DÍA 7

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Me desperté por el frío inhumano que hacía esa mañana. Parecía como si cada vez el aire se tornara mucho más helado. Toqué mis extremidades y estaban tan frías como las cervezas que solía tomar con Blake cuando pasábamos los exámenes de la facultad. Traté de buscar la cobija que había dejado sobre mi bolsa de dormir, pero no la encontré sobre mí. Fue cuando miré que Lauren me la había quitado a la mitad de la noche. Tan típico de ella. No me enojé; por el contrario, me dio ternura ver a Lauren tan cálida con mí frazada.

Miré el reloj que estaba junto a mi enorme maleta en la entrada de la carpa y vi que era las 5:45 AM. Me levanté sin importar el frío. Me puse mi suéter gris, el mismo que solía utilizar de almohada, y salí para encontrarme con la familiar acumulación de enormes árboles. Levanté mi mirada tratando de ver el oscuro cielo de la madrugada, pero todo lo que encontré fue el espeso follaje del ancestral bosque.

Caminé al rededor del perímetro para asegurarme que no hubiera nada de animales salvajes o marcas de ellos. Por suerte no encontré nada que pusiera en peligro a mis compañeros de aventura. Regresé a las tiendas para tratar de volver a encender la fogata. Misma que entonces, solo era una pila de carbón y cenizas humeantes. Solo bastó soplar y añadir un par de ramas secas para que la llama volviera a surgir. Me senté en silencio sobre la fría tierra a observar la danza del hermoso fuego y con mis manos jugaba con el humo. Así estuve por un largo tiempo hasta que Luke salió de su tienda.

Tranquilo, este me saludo con una media sonrisa y camino en dirección hacia la conglomeración de arbustos y después de unos minutos regresó a mí.

— Lo de esta madrugada fue una real locura. — Dijo Luke Wells sin añadir nada más.

— ¿Hablas del frío? — Lo miré con la esperanza de que este me diera una mejor idea de lo que estaba hablando.

— Sí. — Confesó este mientras ponía sus manos cerca de los brasas ardientes. —Llegó un momento en el que me dolía todos los huesos por el frío. Nunca había sentido tanto frío en mi vida.

— Entiendo perfectamente. Lauren robó mi cobija. — Sonreí al recordar a mi novia.

— Espero encontrar algo de agua hoy. — Volvió a decir el joven mientras retiraba sus manos del fuego y tocaba su vello facial. — Quiero darme un buen baño y cortarme esta estúpida e incómoda barba.

El aspecto de Wells iba cada vez empeorando más y más. Su espesa barba castaña empezaba a cubrir la mayor parte de su cara. Su cabello empezaba a crecer, perdiéndose así su típico corte de policía. Por mi parte, mis piernas y otras partes de mi cuerpo empezaban a estar mucho más pobladas por vello indeseable. Cosa que me resultaba incómodo, y aún más por la presencia de mi novia.

— Entiendo a qué te refieres.

— Karla, ¿No has visto nada raro fuera de lo común? — preguntó el joven. — Tú sabes a que me refiero. — Entonces Luke Wells levantó una de sus manos para hacer la forma de una garra mientras producía un gruñido.

— Descuida. — Me reí del joven por su pobre imitación de un oso. — Todo está en orden.

Ese día decidimos desayunar. Aún estábamos racionando la comida por lo que solo comimos cada uno una barra de proteínas y una pequeña bolsa de maní salado. Con eso en el estómago, recargamos energías para continuar buscando nuestro camino perdido. Al levantar las tiendas, tratamos de encontrar la mejor dirección a la cual podíamos seguir. Entonces partimos, pero no sin antes dejar una enorme marca con piedras que encontramos en la zona.

— Tenemos dos opciones. — Dijo Wells antes de empezar a caminar. — Salir a la civilización o perdernos aún más de lo que ya estamos. — Desafortunadamente, era la segunda opción.

Perdidas | CamrenUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum