Prefacio

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Muchas gracias si estás leyendo mi historia <3 Espero que te agrade, votes y comentes lo que opinas.

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Corro y apenas puedo controlar mi velocidad, casi rompo los escalones al subir la entrada, la puerta de la casa está destrozada, arrancada de su lugar. Hay demasiada gente aquí, demasiado ruido, tantos olores, tantas razas y eso me abruma, tengo que sostenerme de la pared un segundo para concentrarme, para recordar que ya no soy la misma, pero al final es solo mi mente la que está confundida. Mi cuerpo reacciona cuando alguien se lanza contra mí y sin mucho esfuerzo lo dejo inconsciente, eso es lo que necesito para fijar mi atención en quien venga a mí y no en las peleas de los demás.

Alguien cae por las escaleras estrellándose a mis pies pero se levanta y yo me aparto cuando alguien se lanza sobre él. Afortunadamente no veo a mis chicos en todo este alboroto, pero eso no me tranquiliza. Espero estén bien.

Tienen que estar bien.

Llego al corredor apenas esquivando un borrón de arma chocando entre sí, y no conozco a ninguno. ¿Cuándo está pelea se convirtió en una pequeña guerra?

No tengo que empujar las puertas del estudio porque alguien sale disparado destrozándolas y estrellándose contra la pared, el desconocido me mira con dureza y me doy cuenta de lo que es porque tiene alas en su espalda; el ángel no tiene tiempo de atacarme, alguien con colmillos y garras se lanza sobre él y atraviesan la pared. Esto es un desastre, nunca debió haber pasado.

Tengo que encontrarlo, tengo que sacarlo de aquí.

Entro al estudio y el ruido me golpea de nuevo, escucho metal contra metal, uno que otro disparo me pone en alerta y tengo que moverme a un lado para esquivar a alguien, por las ventanas entran y salen personas atacándose, me resguardo a un lado de un armario que sé que está fijo en la pared. Y está ese maldito olor abrumador, conozco muy bien ese olor.

Sangre.

Esto es una matanza, hay tanta sangre en el ambiente que me está volviendo loca. Mi adrenalina debe estar subiendo y eso no ayuda, no estoy en condiciones para aprender sobre mis límites ahora. Saco la daga de mi pantalón por si alguien trata de herirme aunque no parecen prestarme tanta atención. Eso es bueno.

— ¡Erin!—grita mi nombre alguien que no logro ver, reconocería la voz donde fuera. Busco con la mirada pero no logro ubicarlo. — ¡Erin!

Por favor, tienen que estar bien.

Doy un paso al frente para tratar de encontrarlo entre la multitud. Todos se mueven demasiado rápido y sus golpes y armas resuenan. No puedo concentrarme. Esto es más difícil de lo que pensé que sería.

— ¡Cuidado! —grita otra voz con más intensidad, no puedo evitar sentir alivio de escucharlo, y solo entonces escucho una respiración y una pisada demasiado cerca de mí, me hago a un lado justo antes de que un cuchillo se clave en mi costado, no puedo creer de quién se trata.

Sabía que las interacciones eran tensas pero no pensé que llegaríamos a tanto.

Al recobrar estabilidad me mira con odio y me dedicó una sonrisa perversa antes de lanzarse contra mí otra vez; mueve el objeto afilado con una velocidad y agilidad inigualable para tratar de herirme, aunque viendo sus ojos, puedo saber que no quiere que salga viva de esta; esquivo velozmente sus ataques pero logra cortar mi brazo, es una línea profunda que no tarda en derramar unas gotas de sangre.

Ella sonríe, ve el arma en su mano y, sin que me lo espere, la lleva hasta su boca para lamer la sangre que quedó en él. Sus ojos son diferentes, sus pupilas están tan dilatadas que apenas puedo ver su iris azul.

—Pensé que nunca llegaría el momento en que probaría tu sangre —dice aun sonriendo con su labio superior manchado un poco de rojo y no me queda duda: se dejó dominar, está apagando su humanidad.

Toco mi brazo y hago una mueca, pero no de dolor sino de disgusto e ira por dejar que ella llegara a lastimarme. Eso no volverá a suceder. Tomo la daga con más fuerza dispuesta a no permitir que gane la batalla; me muevo tratando de acabar con ella, mientras ella intenta lo mismo conmigo.

Los objetos chocan con tanta fuerza que causa que ambas armas caigan al suelo, sin pensarlo dos veces nos atacamos con golpes; logro darle un puñetazo en la cara, pero se recupera rápido; patea mi estómago lo cual me hace caer, aprovecha la oportunidad para seguir impactando su bota contra mí usando todas su fuerza, mis entrañas arden pero resisten y eso es... nuevo; visualizo el cuchillo en el suelo no tan lejos, atrapo su pierna tirando de ella hasta hacerla caer, tomo la pieza afilada y la clavo en su pecho; sus ojos se abren demasiado, me miran con odio intentando quitarme de encima clavando sus dedos con mucha fuerza en mis brazos, sus uñas me traspasan la piel y gruño, me va a romper los brazos si no hago algo pero su agarre es tan fuerte que apenas puedo moverme. Tengo que resistir hasta que quede inconsciente por la falta de sangre.

El dolor me inunda mientras mis huesos tratan de no romperse, no sé qué hacer y no resistiré mucho más, ya ella está tardando bastante en intentar romperme los antebrazos. El corazón se me saldrá del pecho. Entonces cierta claridad llega a mí de golpe junto con la sed y me muevo a pesar de la molestia en mis brazos, me lanzo en un frenesí contra su cuello.

Muerdo y ella suelta un quejido aflojando, casi deshaciendo, su agarre de mis brazos, lo aprovecho al instante con esa sensación en mi garganta creciendo, hasta que es lo único que siento mientras saco y clavo el arma una y otra vez en su pecho, ya no siento nada.

Algo como una risa suave escapa por mis labios al ver sus ojos llenos de dolor ¿Creyó que acabaría conmigo? ¿Creyó que la dejaría hacerlo?

Su mano se pone sobre mi brazo y lo aprieta haciéndome entrar en razón ante el dolor y darme cuenta de lo que he hecho, de lo que estoy haciendo. Siento dolor, siento mucho dolor y la niebla que me cegaba se disipa, la sed se va y solo queda lo que he hecho. Ella jadea, tratando de decir algo pero su energía disminuye y su brazo deja de apretarme antes de caer inerte.

Está muerta

Me aparto con miedo de lo que he hecho. Me levanto como puedo soltando el cuchillo, mis manos tiemblan, todo mi cuerpo tiembla

¿Qué he hecho?

— ¡Erin!

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Dos muertes al atardecer ©Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt