50 Sombras de Bieber Cap 34

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Acabo de desvestirme y me meto detrás de ella, presiono su espalda contra mi pecho y coloco las piernas sobre las suyas con los pies por encima de sus tobillos. Después se las separo.

Se remueve, pegada a mí, pero no reacciono a sus movimientos y hundo la nariz en su pelo.

—Qué bien hueles, ________ —susurro.

Se relaja y yo alcanzo el gel del estante. Me pongo un poco en la mano, froto hasta conseguir algo de espuma y empiezo a darle un masaje por el cuello y los hombros. Gime y su cabeza cae hacia un lado bajo mis tiernas atenciones.

—¿Te gusta? —pregunto.

—Mmm —responde, satisfecha.

Le lavo los brazos y las axilas, luego llego a mi primer objetivo: sus pechos.

Dios, qué tacto tienen...

Sus pechos son perfectos. Los masajeo y jugueteo con ellos. ________ gime y arquea las caderas mientras se le acelera la respiración. Está excitada. Mi cuerpo reacciona de la misma manera y crece bajo ella.

Deslizo las manos por su torso y su vientre en dirección a mi segundo objetivo. Antes de llegar al vello púbico, paro y me hago con una toallita. Echo un poco de gel en ella y doy comienzo al lento proceso de lavarla entre las piernas. 

Suave, despacio pero seguro, voy frotando, lavando, limpiando bien, estimulando. ________ empieza a jadear y sus caderas se mueven al mismo ritmo que mi mano. Tiene la cabeza apoyada contra mi hombro, los ojos cerrados, la boca abierta en un gemido mudo mientras se rinde a mis dedos implacables, que no le dan tregua.

—Siéntelo, nena. —Le deslizo los dientes por el lóbulo de la oreja—.Siéntelo para mí.

—Oh... por favor —jadea.

Intenta estirar las piernas, pero las tengo bien aprisionadas bajo las mías.

Ya es suficiente.

Ahora que está toda cubierta de una fina capa de espuma estoy listo para seguir adelante.

—Creo que ya estás lo suficientemente limpia —anuncio, y aparto las manos de su cuerpo.

—¿Por qué te paras? —protesta.

Abre los ojos de golpe, con lo que desvela su frustración y su decepción.

—Porque tengo otros planes para ti, ________.

Está jadeando y, si no me equivoco, hace pucheros.

Bien.

—Date la vuelta. Yo también tengo que lavarme.

Me obedece. Tiene las mejillas sonrosadas, los ojos brillantes, las pupilas dilatadas.

Levanto las caderas y me agarro la polla.

—Quiero que, para empezar, conozcas bien la parte más valiosa de mi cuerpo, mi favorita. Le tengo mucho cariño.

Se le abre la boca al mirar mi miembro erecto y luego mi cara... y mi miembro otra vez. No puedo contener una sonrisa malvada. Su rostro es la viva imagen de una virgen escandalizada por lo que está viendo.

Sin embargo, cuanto más observa mi polla, más cambia su expresión.

Primero se pone pensativa, luego intenta evaluar lo que ve y, cuando sus ojos se encuentran con los míos, en ellos percibo claramente un desafío.

Vamos, lánzate, señorita Steele.

Su sonrisa, mientras alcanza la botella de gel, es cautivadora. Se echa un poco de jabón en la mano y, sin apartar la mirada de la mía, se frota las palmas. Entreabre la boca, se muerde el labio inferior y luego pasa la lengua por las pequeñas marcas que han dejado sus dientes.

¡________ Steele, estás hecha toda una seductora!

Mi polla reacciona con entusiasmo y se pone más dura. Ella alarga la mano y rodea mi miembro. Mi respiración sale siseante entre dientes apretados y cierro los ojos para saborear el momento.

No me importa que me toquen esa parte del cuerpo.

No, no me importa lo más mínimo... Coloco la mano encima de la suya para enseñarle qué debe hacer.

—Así. —Mi voz suena ronca mientras empiezo a guiarla.

Ella cierra la mano con más fuerza y la mueve arriba y abajo, cubierta

por la mía.

Oh, sí.

—Muy bien, nena.

La suelto y dejo que siga sola, cierro los ojos y me rindo al ritmo que marca ella.

Oh, Dios.

¿Qué tiene su inexperiencia que resulta tan excitante? ¿Es porque estoy disfrutando con cada nuevo aprendizaje?

De repente se la mete en la boca y chupa con fuerza. Su lengua me tortura.

¡Joder!

—Uau... ________.

Chupa más fuerte; tiene la mirada encendida de astucia femenina. Esta es su venganza, me paga con mi misma moneda. Está arrebatadora.

—Dios —digo en un gruñido.

Y vuelvo a cerrar los ojos para no correrme en ese mismo instante. ________ continúa con su dulce tortura y, a medida que va ganando confianza, levanto las caderas y me meto mucho más adentro en su boca.

¿Hasta dónde puedo llegar, nena?

Mirarla me excita, me pone muchísimo. La agarro del pelo y empiezo a imprimirle ritmo a su boca mientras ella se apoya con las manos en mis muslos.

—Oh... nena... es fantástico.

Esconde los dientes tras sus labios y se mete mi polla en la boca una vez más.— ¡Ah! —gimo, y me pregunto hasta dónde me permitirá entrar. Su boca me atormenta, sus dientes protegidos aprietan con fuerza. Y quiero más.

—Dios, ¿hasta dónde puedes llegar?

Su mirada se cruza con la mía. Arruga la frente y entonces, con una expresión muy decidida, se desliza por mi miembro hasta que le toco el fondo de la garganta.

Joder.

—________, voy a correrme en tu boca —le advierto casi sin aliento—. Si no quieres, para.

Empujo una y otra vez, y veo cómo mi polla desaparece y reaparece en su boca. Es mucho más que erótico. Estoy al borde del clímax. De repente libera los dientes y me aprieta con suavidad, y estoy perdido; me corro contra el fondo de su garganta y grito de placer.

¡Joder!

Me cuesta respirar. Me ha desarmado por completo... ¡Una vez más!




SIGUEEEEE MARATON>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>

50 Sombras de Bieber (Narrada Por Justin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora