– ¿Para qué queréis tantos coches?

– Algunos son para cuando tenemos que infiltrarnos en los bajos fondos, los otros son de pura fachada

– Y seguro que tú los has usado todos, al menos yo nunca te he visto repetir modelo. Oye ¿es seguro ir por ahí con este coche? Parece de los caros

– Lo es pero vamos a la universidad privada de Gotham, este coche parecerá del montón en cuanto lo aparque con los demás – Jon se rió suavemente y le llamó la atención a Damian – ¿qué pasa?

– Nada, que no pensé que estuvieras en la universidad, no es que me parezcas tonto ni nada – se apresuró al ver como fruncía el ceño – me refiero a que pensaba que estudiarías por tu cuenta como hacías antes

– Lo hago por recomendación de mi padre, es mejor que haga círculos sociales para en un futuro usarlos como fuente de información

– Que frívolo

– Así es la vida – aparcó sorprendiendo a Jon lo rápido de llegaron – vamos, ponte mejor la gorra y toma mis gafas– pidió refiriéndose a la gorra que solía llevar del equipo de fútbol americano, los Hamiltons, y dándole unas gafas de sol que tenía en la guantera

– Pero con las gafas que llevo...

– Tus ojos destacan mucho mejor que te los ocultes – recomendó viendo como el chico se lo ponía a regañadientes y salían de coche asombrando a Jon de lo grande e imponente que era el lugar.

Era un edificio antiguo de estilo gótico, con un portón enorme donde ponía el nombre de la universidad y su lema en latín, o eso creyó Jon puesto que no era muy dado a los idiomas. Cuando entrabas veías un gran campus donde iban y venían los estudiantes que portaban libros gruesos y que iban muy al estilo de Damian, incluso él tuvo razón, en cuanto aparcó el coche parecía ser el más modesto en comparación con lo que estaba viendo en el aparcamiento

– Ven, no te pierdas – dijo Damian caminando con seguridad y sabiendo el camino que debía tomar en cambio Jon estaba desorientado y maravillado con todo lo que veía

– ¿Nunca te has perdido aquí? – miraba atento todo como si fuera un turista, solo le faltaba una cámara de fotos

– No. Es por aquí – le indicó una zona que estaba llena de despachos y de libros viejos expuestos en vitrinas – espera aquí, vuelvo enseguida – dijo Damian dejando al chico en aquella sala mientras que entraba en uno de los despachos.

Al entrar allí entró a otra pequeña sala con libros una pequeña mesa donde estaba sentada una chica más mayor que él de gafas gruesas y más ojeras de las que tenía su padre cuando llevaba tres días sin dormir

– Soy Damian Wayne ¿está el profesor Banner?

– Supongo, no sé – alzó los hombros guardando unos libros que estaban en la vitrina bajo llave

– Eres su secretaria, deberías saberlo

– Otro de primero con ese cantar ¡que soy su becaria de investigación! BECARIA – dijo quemada aquella mujer pero luego suspiró cansada y se frotó los ojos con el índice y el pulgar – voy a ver si está ¿para qué es?

– Para entregar un trabajo

– Pues si le pillas trabajando poco te va a atender, dame, lo daré por ti – le tendió la mano para que se la diera – que finita... me trae tantos recuerdos, ojalá todo mi trabajo fuera tan poco – dijo en voz baja al tomar la carpeta, Damian no sabía si estaba loca o era por que estaba cansada pero esa chica no era normal – Banner, un alumno con un trabajo, me ha dicho que es Wayne – se escuchó desde fuera – vale, venga – salió – entregado pero es la última vez que te hago un favor, no soy su secretaria – volvió a repetir y se sentó en su sitio con más libros y con un gran suspiro que parecía que saldría su alma.

Tensión sexualWhere stories live. Discover now