CAPITULO 8

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KATHERINE

Los rayos del sol se posaban en mi rostro; me removí un poco, sintiendo un peso sobre mí. Abrí los ojos lentamente mirando a mí alrededor, tardando un poco en recordar que había pasado y así la maravillosa noche anterior llegó a mis pensamientos. Un aroma exquisito inundo mis fosas nasales, mire a la hermosa mujer que aun dormía plácidamente a mi lado; mantenía su cabeza recostada en mi brazo cerca de mi pecho, mientras me abrazaba posesivamente. No pude evitar sonreír; volví a confirmar que estaba irremediablemente enamorada de Aitana.

Me levanté de la cama lentamente, evitando así despertarla. Me mantuve de pie contemplando al hermoso ser que descansaba en mi cama; aquello era digno de una foto, duran más.

Fui a la cocina a preparar el desayuno para así llevárselo a la cama, quería despertarla con un lindo detalle. Dejé la charola con el desayuno sobre el buro a un lado de la cama. Me recosté a un lado de ella y comencé dejando suaves besos en su mejilla y cuello, finalizando en su boca. Se removió un poco y al sentirme cerca, sonrió; y al fin pude perderme en el maravilloso color de sus ojos que siempre me cautivan.

-Buenos días –me sonrió mientras se estiraba un poco.

-Buenos días, bella durmiente. Has dormido bien?, Te he traído el desayuno. –le dije, dándole un casto beso pero lleno de amor en los labios.

-sí, he dormido mejor que nunca. Muchas gracias, no te hubieras molestado.

-No es ninguna molestia. Hay que desayunar, cielo. –propuse.

AITANA

Transcurrió el día, era sábado, así que no nos teníamos que preocupar por ir a trabajar. Vimos películas, comimos, nos duchamos, volvimos a hacer el amor y fuimos a dormir.

Y así pase el mejor fin de semana de mi vida, algo que no había vuelto a vivir desde hace mucho tiempo; no me había sentido más viva y feliz como hasta ahora.

...

Así habían pasado varios meses desde que Katherine y yo habíamos formalizado nuestra relación.

...

Era lunes y como normalmente, estaba en mi puesto de trabajo finalizando unos archivos que me habían solicitado; cuando de pronto vibro mi celular anunciando la llegada de un nueva notificación, lo tomé y abrí el mensaje.

Número desconocido

-te encontré.

Esas dos simples palabras hicieron que la sonrisa que llevaba desde hace meses se esfumara en un abrir y cerrar de ojos. No podía ser cierto, no podía estar pasando. No me había percatado de que estuve reteniendo la respiración mientras leía una y otra vez ese maldito mensaje. Lo único que se me ocurrió hacer en ese momento fue mandarle un mensaje a Natalie; diciéndole en este, que necesitaba verla ahora mismo.

...

Ya en el restaurante donde nos quedamos de ver; vi que mi amiga ya había llegado y estaba en una de las mesas al fondo de éste, lejos del bullicio de la gente.

-Nat, hola como estas? –la saludé con un beso en la mejilla y un abrazo.

-Hey! Cuanto tiempo, me tienes abandonada. La verdad me sorprendió que me citaras con tanta urgencia. Paso algo entre tú y Katherine? –aunque no nos hemos visto, ella estaba al tanto de mi relación con Katherine; hemos estado comunicadas.

-No, no es eso. Discúlpame es que he estado hasta el tope de trabajo. Y con Katherine esta todo perfecto. –sonreí levemente.

-Entonces que pasó? Te noto demasiado tensa. –pude sentir como mis ojos se cristalizaban y ella lo notó. –hey, tranquila nena, me estas preocupando; ¿Qué sucede? –acercó su silla a la mía y pasaba la palma de su mano por mi espalda, acariciando.

-Esto es lo que pasó, velo por ti misma. –le pasé mi celular, mostrándole el mensaje que me había llegado una hora antes. Ella sabía a lo que me refería, pude notarlo en su mirada; sus ojos pasaban una y otra vez por esas líneas.

-Esto no significa nada Aitana; pudo haber sido un error, alguien tuvo que haberse equivocado de número. –la mire incrédula.

-Por favor Natalie, quien mierda va por la vida enviando mensajes diciendo "te encontré".

-Tranquila Aitana; mírate estas temblando! Hace mucho que no sabemos de ese bastardo, es imposible que esté de regreso. –me estaba exaltando.

-Cómo quieres que me tranquilice con algo así? Esto no puede estar pasando; como consiguió mi número, como mierda me encontró?! –bufe, mientras sostenía mi cabeza, con los codos encima de la mesa.

-Amiga no sé qué decirte. Pero despreocúpate, no volverá a acercarse a ti, no estás sola, me tienes a mí, a Katherine, no te va a pasar nada. Ya no eres la misma de años atrás. Solo no hagas caso a esto, puede ser cualquier cosa. Tranquila ya no llores, no vale la pena.

KATHERINE

Aitana me había mandado un mensaje avisándome que iba a salir a comer con su amiga Natalie, y yo tenía que ir a una reunión importante que se presentó en una de las oficinas que tengo por la ciudad. Iba saliendo del edificio, ya que mi chofer había llegado por mí para llevarme. Este se bajó de la camioneta para abrirme la puerta del pasajero y al momento de subir un pie dentro de esta, me percaté de que un hombre estaba parado al otro lado de la calle mirando hacia mi empresa; voltee a ver a mi chofer haciéndole un gesto como preguntándole sí sabía algo al respecto, a lo cual me respondió que no sabía y que un día anterior también había estado allí. Me pareció extraño, pero no quise darle importancia por la prisa que llevaba.

AITANA

-Cariño? ...Amor? ...AITANA?! –me sobresalté y la miré.

-eh? Ah, discúlpame que me decías? –estábamos en mi departamento cenando.

-Pues me preguntaste sobre mi día, y te estaba platicando sobre la junta que tuve. Que sucede?, En que estabas pensando? –me preguntó mientras se metía una porción de comida a la boca.

-emm no nada, simplemente me quede en blanco. No te preocupes. –mentí; obviamente no había podido sacarme de la cabeza lo que sucedió por la tarde. No quise decirle, aun no estaba preparada para hablar sobre mi pasado, la única que lo sabía era Natalie y eso porque ella me apoyo en ese tiempo.

-ah ok. Oye, estuvo deliciosa la cena, muchas gracias, cariño. –la miré entrecerrando los ojos mientras recogía la mesa.

-exageras. Solo fueron un par de sándwiches.

-si, pero son sándwiches que no tuve que preparar yo y comerlos sola. –me tomó de la cintura y depositó un tierno beso en mi cuello, mientras yo terminaba de lavar los platos.

-Cariño vas a dormir aquí o....?

-emm bueno... pensaba...tal vez... que quizá.....pudiera quedarme? –me miró con cara de niña pequeña porque sabe que me encanta.

-Linda, no tienes ni que preguntar. Por mi quédate a vivir conmigo. –le robé un beso y sonrió.

-umm es una propuesta? –Reímos- ok, lo tomaré en cuenta. Bueno, vamos a dormir.

-sí porque estoy súper agotada. –asintió y me volvió a besar.

MI JEFADonde viven las historias. Descúbrelo ahora