Cap. 9

114 15 11
                                    

-¡Madre!

Alucard llegó en un haz de luz a la habitación del castillo. Aún incrédulo de las revelaciones dadas a su padre, se movía con toda su furia contenida. Porque había algo más que le molestaba.

-¡Madre, responde! – Su rugido hizo eco en el mármol desgastado y las vívidas estatuas.

-¿Trevor? – Ella apareció a grandes zancadas, desde la escalera del fondo. - ¿Qué ocurre?

-¡Victor no era el último Belmont! Aún hay otro, ¡una niña! – Cara a cara finalmente, escrutó la expresión de su progenitora. – Pero no estás sorprendida. – Como ella no respondió y mantuvo el rostro inescrutable, él continuó. - ¿Tampoco te sorprende que Tiphania le haya contado a mi padre? ¿O el simple hecho de que ella aún exista?

Ella alzó la cabeza.

-La hermana de Victor huyó de la maldición de nuestra sangre. Aunque tuvo una vida humana, perdió la vida, tratando de salvar a su hija. La pequeña quedó sola, con otro apellido. Pero, sí. Es la última de nuestro linaje. Y tu padre iba a saberlo tarde o temprano. Igual que tú.

-¿Por eso llamaste a Tiphania?

-Es la única que podría protegerla, mientras ustedes derrotaban a Satán y sus acólitos.

-Pero, ¿qué hay de mí, madre? – Insistió. - ¿Por qué no me dijiste a mí?

-Hubieras distraído tu objetivo, y alguien más podría haberla descubierto. No puedes evitar ser protector.

Alucard supo que tenía razón.

-Además, Tiphania se ha encargado muy bien todo este tiempo.

-Es peligrosa.

-Ustedes también. Y solo gracias a eso nos han salvado a todos, ¿no lo crees?

-¿Qué se supone que hagamos? – Preguntó con ironía. – ¿Traer a un ser inocente al mundo caótico en que vivimos? ¡No somos humanos! ¡Somos bestias sedientas de sangre! ¿Qué tenemos para ofrecerle?

Su madre le brindó una dulce sonrisa.

-El mismo amor con el que protegiste a Simón de tu padre. Ese con el que Gabriel sucumbió en la desesperación ante tu muerte. – Miró al suelo con tristeza. – Él, que fue privado de la dicha de criarte y verte crecer, tal vez consiga una cura para su alma. – Volvió a mirarlo- Confío plenamente en ustedes.

-¿Y qué hay de ti? – Le tomó las manos con afecto. – Eres a quien ella necesita. Te necesitamos. Vuelve con nosotros. No precisas más de Tiphania. Te pone en peligro cada vez que está en el campo. ¿Qué pasa si a mi padre le da por atacarla? ¿Cómo crees que se sienta si sabe que...?

-Chis, querido. – Tomó su rostro en las manos. – Yo sé lo que estoy haciendo. Debes confiar en mí. Así como tengo fe en ustedes.

Su toque lo tranquilizó. Pero una turbulencia continuaba en su pecho. Cerró los ojos.

-Promete que esta situación no será eterna. Aunque seamos inmortales, no creo poder seguir fingiendo de esta manera.

- No lo harás. Prometo revelar todo a su debido tiempo. Mientras, cuiden a esa pequeña. Yo me encargo de lo demás.

-Muy bien. – Comenzó a alejarse.

Le echó un último vistazo, antes de volverse hacia el portal.

-¡Está comenzando a sospechar! – Le advirtió. – Haz pronto tu movimiento. No quiero presenciar su reacción si descubre todo por su cuenta.

Entonces, desapareció.

Marie vio marchar a su hijo sabiendo que estaba en lo cierto. Ahora que Tiphania había revelado que sabía sobre la jornada de Gabriel en el castillo, resultaba lógico que comenzase a dudar sobre cuán real había sido. Era sólo cuestión de tiempo que indagase hasta descubrir la fachada.

Debía actuar rápido.

Abandonó el salón, por un pasillo y la escalera de una de las torres, hacia una habitación que había tomado como suya. A pesar de ser más grande que la casa que había compartido una vez con Gabriel, era la más pequeña que había encontrado. Trevor la había acomodado para ella, y aunque era muy diferente de su hogar, resultaba nostálgico tener objetos que había usado en vida. Aún si no eran sus propias pertenencias, o que el mobiliario extravagante fuese más adecuado para el castillo.

Fue directo hacia la ventana, y por costumbre contempló la luna menguante. El paso del tiempo era tan diferente en aquel macabro lugar. Ella había aprendido a medirlo con respecto al mundo humano.

De las solapas de su vestido sacó una máscara.

-Es hora, Tiphania. – La alzó con ambas manos, por encima de su cabeza. – ¡Llévame con ella!

Mientras la luz se desprendía de aquel objeto divino, la figura alada tomó forma.


3, 2, 1, BOM!!! *FANDOM EXPLOTA* XD

Recuerden dejar sus teorías y votos!!

Kiss kiss!!

BLOOD BOUNDED - THE LIGHT - Español - Castlevania Lords of Shadow (fanfic) P-IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora