Pasaron los meses y ellos seguían follando casi todos los días. Yoongi no podía cansarse de ella, era todo lo que siempre pidió en una chica a la hora de mantener contacto sexual. Era como su más grande sueño erótico, lo complacía de todas las maneras posibles.
Mientras estaba en su oficina comenzó a recordar la buena mamada que le había hecho su esposa la noche anterior. Lo había dejado tan satisfecho que sólo se limitó a golpear el rostro de la contraria con suavidad, susurrando un ''buena chica'', para después ignorarla.
Los buenos tratos seguían ahí, ella preparaba su desayuno, le dejaba notas en cualquier lugar de su oficina o portafolios, lo esperaba con una rica cena, lo escuchaba cuando quería desahogarse y lo mantenía cuerdo con toda la mierda del trabajo.
No podía creer que sentía con ella lo que jamás había sentido con alguien más, comenzaba a fastidiarlo esa idea. No podía estar enamorandose de ella, faltaban dos meses para que el año se cumpliera y podría ser libre con todos los millones que su padre le había heredado. No podía echarse para atrás, tenía a otras chicas afuera que lo esperaban para pasarla bien.
Alyssa tenía que desaparecer de su vida cuanto antes. Sólo necesitaba comportarse bien con ella y en dos meses tendría nuevamente su libertad. A la mierda el buen sexo y los buenos tratos, eso lo conseguiría en cualquier lugar.
Por otro lado, la chica se encontraba demasiado feliz. Por fin sentía que el enamoramiento era mutuo, que él se encontraba perdidamente enamorado de ella. Lo veía tan inalcanzable, que ahora que por fin lo tenía, no lo podía creer. Gracias, señor Min.
Ese día decidió visitar la tumba de su difunto padrino, con un gran ramo de rosas blancas, como a él le gustaban, frescas y con buen olor.
