CAPITULO 13

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AITANA

Trataba de abrir los ojos y lograr ubicar el lugar donde me encontraba, pero me era imposible; todo me daba vueltas. Hice el esfuerzo de levantarme pero automáticamente una punzaba horrible en mis sienes me hizo recostarme nuevamente. El cuerpo me dolía, como si hubiera corrido un maratón; y enseguida imágenes cruzaban por mi mente haciéndome recordar lo sucedido no sé cuánto tiempo atrás; lamentándome el hecho de no haber podido defenderme mejor. Mi cabeza era un lio de flashes imaginarios.

-Por fin has despertado, mi amor. –giré mi cabeza en varias direcciones tratando de observar de donde venía esa voz, hasta que distinguí en una de las esquinas del cuchitril donde me encontraba a la persona que imploraba no volver a ver; deseé que nada de esto estuviera pasando.

-Dónde estoy? –solté con un cansado bufido.

-Lejos de todo y todos; te dije que volveríamos a comenzar. Sé que ahora mismo no es el mejor lugar pero prometo que será momentáneo. –quise tomar mi cabeza entre mis manos pero me fue imposible puesto que me mantenía atada.

-Que mierda! Pero porqué me tienes amarrada? –jaloneé mis manos en un intento de soltarme; obviamente fallé.

-Claro, respecto a eso; lo lamento pero tenía que hacerlo pues no viniste conmigo de la mejor manera. Y tengo que asegurarme que no te vayas. –argumentó.

-Déjame ir, por favor. Seguramente ahora mismo infinidad de personas me estarán buscando y te meterás en graves problemas. Te prometo que si me sueltas, olvidaré todo esto, desapareces por cuenta propia y haremos como que nada pasó, de verdad; no estarás en líos. –quise negociar.

-No te preocupes, no nos encontraran. –mierda. Jamás me libraré de él..

-Cuánto tiempo llevo aquí? –pude fijarme por una de las ventanas del cuarto que era de día.

-Unas cuantas horas. Tienes hambre o sed? –asentí.

...

KATHERINE – Horas antes.

Logré dormir un rato en el vuelo para que al amanecer no me costara trabajo despertarme e ir a la reunión; y por fin habíamos aterrizado en el aeropuerto. En el trayecto al hotel donde me hospedaría traté de localizar a Aitana para avisarle de mi llegada, pero mis intentos fueron fallidos pues no cogía el celular; dejé de insistir e imaginé que tal vez se había quedado dormida. Ya la llamaría por la mañana.

Llegué al hotel, entré a mi habitación y me dispuse a descansar. Dormía plácidamente; pero el sonido de mi celular anunciando una llamada me despertó. Encendí la luz de la lámpara a un lado mío, y me fijé en la hora, eran las 6:15 de la mañana del día lunes; se me hizo muy extraño que la pantalla de mi teléfono anunciara que uno de las personas a cargo del cuidado de Aitana me llamara y más a estas horas, así que me dispuse a contestar enseguida.

-Rodríguez, que sucede? –hablé con mi voz aun ronca.

-Señora, disculpe que la moleste tan temprano; pero es de suma importancia. –se le oía nervioso y agitado.

-Al punto Rodríguez, que ha pasado? –me estaba desesperando.

-Bu...bueno es que...-bufo- mi compañero Hernández y yo llegamos a la casa de la señorita Aitana como es costumbre los lunes a las 6am, pe...pero la casa estaba abierta lo cual fue extraño y de inmediato nos acercamos a inspeccionar si había algún problema, al momento de llamar a la puerta nadie nos atendió y la puerta se abrió demás y se nos hizo fácil entrar. No hayamos a la señorita Aitana por ningún lado, sus cosas personales están en la sala; pero tememos que la hayan secuestrado.

-Si te das cuenta de lo que me estás diciendo, Rodríguez? TE PEDÌ QUE LA CUIDARAS!!! –grité

-Si señora, lo lamento. Pero no pude hacer nada, al parecer esto sucedió horas antes de que nosotros llegáramos.

-Maldita sea! Llama a la policía, voy para allá. –colgué.

Salté de la cama y me vestí lo más rápido que pude. Llamé a los socios con quienes tenía la reunión más tarde, para cancelar. Salí de mi habitación, bajé a recepción y mi chofer esperaba fuera del hotel, subí al auto e di la indicación de dirigirnos al aeropuerto lo más pronto posible. Aitana, mi amor. Que no te haya pasado nada, por favor.

...

KATHERINE

Al llegar a casa de Aitana, varios policías se encontraban merodeando el lugar y otro más tomaba la declaración de los guardaespaldas que tenía contratados. No esperé a que el auto en el que venía se detuviera completamente, abrí la puerta y bajé de un brinco dirigiéndome a los hombres.

-Qué pasó, dónde está? –pregunté, agitadamente.

-Aún no sabemos nada de ella, señora. –me respondió uno de los hombres bajo mi mando, con la cabeza gacha. –como le dije anteriormente, en la llamada; llegamos a nuestra hora habitual y nos encontramos con la puerta de la casa abierta y fue extraño, por la hora, claro. – asentí, dándole a entender que prosiguiera con lo que me decía; mientras nos dirigíamos al interior de la casa. –sus cosas personales como su celular, cartera, y demás; están aquí, así que es obvio que no salió a dar un paseo. Los muebles mal acomodados y cosas tiradas nos muestran signos de lucha. –al escuchar eso no pude más que entrar en angustia y enojo.

-Señora Blanchette? –me giré y miré al que creí era policía. –Que tal, soy el comandante Arrieta. Sus hombres nos llamaron y denunciaron un secuestro. Debo informarle que lamentablemente no podemos levantar el acta puesto que deben pasar al menos 48 horas para determinar que efectivamente la persona en cuestión está desaparecida.

-Con todo respeto comandante, pero que mierda me está diciendo?!!! No puedo esperar a que pase tal tiempo. No sabemos dónde y con quien está. –elevé la voz por tal mediocridad.

-Le pido se tranquilice señora, entendemos su desesperación. Pero así son las cosas con la ley. No se preocupe, que ya tomaron fotos, declaraciones y demás cuestiones que son de suma importancia para encontrar a la señorita...-leyó algo en su expediente. –Aitana. Así que por ahora, es todo de nuestra parte, nos retiramos y estaremos en contacto con usted. –se fueron los policías y solo quedé con los guardaespaldas a la espera de mis siguiente instrucción. Sostenía mi cabeza sobando mis sienes de los nervios y desesperación por saber de mi mujer.

-No podemos quedarnos sin hacer nada... Llámalos...-le ordené a Rodríguez.

-Enseguida señora. –sacó el celular de su pantalón y marcó el número.

...

Me encontraba en mi oficina, esperando la llegada de las personas que estaba segura, me traerían a Aitana de vuelta. Unos toques a la puerta me sacaron de mis pensamientos. –adelante. –contesté, dejándolos pasar.

-Katherine... -me nombró uno, como gesto de saludo.

-Fernando, Aarón, adelante. Tomen asiento, por favor. –estos dos hombres habían trabajado bastantes años para mi padre, que en paz descanse; y al ya no estar presente éste, siguen siendo leales a mí. Son personas que están dispuestas a hacer lo que les pida, aunque desde luego que mi familia ni yo hemos requerido de esos servicios. Son profesionales altamente capacitados y entrenados para las peores situaciones, simplemente los necesitábamos por pura protección.

-Bien, no me voy a andar con rodeos. Estoy desesperada y necesito que encuentren a esta persona...-les mostré una foto de Christian, el "ex" de Aitana. –estoy segura que él se ha encargado de secuestrar a mi novia; los guiará a ella, quiero que me la traigan lo antes posible. Está de más decir que sana y salva.

-Sabes cómo trabajamos Katherine. Que hacemos con él cuándo lo encontremos? –preguntó, sin expresión en su rostro.

-Nada de eso, no quiero cargar con muertos en mi conciencia. Hagan lo que tengan que hacer, pero entréguenlo a la policía. Vivo. Y que se pudra en la cárcel de por vida. –asintieron.

-ok, tendrás noticias de nosotros. –afirmaron y salieron a hacer su trabajo.

MI JEFADonde viven las historias. Descúbrelo ahora