Capítulo 30

1.7K 225 428
                                    

Era el jueves de la segunda semana que John no veía a Chittaphon, ni siquiera en el campus de la universidad lo había visto. Tampoco era como que él lo hubiese buscado por todo el campus, simplemente no lo veía en su camino a las aulas y a la biblioteca. Añadiendo a su estrés por no saber nada del bajito, Hansol tampoco respondía las llamadas y quién sabe si al menos leía sus mensajes, era como si ambos se hubieran puesto de acuerdo para ignorarlo y/o enfadarse; la diferencia es que a Chittaphon no le había llamado por teléfono y tampoco le había mandado mensajes, pero esperaba más verlo a él que al rubio.

John estaba comenzando a sentirse realmente molesto por no ver al tailandés sentado frente a él en la mesa de la biblioteca. Él incluso tomaba el libro de la potencialidad del estante al que pertenecía y lo deja sobre la mesa que ocupaba, esperando que él bajito llegara de pronto y dijera "disculpa por mi ausencia" o algo similar. Pero al final no había señales de Chittaphon por ningún lado, no se asomaba ni siquiera un poco por la biblioteca, no iba a dejar una caja de almuerzo para él, no había un mensaje en su celular y tampoco había alguna llamada. Su ausencia se estaba haciendo demasiado notoria y su inconsciente a veces lo empujaba a ir al edificio donde tomaba clase el menor, incluso a veces se daba cuenta de que de manera no voluntaria estaba caminando a casa del pelinegro. Terminaba sintiéndose algo asustado por sus acciones inconscientes y regresaba por donde había ido.

Quizá Yuta tenía razón, quizá sí tenía un miedo infundado. Tal vez simplemente se sentía extraño lidiando con todo aquello, porque era sentimientos que antes no había podido tener por alguien. Jamás había extrañado a alguien como al tailandés, no desde que su abuelo falleció.

—No puedo creer que estoy pensando en que ese japonés tiene razón... —susurró para sí mismo, cerrando uno de los libros y tomando su libreta —Necesito concentrarme en esto.

John había sido hostigado por la mirada juiciosa de Yuta y por uno que otro comentario sobre el tailandés, alegando que si realmente no sintiera 'algo' no se hubiese molestado en golpear a Taeil. Esa mañana Yuta había asistido a todas las clases que llevaban juntos —que eran como tres— y con burla le había preguntado a Taeil quién lo había golpeado, a sabiendas de que el responsable había sido Johnny —quien aún tenía los nudillos lastimados—. Taeil tenía el labio roto, él pomulo derecho hinchado y había raspones en su frente, John no había sido precisamente muy gentil con sus puños el jueves que lo golpeó y por ello el rostro del mayor aún presentaba me videntes señales de la golpiza. Al inicio Yuta había estado sorprendido porque veía a John casi sobre Taeil dandole con rudeza puñetazos, pero entendió después que el castaño se había buscado aquellos golpes por haber hablado de tal forma de Chittaphon. Nadie podía ver solamente a John Suh como el chico inteligente, frío y reservado de la carrera de licenciatura. Había sido una suerte endemoniada que la pelea haya sido fuera del campus de la universidad.

Cuando la segunda hora de estudio de Johnny pasó la pantalla de su celular se iluminó, John dejó a un lado el bolígrafo y tomó la móvil de inmediato cuando observó que el remitente de aquel mensaje era Hansol. El rubio le pedía verse en la casa que el estadounidense compartía con Yuta, Youngho aceptó diciéndole que en dos horas lo vería. En otras circunstancias se hubiera negado a ver a Hansol, pero en ese momento necesitaba de una manera sorprendente verlo y hablar con él. Luego de hora y media más de estudio se retiró de la biblioteca y fue enseguida a la parada del bus para tomar uno a casa, al llegar aún no llegaba Hansol —por suerte— y por ello fue a colocarse ropa más cómoda. Para cuando Johnny estaba depositando la ropa sucia en el cesto correspondiente escuchó la puerta principal abrirse y luego las voces de Yuta y Hansol llenaron el ambiente. No parecían estar riendo como siempre, sonaban serios.

—Bien. Manos a la obra, John —se dijo a sí mismo y salió de la habitación para ir hacia la sala.

Cuando llegó a la sala observó a Hansol sentado en el sofá para dos personas y a Yuta dejando las llaves en su sitio, después de que el rubio notó su presencia se levantó de un salto y con una enorme sonrisa fue hacia el para abrazarlo. Aquello sorprendió bastante al estadounidense.

La Potencialidad [JohnTen]Where stories live. Discover now