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El pequeño castaño suspira cómo por décima vez en el día, viendo lastimosamente que aún falta mucho para el termino de clases y lucha por no morir antes de que eso ocurra, recostándose sobre la mesa. Su mejor amigo simplemente niega a su lado y debe darle un par de codazos para que su atención vuelva a la pizarra.

— Vamos, concéntrate. – Le incita el chico, anotando todo en su cuaderno y viendo cómo Jimin revisa constantemente su teléfono. – ¿Has bajado la aplicación? – Ríe por lo bajo observando lo que hace y el rubio le sonríe de vuelta.

— Tienes razón, es entretenido. – Asiente subiendo y bajando por todos los chats, en busca de un nuevo mensaje de su anónimo favorito. Más este no se ha conectado desde hace horas y aún debe esperar ha que sea de noche para hablarle. No quiere sonar desesperado.

— ¿Te ha interesado alguien?

— Puede ser. – Jimin le mira con ojos inocentes, batiendo sus pestañas. – Aunque no hemos hablado mucho, solo una vez. – Le cuenta a su amigo, quien sigue escribiendo y sabe que luego tendrá que pedirle sus apuntes. – Hansol...¿me prestarás eso, verdad? – Dice para luego hacer un tierno puchero que hace al otro rodar los ojos y golpearlo.

— ¿Por qué crees que estoy anotando todo? – Pone los ojos en blanco como si fuera obvio. – No entiendo nada de esto, pero como se que tú si, necesito que me expliques luego. – Le pica con el lápiz en la frente, cambiando su expresión divertida a una de espanto en cuanto sus ojos se desvían al frente.

Jimin voltea hacia donde su amigo a mirado y rápidamente se acomoda en su asiento, haciendo como si estuviera copiando los ejercicios en su cuaderno a pesar de que no sabe cuanto tiempo lleva en las noches. Ambos bajan su mirada a las mesas, esperando que el profesor a su lado les ignore y vuelva a su escritorio sin decir nada. Pero cuando pasan los minutos y él continúa ahí, saben que se han metido en problemas.

— Choi. Park. – Los llama con su gruesa voz y ambos chicos de dieciséis años levantan sus miradas para ver al demonio en persona.

— ¿Si? – Contestan al unísono, mostrándose como dos dulces angelitos.

— Más trabajo, menos charla. – Les regaña apuntando con un dedo sus cuadernos. – Si los vuelvo a ver parloteando los mandaré al pasillo. – Advierte serio y da media vuelta ignorando los gestos insultantes de ambos chicos.

Tanto Jimin como Hansol odian al joven profesor de matemáticas, pero no les queda más que soportarlo hasta que su verdadero profesor se recupere un poco de salud. Cosa que cada vez se veía más lejana.

— Odio al estúpido profesor Min. – Dice Hansol muy bajo, viendo las ecuaciones frente a él sin mirar a Jimin temiendo ser regañado.

— Yo también. – Contesta el castaño, rindiéndose a comenzar a hacer algo productivo hasta el terminó de la clase.

Está a punto de comenzar a dibujar en una esquina de su cuaderno, cuando su teléfono vibra en sus piernas pocos segundos después. Baja la vista disimuladamente, viendo que su profesor está bastante lejos y ocupado en su propio celular, ignorando a todos. Sonríe viendo que no hay amenaza alguna, y desbloquea la pantalla intentando ocultar la excitación que le provoca ver que se trata de su Anónimo favorito.

Anon-039309:
¿Quieres jugar, bebé?

Jxpxrk95:
Encantado.

Erotic texts | YM Where stories live. Discover now