Estoy en Miraculous Ladybug ፧ Adrien Agreste / Chat Noir x Tú

N°11: Buena Chica

- Nathaniel, ¿sigues aqu--? Pero ¿qué es esto? - no pude evitar ver un pequeño papel sobre la mesa de aquel comedor

- ¿Qué dice, Liz? - preguntó mi curiosa kwami

- Veamos... - lo agarré, con un poco de temor - ¡Oh! - suspiré, aliviada - Pensé que lo habían raptado o algo así, pero no. Es una nota escrita por él. Y dice:

"No pude evitar también preocuparme por mi familia cuando te observé partir para saber cómo estaba la tuya; y como ya se hacía de noche, no tuve otra opción que irme sin avisar. Lo siento... :(

No pudimos hablar mucho por culpa de esa explosión, pero prometo enseñarte a la hora que desees uno de estos días, ¿qué dices?

Nos vemos mañana en clase. Cuídate.
- Nathaniel "

- Mmm... - una tierna sonrisa se hizo presente en la habitación por unos pequeños instantes - Lo haré - dije decidida

- Oh..Oh - miró divertida a la carta - Parece que te estás encariñando más de lo normal con tu compañero de clase - bromeó

- Ja ja... Graciosita te crees, no? - toqué su estómago causándole cosquillitas en ella

- Jajaja - rió - Es cierto, tu corazón ya tiene dueño

- Oye... No digas es... - quise terminar de contestarle, pero de pronto; una persona inesperada me sorprendió

- ¡Boo! - aparecieron de la nada unas firmes, pero cálidas manos en mi espalda

- ¡¡Kya!! - grité dando un pequeño salto a la silla más cercana - ¡Aléjate quien quiera que seas! -. No miré a quien me dirigía, pero no me gustó que me aya asustado de esa manera

- Oh! - se sorprendió al instante - Jeje... No creí que te ibas a asustar tanto - rió burlón - Parecías una tierna gatita

- Eh? - lo miré anonadada - Ah... Eres tú, Adrien - al instante, fingí una sonrisa falsa - ¡Maldito Agreste! - gritaba en mis pensamientos - Por suerte Heall, pudo esconderse a tiempo -. No pude evitar suspirar de alivio

- Nadie más podría estar en ésta casa, no? - habló irónicamente - Pero no vine para asustarte, yo sólo quería que tú... - sé que tenía algo muy importante que decirme... Pero decidió guardarlo para sí mismo - No... Olvida lo, por favor - sonrió de forma algo nerviosa mientras se alejaba lentamente del comedor

- Está... ¿Bien? - respondí algo dudosa - ¡Espera, Adrien! - lo llamé por instinto, pero no sabía que decirle

- ¿Qu-Qué pasa? - volteó a verme un poco asustado

- Etto... - jugaba con mis manos pensando en que le iba a preguntar en esos momentos

- Y no se olviden de pedir permiso a sus padres para el viaje escolar que tendremos pronto, se los ruego - decía la profesora Bustier mientras nos miraba sonriente - Serán pocos salones los que irán, así que no habrá que pagar entrada. Es un pequeño regalo de nuestro Director Damocles