14° Lección: Beso

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Tony no regresó ese día ni los que lo siguieron. Steve se sentía culpable y preocupado así que puso toda su mente en realizar el viaje de medio año que había prometido a su clase.

El rubio primero habló con sus amigos Sam y Nat para luego los tres dirigirse hacia María que era la encargada del nivel de 3 a 5 cómo siempre lo había sido. La mujer estuvo de acuerdo con la idea y el viaje fue organizado en tiempo récord. Mañana saldrían hacia una finca que estaba a dos horas de la ciudad.

— ¿Ya tienes todo preparado para el gran viaje?

— Sí. Tengo toallitas de más y todo lo necesario para sobrevivir a veinte niños.

— Seguro que no tendrás que hacerlo solo.

— Nat y Sam tienen sus propios niños. Y María los hace llorar con su mirada de Halcón.

— Sólo los valientes no lloran con esa mujer.

— Tony no lloraba, era divertido ver sus duelos de mirada. Él...

— Está bien, querido.

— Me alegra que entendiera que no puedo darle lo que quiero pero creo que quería un adiós de su parte.

— Duerme, Steve. Mañana será un gran día.

Peggy acarició a Steve mientras le daba una sonrisa reconfortante.

— Buenas noches, tía Peggy.

La noche pasó y el día llegaba.

Steve despertó temprano para llegar con tiempo a la escuela. Cuándo lo hizo vio los tres autobuses que los llevarían.

— Buen día, Steve.

— Hola Nat ¿Cómo están Bucky y Kobi?

— Ellos están bien aunque molestos porque me llevo toda la diversión.

— Deberías tomar fotografías para que se calmen.

— Eso haré, créeme.

La pelirroja le dio una sonrisa extraña y se alejó porque un alumno suyo había llegado.

— Esa mujer da miedo cuándo sonríe así.

— ¿Por eso recién te acercaste, Sam? Tus niños se burlaran de ti.

— Ellos me aman y saben cómo soy.

— Claro amigo. Y buenos días, maleducado.

— Buenos días, rompe cunas.

— ¡Sam!

El hombre corrió para refugiarse en su autobús.

— Buenos días, profesor Rogers.

— Buenos días, directora Hills.

— El día parece que apoyará la excursión.

— Así parece. Es un hermoso día.

— Ideal para cosas inesperadas. Nos vemos, profesor.

Y María se fue dándole otra sonrisa extraña.

¿Qué pasaba con ellos?

Sin querer darle muchas vueltas al extraño comportamiento el rubio se dirigió a su autobús a esperar a sus niños.

Dos horas después todos estaban en sus puestos y partían hacia la finca.

Al profesor le llegó un mensaje.

Buenos días, padre. Me dijeron que tendrías una aventura hoy. Por favor deja que todo fluya y sé un buen adulto.

Tu hijo, Charles.

'Cosa de niños.' Where stories live. Discover now