Capítulo 18

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El sábado no había sido un día de relajación para Chittaphon. Despertó alrededor de las 9:00 y lo primero que hizo después de desayunar fue abrir el libro de mercadotecnia para realizar la tarea. Se dio el medio día para el tailandés y detuvo su sesión de tortura para comer un bocadillo y después volver a seguir con su labor anterior, esta vez tocaba comunicación organizacional. Una vez realizada la tarea bajó para preparar su comida y luego continuar con la limpieza de la pequeña casa.

La mañana y tarde pasaron bastante rápido para su gusto, pronto se dio la hora acordada para reunirse con Yuta y Johnny en aquel pequeño restaurante. Tras arreglarse de una manera casual fue al lugar acordado con los mayores.

—Hola, Chittaphon—saludó el japonés tras ver al recién llamado llegar —. Me alegra que aceptaras venir.

—Está bien. Realmente estaba interesado en venir a verte — musitó con una mediana sonrisa y tomó asiento a la mesa —. ¿Cómo están ambos? —observó a los roomates.

—Estoy bien, algo cansado por el entrenamiento de hoy —suspiró con cansancio y enseguida lo miro.

—¿Qué tal tú, Johnny? ¿No interrumpimos tus estudios para venir aqui? —cuestionó Ten arqueando una de sus oscuras cejas.

—Está bien, no me falta mucho por estudiar —suspiró desganado.

—Bueno... —suspiró Yuta —Quería verte para pedirte una disculpa, Chittaphon—el japonés lucia genuinamente abochornado —. Sé que soy un bruto en muchas ocasiones, pero realmente no soy una mala persona. No tenía idea de que estaba incomodándote con mi acciones aquel día en la cafetería, de haberlo sabido no hubiese hecho nada de ello o me hubiese detenido.

—Comprendo, Yuta, está bien —esbozó una suave sonrisa.

—En serio espero que puedas disculparme y podamos llegar a ser al menos buenos conocidos... —una leve sonrisa apareció en los labios del castaño —Como muestra de mi sincero arrepentimiento te compré algo. Por favor, acéptalo —extendió una pequeña cajita de cartón en tono plata, Chittaphon la abrió.

—No puedo aceptarlo, Yuta.

—No pasa nada, no es algo caro. Es solo un presente que creo te va a gustar.

—Es un prendedor en forma de cámara fotográfica —el tailandés rió suavemente y lo sacó para verlo mejor.

—A los comunicologos les gusta eso, ¿no? —dijo Yuta, el pelinegro solo asintió con una sonrisa.

—Sí. Al menos a mí me gusta la fotografía... — exhaló y guardó el prendedor de nuevo en su caja —Muchas gracias, Yuta.

—Iré al baño —anunció el mayor de todos antes de levantarse —. Ordenen algo mientras estoy ausente, muero de hambre.

—Como digas, Aristóteles —respondió el japonés con una risa divertida.

Cuando Johnny se levantó para ir al baño Yuta había vuelto a recalcar: quería que Ten fuese a su fiesta de cumpleaños el próximo sábado. Éste había dicho que iría a pesar de que no lo deseaba por completo hacerlo, no se sentía muy cómodo asistiendo a fiestas de personas que apenas y conocía. Doyoung, sin embargo querría ir y probablemente lo jodería para que le acompañará.

Ordenaron la comida para los tres. Ten no sabía mucho sobre los gustos en comida de John así que Yuta se encargó de eso, evidentemente lo conocía más que él. Al volver Johnny sólo tuvieron que esperar quince minutos antes de que la comida les fuera servida y así comenzar a saciar su hambre.

Cuando estaba por oscurecer Yuta y John lo acompañaron hasta su casa. El camino que habían hecho los tres juntos en el bus había sido bastante agradable y lleno de algunas risas, Yuta era gracioso cuando se lo proponía. John, por su parte, solo negaba con la cabeza a las estupideces que el japonés decía y, de vez en cuando, se le escapaba una casi insonora risa. Definitivamente había sido una buena salida con ese par.

La Potencialidad [JohnTen]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant