CAPITULO 12

28.3K 1K 52
                                    


AITANA

Después de que se fue Katherine, me dirigí a la cocina a prepararme un té. La sonrisa que mantenía en mi rostro al recodar lo que pasó en mi sofá minutos antes o todo lo que he vivido con Katherine estos últimos meses, no me la borraba nadie; o eso pensé.

...

El timbre de la casa me hizo reaccionar pues estaba ensimismada en mis pensamientos. Me pareció extraño, puesto que ya era tarde, aunque el pensamiento de que tal vez a Katherine se le pudo olvidar algo, me asaltó.

-Mi amor, se te olvido algo? –feliz, me dispuse a abrir la puerta sin fijarme quien estaba al otro lado, en realidad.

-Sí, te olvidé a ti. Pero he vuelto. –esa sonrisa se esfumó automáticamente al ver a la persona parada frente a mí. Mi pulso comenzó a acelerarse y traté de cerrarle la puerta en la cara, pero fue muy tarde pues este la empujó, entrando a la casa.

-Así es como me recibes después de tanto tiempo, mi amor?

-Christian, que...que haces aquí? Por...por favor vete! –tartamudee.

-Estas tan hermosa, incluso me atrevería a decir que muchísimo más. –Respondió ignorando mi petición anterior.-Aunque me decepcionaste un poco. En serio Aitana? Ahora eres bollera? –me recriminó con cierto asco en su mirada. -Pero debo admitir que estoy celoso porque sabía que si alguien te conocía perdería la cabeza por ti, lo que me pasó a mí el día que te vi.

-Te importa un carajo lo que haga ahora con mi vida. Vete de mi casa por favor! –levanté un poco la voz, no quería mostrarle el miedo que aún me provoca.

-Eso pasa cuando no tienes a un buen hombre a tu lado. Al menos sé que no has estado con otro después de mí; eso si me hubiera hecho enojar bastante. Pero no te preocupes, una vez que vuelvas a mi lado me desharé de esa con la que estas ahora y seremos felices, sin que interfieran. –seguía hablando, ignorando totalmente lo que le decía.

-JA! Y tú te haces llamar un buen hombre? Por favor, no me hagas reír. O te tengo que recordar que fue lo que hiciste. –su expresión cambio totalmente y temí por mi vida. Se acercó a mí haciéndome dar unos pasos hacia atrás hasta toparme con la pared.

-Cállate, he cambiado. No me conoces ahora. He vuelto por ti y esta vez las cosas serán diferentes. –sus palabras me hicieron fruncir el ceño, negando con la cabeza.

-No, lo lamento. Te equivocaste de persona. Pensaste que volvería porque era débil; pero tú tampoco me conoces ahora, también he cambiado. Yo entendí mi fortaleza cuando empecé a olvidarme de ti.

-Cállate. –demandó.

-Creí haberme enamorado de ti como una tonta y lloré como si se hubiese roto mi corazón. Pero hace tiempo comprendí que no era amor lo que sentía hacia ti; al principio fuiste importante para mí y aún más cuando venía nuestro bebé. Pero tú te encargaste de mandar todo a la mierda, te encargaste de destruir mis esperanzas de ser madre cuando mataste a mi hijo y eso jamás te lo voy a perdonar.

-Cállate, joder. –tomó su cabeza entre sus manos enterrando sus dedos en su cabello.

-Pero sané, no fue rápido pero no me desmoroné por pequeños errores como tu; de esos que se hacen llamar "amor" y no llegan ni siquiera a compañía de esa que quieres por placer. Mi error más grande, fue perdonarte cada vez que me lastimabas. Así que por favor no me busques ni me llames más; que ni que estuviera loca, volvería contigo. No me provocas ni un mal pensamiento.

-QUE TE CALLES, MALDITA SEA! –gritó abalanzándose a mí con una bofetada tan fuerte que me hizo caer al suelo y reventar mi labio inferior.

-no, no, no. discúlpame bebé. No quería golpearte. –se arrodilló frente a mí y sostenía mi mandíbula. –pero es que tú me haces enojar.

-Estas enfermo, Christian. Ya vete de mi casa, por favor. –le imploré sollozando.

-QUE NO! que no entiendes que tu vienes conmigo?! –gritó.

-No pienso ir contigo a ninguna parte, en cualquier momento vienen las personas que me cuidan y te van a sacar de aquí. –frunció el ceño.

-Bueno, es mejor que nos demos prisa. –intentó acercarse a mí para cargarme, pero pude golpearlo en la entrepierna, cayendo encima de mí. –ahhh maldita estúpida. –se quejó de dolor. Lo empujé pudiendo levantarme, correr hacia el teléfono y poder llamar a la policía. En cuando descolgué el teléfono para marcar el número, él me tomó del cabello y me jaló haciendo gritar del dolor. Quise luchar contra él para zafarme pero era demasiado fuerte para mí.

-Entonces tendrá que ser por las malas. –fue lo último que escuché, todo se había vuelto negro de un momento a otro.

MI JEFAWhere stories live. Discover now