Siguió su camino mientras rememoraba el último mes de su vida. A pesar de que los diversos cuidados que Jungkook requería significaban un esfuerzo anímico y físico extra para ambos, jamás se había sentido tan bien haciéndole compañía a alguien. Se dedicaban a realizar los ejercicios dados por el doctor, asistir a rehabilitación y jugar cartas cuando se encontraban en sus tiempos libres. Para Jimin estar con Jungkook nunca había sido complicado y lo notó desde la primera vez que caminaron juntos buscando un lugar donde comer durante la madrugada de la fiesta de Taehyung. Eran distintos, tan distintos que cualquiera se preguntaba como es que habían terminado juntos. Pero quizá todos esos detalles que parecían separarlos los terminaban uniendo aún más. Le gustaba estar con Jungkook porque le gustaba él. Era mucho más simple de lo que alguna vez pensó y solo ahora se daba cuenta de ello.

Entro al hospital y subió al cuarto piso para ir en busca de la habitación D-14. Pasó por la recepción donde varias enfermeras que ya lo conocían le saludaron alegremente y les sonrío en agradecimiento. Sería la última vez que las vería y sentía mucha gratuidad hacia ellas al siempre estar pendiente de lo que el y Jungkook necesitaran. Quizá más adelante volvería a visitarlas para dejar regalos para todas, nunca estaba de más.

Se acercó a la enfermera principal y pidió el libro de visitas para anotarse antes de entrar a la habitación de Jungkook. Antes de abrir el cuaderno viejo y purpura que conocía de memoria sintió que le tocaban el hombro y por inercia se giró para encontrarse con Minna, la enfermera que estaba asignada a la recuperación de Jungkook.

— Supongo que vienes por el chiquillo ese —dice aparentando que no soportaba al castaño—, gracias al cielo ya no tendré que preocuparme por ustedes dos.

Jimin sonríe y le da un abrazo corto de despedida. Minna también había sido muy importante durante aquel mes. Sin ella a Jimin jamás le hubiesen permitido poder visitar a Jungkook de manera tan seguida para ayudarle en la recuperación. Se habían visto tan solo una vez antes de que ella abogara con el Doctor que lo mejor para el castaño era que tuviese su compañía. Apenas una vez se atrevió a preguntarle por qué lo había hecho si ni siquiera habían hablado ni se conocían y ella simplemente le contestó:

— Creo que el hecho de que no quisieras apartarte de su lado significa que no hay mejor persona para cuidarlo que tú.

Extrañaría a Minna y sus constantes bromas. También sabía que en el fondo ella los extrañaría a ambos a pesar de que más de una vez le provocaron un dolor de cabeza las veces en que intentaban escabullirse para salir al jardín que a Jungkook tanto le gustaba. Cuando eso sucedía ella siempre terminaba haciendo la vista gorda y les daba 20 minutos antes de traerlos a ambos por las orejas hasta la habitación.

— Muchas gracias por todo, Minna —susurra cuando dejan de abrazarse y la mujer asiente.

— Nada de gracias. Solo cuídense para que nunca más estén confinados a un hospital durante tanto tiempo porque alguno de los dos se le ocurrió probar suerte chocando con un auto.

Jimin se ríe y contesta:

— Cuenta con ello.

Se da vuelta para terminar de anotarse en el libro de visitas y apenas abre la hoja donde se encuentra el número de la habitación de Jungkook nota que ya hay otro nombre escrito. Eso era muy raro, porque los chicos solo visitaban a Jungkook los fines de semana y ese día era martes. Además, después se dio cuenta que el nombre a un costado tenía su mismo apellido. Lo que era más raro aún.

¿Qué hacía su padre visitando a Jungkook?

Extrañado anota su nombre justo debajo y desea preguntarle a Minna si vio a alguien hablando con Jungkook, pero esta ya se ha ido a seguir con sus funciones de enfermera. Suelta un suspiro y siente que de nuevo el miedo emerge de su estomago. Era muy extraño y las cosas extrañas muy pocas veces eran buenas. A pesar de que tiene ese mal presentimiento rondando en su cabeza, cierra el cuaderno y se dispone a ir a ver a Jungkook. La única forma que le quedaba para despejar sus dudas era preguntarle directamente al chico.

Agridulce ◆ Kookmin ; 국민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora