015.

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– Jamás había conocido a alguien que se dedicase a pelear –dice Jimin mientras ambos van caminando hacia su casa.

Todo estaba muy silencioso a esa hora por la noche, practicamente podía escuchar sus propios pensamientos mientras pisaba rítmicamente el asfalto frío. Podría molestarle o hacerlo sentir incómodo pero estaba tan acostumbrado a la falta de ruido que una parte de él se sentía más tranquila al alejarse del ajetreo del Círculo.

– De alguna forma debo pagar el apartamento. –Le contesta Jungkook quien lleva las manos dentro de los bolsillos del pantalón.

– Eres bastante popular.

– Porque monto el espectáculo de que voy perdiendo, a la gente le gusta la mierda tipo película.

Jimin asiente pero sabía que no era solo gracias a eso que las personas apostaban por Jungkook. Al verlo pelear se dio cuenta de que no habían pasado ni dos minutos y estuvo seguro de que el castaño iba a ganar. Aquella forma de analizar al oponente o mover los pies con la ligereza de una pluma podía ser considerado fácilmente un talento.

– No creo que solo sea eso –dice perdido sin esperar la respuesta de Jungkook–, mi casa está en la próxima calle.

Caminaron un poco más hasta quedar frente a la casa rosa de Jimin (el mismo le había dicho a su madre que ese tono quedaría perfecto en las paredes). Era pequeña pero de dos pisos, tenía un ante jardín lleno de flores que su madre cuidaba con devoción y una reja negra tipo victoriana que envolvía el perímetro.

"Muy Jimin", pensó Jungkook.

– Las luces están encendidas –dice el más bajo–, mi mamá debe estar esperándome.

Con rapidez busco la llave de la casa para meterla en la cerradura y luego abrió la puerta de la reja dejando a Jungkook pasar primero. Mientras el castaño se quedaba mirando cada centímetro del lugar Jimin se aseguró de dejar todo bien cerrado como su madre le había pedido antes de salir.

– Tienes claveles –habla Jungkook con la mirada clavada en el arbusto que estaba frente a el.

– Son los favoritos de mi mamá, yo prefiero los tulipanes.

Abriéndose paso por el ante jardín llego hasta la puerta principal. Como era costumbre su madre la había dejado sin seguro para que el entrase de manera más fácil, así que le hizo una seña a Jungkook para que lo siguiera.

– No te preocupes si mi mamá actúa algo extraña, nunca traigo personas a casa.

Algo se le revolvió a Jungkook dentro de su estómago y no de mala manera. Últimamente se sentía muy raro cuando compartía su espacio con Jimin y aunque tratase de negarlo el chico se estaba acercando demasiado a su interior.

– Da igual –contesta tratando de hacerse el indiferente aunque ni siquiera podía convencerse a sí mismo.

Jimin abre la puerta y entra sonriendo a la casa. Jungkook iba detrás de él como un perrito faldero sin dejar que ningún detalle del lugar se le escapara. La entrada era un pasillo color crema donde habían colgadas fotos de Jimin cuando era pequeño y algunas de su madre en la graduación de la escuela de Medicina. Luego había un marco de madera que daba directo a la sala de estar en la cual la televisión estaba prendida y una mujer de cabello negro se encontraba sentada en el sillón de terciopelo gris frente a ella. Jungkook la queda mirando mientras Jimin se le acerca y deposita un beso en su mejilla.

– Hola, mamá –la saluda el más bajo sonriendo.

– Pensé que tardarías menos en llegar, Minnie –le responde está con voz dulce.

Agridulce ◆ Kookmin ; 국민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora