Cap. 10

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No podía creerlo. Había hablado con él. Sin tartamudeos ni rechazos.

La pequeña Marie iba rebosante de entusiasmo. Había logrado terminar los deberes (bueno, algunos de ellos) antes de su clase de botánica, para poder escabullirse sin levantar sospechas. No podía esperar a regresar al claro en el río.

Realmente habían entablado una conversación el día anterior. Muy agradable, por cierto. Toda la fiereza, junto a su recelo, había sido drenada por el sonido del río. Eventualmente perdió la noción del tiempo y se dejó llevar.

-Y por eso, - decía él – las armas son cubiertas con cuero en la empuñadura.

-Wow, yo creía que era para diferenciarla de la hoja. –Respondía ella.

En algún momento se habían sentado en la orilla. Antes de darse cuenta, él se había puesto cómodo, desparramado en el pasto, con las piernas flexionadas, medio abiertas y apoyado en los codos. Ella se había quitado sus zapatillas y chapoteaba la fría agua con las puntas de los pies.

-Pues ya ves. La sangre puede hacer que resbale de las manos si el metal es liso.

-Oh. – Era realmente interesante lo que había aprendido con él con al menos un par de preguntas.

No se dio cuenta que se había quedado mirándola.

-Dime, Marie – su voz recelosa hizo que prestase atención. – ¿No te molesta?

-¿A qué te refieres?

-Digo, ¿realmente estás interesada en esas cosas, siendo una niña? Creí que les daría miedo, o preferirían otros temas.

-Bueno... - ella se sonrojó. – La verdad es que me han dado curiosidad desde hace tiempo.

-¿Curiosidad? – Su sorpresa era genuina.

-Yo... - juntó los índices frente a sí misma, sintiéndose tímida – Observo mucho a los aprendices, cada vez que tengo oportunidad.

- El campo de entrenamiento está al lado de la biblioteca.

-Allí es donde recibimos muchas de las clases. Un amplio terreno los separa, pero yo me siento junto a la ventana del fondo. Desde allí se ve mejor. Estoy más concentrada en lo que hacen. Como no los distingo, nunca me he fijado en un aprendiz en específico. – Hasta ahora, añadió mentalmente.

Mientras él seguía embobado, Marie sintió más escozor hasta las orejas.

-¿Te parece... muy raro?

Gabriel parpadeó. Alzó una comisura de la boca con un resoplido.

-Pues, eres bastante rara. – Antes de que ella se deprimiera, él continuó. – Es bueno saberlo. Así no tengo que pensar antes de hablarte de algo.

El corazón de la niña se agitó con fuerza. Tratando de no reparar en lo linda que era su sonrisa, o lo más parecido y natural que había visto desde que lo conoció, le contestó alegremente:

-¡Supongo que sí!

Por eso, no notó cuando él apartó la vista para disimular el sonrojo, con una mano en la nuca.

-D-deberías irte. – Dijo, mirando el ocaso. –Aún tienes que atravesar el bosque para llegar al refugio.

Ella no se había dado cuenta. Más bien, no quería darse cuenta. ¿Qué pasa si no lo veía otra vez?

-Marie. – Ella lo miró, aunque tenía el rostro volteado aún. – Estaré aquí. Mañana.

Su corazón volvió a revelarse.

-¿Quieres que venga?

Lo sintió tensarse.

-¿Lo harás?

La chica hizo una amplia sonrisa.

-¡Claro!

Gabriel había asentido, aún sin mirarla.

-Puedes coger tu fardo, si quieres.

-Quédatelo. –Ante eso, él la encaró. – Lo necesitas más que yo.

Y el entusiasmo no se le había pasado desde entonces. Siguiendo sin temor el mismo trillo, iba canturreando y dando brinquitos. Eh, debía tener cuidado. No sea que se cállese lo que traía en esta nueva bolsa. Quería entregarla cuanto antes. Se preguntó si a Gabriel le gustaría.

Tan distraída estaba, que no notó que algo la seguía.


Estrellitas y comentarios siempre me animan a subir el siguiente.

Kiss kiss

BLOOD BOUNDED - THE LIGHT - Español - Castlevania Lords of Shadow (fanfic) P-IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora