13° Lección: Promesa

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Steve se encontraba dando clases a sus alumnos. Había tenido que escabullirse ésta mañana, felizmente el joven genio no era de despertar temprano. Lo malo es que tía Peggy sí y lo recibió en la cocina con una sonrisa. El rubio había tomado su desayuno con mucha vergüenza y salió rápidamente.

¿Por qué Tony había regresado? El joven había dicho que porque Steve estaba libre pero entonces si Sharon no se hubiera ido ¿el castaño hubiera seguido alejado? ¿Tony había sentido lástima de su profesor viejo y abandonado?

'Un Stark siempre cumple su palabra.'

El rubio recordaba la voz infantil de Tony.

¡Por supuesto! El profesor asumió que su ex alumno pensaba que debía seguir con la tontería de casarse con él porque hace mucho lo había prometido. Se sentía atado a su palabra, Steve debía hacerle entender que estaba libre de ella y todo sería solucionado. Sonaba fácil para el rubio, seguro que el joven tenía una vida excitante a la cuál regresar y un viejo con un hijo ya crecido no cabía en esa vida. Hasta estaría feliz de poder regresar a ella.

Una voz aguda sacó de sus cavilaciones al hombre.

- Maestro ¿Se encuentra bien?

Veinte miradas estaban observando al rubio con ojitos preguntones.

-Estoy bien niños, sólo estaba pensando sí deberíamos ir a un viaje escolar para celebrar el medio año.

Las vocecitas empezaron a corear: sí, sí, sí.

- Decidido entonces. Hablaré con los demás.

Risas y sonidos de felicidad se escucharon en el salón de Steve que lo hizo sonreír. Éste era su ambiente. Educar a niños para que se conviertan en adultos.

-Adultos sensuales que van tras ti ¿Verdad?

-Algunos crecen muy bien.

La conversación con sus amigos ésta mañana lo hizo suspirar. Parecía que todos ya sabían del prometido de Steve. Hasta su hijo Charles había mandado un mensaje.

No creía que la historia que madre y tú contaban con tanto cariño nos llevara a esto pero existe algo llamado destino, padre y él te llama. Aceptalo.

Con amor, tu hijo.

¿Es qué nadie entendía que una persona cómo él sólo se casaba una vez? El rubio suspiró de nuevo.

- Maestro, su aire se está saliendo.

- Su bonito collar está todo chueco de tanto tocarlo.

- ¿Quién se lo dio? Mamá dijo que su esposa porque usted nunca se lo quita.

- ¡Tonto! Su esposa se murió. No debes hablar sobre ella, shhh.

El timbre de salida cortó toda la plática infantil convirtiéndolo en movimiento de pequeños cuerpos que iban por sus loncheras y mochilas para luego formar la fila y despedirse del profesor. Steve entregó cada niño a su padre con una sonrisa.

Otro día acababa o eso pensó el profesor antes de vislumbrar al hombre que lo esperaba al frente de su clase hablando con María y Nick.

El rubio quiso correr y pensó que últimamente había querido hacer mucho eso así que con su terquedad ya reconocida por todos los que lo conocían se quedó fulminando con la mirada al joven Stark hasta que éste volteó para guiñarle un ojo de forma descarada. Steve mordió su labio para evitar lanzar un gruñido, aún habían estudiantes de las otras clases pasando a su lado. Después de diez minutos la pareja y el hombre se despidieron cómo viejos amigos. La pareja se despidió del rubio y éste sólo sonrió en respuesta.

El hombre se acercó con paso felino ¿Estaba moviendo las caderas?

- Buenas tardes, profesor. Éste lugar no ha cambiado o al menos no mucho. Sigue sintiéndose el amor.

- Es todo gracias a María y Nick.

- Yo creo que es gracias a todos los que asisten aquí.

- Sí, creo que sí ¿Qué haces aquí?

- ¿No puedo visitar mi antigua escuela y a mi profesor favorito?

Los dedos largos del genio tocaron la mejilla del mayor ocasionado que éste se pusiera rígido.

- Sabes que no haces eso. Quieres algo más que visitar lugares y personas de tu pasado.

- Quiero que se vuelvan parte de mi presente y futuro.

- Pierdes tu tiempo, Anthony.

- Sí quieres llamarme de otra forma, llámame cariño o algo igual de cursi. Sé que te gustan cosas así.

- Basta de juegos, si no me respetas al menos respeta mi lugar de trabajo ¡Aquí trabajaba mi esposa!

- Te respeto, profesor y respetaba a tu esposa. Me duele que pienses que soy un canalla pero entiendo. Tía Peggy desea que vayas a tu casa temprano, dile por favor que no podré ir a cenar. Nos vemos.

Con una última caricia Tony dejó al rubio mientras desaparecía por la puerta principal de la escuela.

¿Por qué se sentía mal?

¿Tony lo odiaba ahora?

El profesor sentía que estaba de nuevo en dónde empezó hace veinte años, con su mente hecho un caos por una persona llamada Tony.

'Cosa de niños.' Where stories live. Discover now