos que tardamos mucho en recuperarlo. Me aproximo hasta él.

—Toma —digo pegando uno de los paquetes contra su pecho, sin dejar que responda llego hasta Simon, está boca abajo, y su camisa tiene hoyos de los cuales sale sangre—. Quítenle eso —Toni rompe la tela dándonos una mejor vista de su espalda, la cual está roja con muchos cortes y tanto pequeñas como grandes astillas clavadas en ella.

No puedo evitar hacer una mueca, es una vista dolorosa.

— Era mi camisa favorita —susurra con cansancio el vampiro sobre la mesa.

—De todas maneras estaba arruinada —comento al agacharme con una bolsa en la mano y la llevo hacia su boca—. Bebe con calma... —clava sus colmillos y empieza a ingerir con rapidez— O también puedes atragantarte.

Traga hasta la última gota y me ve mientras dice: —Más.

Sonrío elevando el segundo paquete pero me lo quita de las manos y lo acerca rápidamente a sus labios.

Me enderezo, puedo observar como las astillas van deslizándose fuera de su piel, sus heridas se cierran y de un costado se mueve algo, al sonar, Simon libera quejidos y hace muecas; al parecer se rompió una costilla y acaba de volver a su lugar. Se escuchan otros ruidos similares de huesos acomodándose.

Al menos no se rompió su columna... creo.

Volteo y veo como Owen traga todo el líquido rojo, el rasguño de su rostro desaparece como si nunca hubiera pasado; noto que Rick lo observa desconcertado y con curiosidad, debe ser raro para él ver a Owen como un licántropo y que esté sanando al beber sangre.

Dos muertes al atardecer ©Where stories live. Discover now