Perdidas | Camren

Deseo de vivir

Creo firmemente que lo que no planeas, da como resultado las mejores historias y memorias. En mi caso, fui a acampar lo que sería una semana y como resultado: me extravié, perdí a un par de miembros de mi grupo de aventura y me comprometí con mi novia. Era curioso como el terror inicial de la pérdida se convirtió en la mayor esperanza a futuro. El viaje comenzó como todos los anteriores: caminamos hasta que nos cansáramos y ahí pasábamos la noche. Sin embargo, en cierto punto del impetuoso ascenso para llegar al paramo, mis compañeros y yo perdimos el camino. Fue una mala decisión el habernos aventurado sin conocer previamente el terreno y con un mapa de mala calidad. El haber perdido a mi hermana y a mi mejor amigo, sin duda alguna, fue lo que más me desconcertó de todo. Bueno, para ser honesta, lo que más me desconcertó fue el haberme enterado que el que creía mi mejor amigo había dejado a mi hermana con su tobillo fracturado en la mitad de la nada. Eso me rompió el corazón hasta el día de hoy. Tengo que admitir que ese fue la primera y la última vez que me rompieron el corazón. Muy irónico que quien rompa tu corazón sea tu casi hermano ¿no?

Durante la madrugada del dieciochoavo, el murmurar del río nos arrullo como la más pacífica canción de cuna. Por suerte, esa noche no llovió. El clima era húmedo, pero sin precipitaciones. Cuando salí de mi tienda, dejé a Lauren acurrucada casi quitándome mi sleeping. No era raro ver a Lauren tratando de quitarme mis cosas durante su pesado sueño; a mí no me molestaba. Todo lo contrario, se me hacía muy tierno. Me topé con el río y noté que este tenía un espeso color café, la corriente era un tanto turbia.

—No creo que sea buena idea entrar al agua ahora. —Le informe al policía que para ese entonces estaba desarmando su tienda. Para ese punto, entre más rápido nos moviéramos, más pronto podríamos llegar a la civilización.

—Anotado. —Contestó el barbado hombre. —Karla, hay algo que quiero preguntarte.

—Dime.

—Estamos perdidos desde hace alrededor de once días, ¿verdad? —A lo que yo asentí en silencio mientras miraba la espesa maleza que rodeaba la orilla del enorme río. —¿Por qué nadie nos ha encontrado? Quiero decir, si mis cálculos son correctos, hace ocho o siete días nos debieron empezar a buscar.

—Creo que tengo la respuesta. —Le dije al joven. — Hemos estado caminando por creo que dieciséis días porque hubieron un par en lo que no nos movimos.

—Así es. —Dijo Luke mientras el sonido del río cubría el silencio del fondo. Recuerdo que el viento estaba soplando tan fuerte que hacía que las hojas de los árboles produjeran ese típico sonido.

—Digamos que hemos estado caminando dieciséis días, lo cual es suficiente para llegar al otro lado de la reserva. ¿Verdad? Ahora bien, si no me equivoco, este río no nos va a llevar a la ciudad sino a la cuidad vecina o algún pueblo aledaño de esta. Si no nos han encontrado, es porque nos estan buscando al otro lado de la reserva. —Vi que Luke parecía entender todo lo que le había dicho. — Te apuesto a que nos están buscando cerca del sendero.

—Diablos, ¿cómo es que no lo había notado antes? — Dijo el desordenado y sucio policía.

—Te diré porqué. —A lo que el castaño volvió a mirarme. — Las mujeres somos más inteligentes que los hombres, cariño.

—Cállate Karla. —Dijo fingiendo enojo para luego ponerse de pie. — Entonces, si nos están buscando al otro lado, puede que hayan encontrado a Ally.

—Esa es mi única esperanza. —Dije en casi un susurro que fue opacado por el constante sonido del agua al chocar con las rocas llenas de musgo verde. Me preocupaba bastante la suerte que mi hermana había corrido sobre todo cuando recordaba su prenda manchada con sangre casi en el medio de la reserva. — Sé que Ally se aferraría a la vida con todas sus fuerzas. Lo sé. Mi hermana no es de rendirse fácilmente.