CAPÍTULO XIV

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                                                                       ♣

       -¿Ahora te diviertes con los Looser's? - Atacó Bradley.

    -Nick no es un looser. Es mi amigo y si. -Se tomó el cabello y le dió un par de vueltas con los dedos. -Nos estamos divirtiendo. - Jaló a Nick con algo de brusquedad para alejarlo de él.

     -Tu vienes conmigo ¿De acuerdo? -Se apresuró Bradley a tomar a Makena por la mano, girarla y darle un beso en los labios dejándola como si estuviese embriagada de nuevo. -Y tu Nick deberías volver a la barra. Tu prima Glenda no deja de preguntar por ti.- Le dirigió una sonrisa cargada de aire triunfante.

      ...

       Bradley condujo a Makena casi a Arrastras hasta fuera de aquella ruidosa fiesta. Una vez que estaban cerca de las escaleras que daban paso a la salida se detuvo para mirarla. Ella era simplemente hermosa y él la había echado tanto de menos que no pudo contenerse por más tiempo y la estrujó entre sus brazos dejándose llevar por la necesidad que tenía de sentirla suya.

    Aunque Makena no sabía porqué actuaba así tampoco podía evitar o por lo menos fingir que no estaba sintiendo nada. Porque si sentía. Sentía que él podía ser el indicado que podían intentarlo todas las veces que fuesen necesarias con tal de que en algún momento todo saliera bien.

     Por esa razón su mente olvidó todo, de nuevo, y se aferró a él como si fuese su bote salvavidas, como si él fuese el rascacielos más alto en una inundación.

      Si. De esa forma y de muchas más se dejó envolver por Bradley. Porque si no era con él, entonces ¿Con quién sería?

    Bradley dejó caer su mirada hasta encontrarse con la suya. Sus bonitos ojos marrones mirándolo, suplicando algo que él conocía exactamente y que quería también.

     -Salgamos de aquí. -Dijo Bradley sonriendo.

   Makena le devolvió la sonrisa y se tomó de su mano.    
    
     Sin mirar atrás o a ningún lado. Bajaron las escaleras de prisa y corrieron tomados de las manos bajo la inmensidad de la noche.

     Mientras Makena vivía un sueño en aquel momento Shanee se encontraba mirándola desde las alturas del balcón.

      -Estará bien. -Le Susurró Glenda al oído. Acariciándole el pecho sobre la camisa de mangas largas que traía puesta aquella noche.

     Shanee no respondió a lo que Glenda acababa de decirle. Quería ir tras de Makena y evitar que hiciera una locura. Porque eso era lo que estaba haciendo.

     -Iré por ella. - Espeto Shanee sacándose de encima a la empalagosa de Glenda.

     -Shanee ya basta. -Dijo Glenda sintiéndose algo amargada. -Makena ya no es una niña. Dejala que se divierta un poco. -Se acercó despacio a él. - Estamos aquí para divertirnos -Sonrió de forma coqueta. -Ven conmigo haré que no te arrepientas de haber venido hasta aquí.

     Glenda condujo a Shanee hasta una habitación bastante espaciosa, las paredes eran de un color rosa  y delicadas flores Blancas y amarillas decoraban el borde inferior de cada una de ellas. Había una cama cubierta por un precioso edredón Rosa. Glenda se sentó en el Borde de la cama y con delicadeza se quitó el vestido. Shanee se acercó hasta ella y la Jaló del cabello inclinando su cabeza hacia atrás. Se recostó sobre ella y comenzó a devorarle el cuello pensando que Makena estaría bien y que de seguro también estaba disfrutando su momento.

           
                ....

     Bradley tomó a Makena de la cintura y la elevó para ayudarla a pasar sobre la cerca a la que habían llegado.       
     
      Una vez que la cruzaron se encontraron de frente con la playa, tan serena y cristalina que el aire solo irradiaba paz y tranquilidad.

     Caminaron hasta la orilla de la playa tomados de la mano. Motivados por la emoción del momento se quitaron los zapatos y se acercaron más y más hasta que el agua salada mojaba sus rodillas causando que la piel de ambos se erizara.

     A Makena le encantaba jugar, así que comenzó a chapotear con los pies y salpicar el rostro de Bradley con agua.

   
      Ella estaba siendo feliz

 
    Ojalá hubiera podido detener el tiempo y vivir eso que sentía que era especial.

     Una y otra vez.

   Bradley se abalanzó hacia ella y la envolvió en sus brazos hasta darle un montón de besos fugaces en los labios. Él quería a Makena. Tenía una forma extraña de dañar todo pero estaba ahí con ella solucionando lo que había dañado sin querer.

    La alzó en sus brazos y la llevó hasta la arena donde se sentaron a mirar la luna por un rato.

     -Kena. -Dijo Bradley rompiendo el silencio.

    Makena desvío la mirada hacía él y sonrió con dulzura.

    - Quiero darte algo. -Musitó sintiéndose casi nervioso. Se llevó las manos a uno de los bolsillos de su chaqueta Azul. Y sacó un brazalete.

     Makena se llevó las manos a la boca y se la cubrió. Estaba sorprendida de que algo así estuviese pasando.

     A ELLA.

     Porque esas cosas no ocurrían en su vida. Y era maravilloso que estuviese pasando ahora, y con quien más quería. Era todo un deseo cumplido.

     Bradley se colocó detrás de ella y la abrazó. Luego le colocó con cuidado el brazalete.

     -¡Es preciosa! -Exclamó Makena feliz sin querer ocultar ni siquiera un poco la felicidad que estaba sintiendo al mirar su mano decorada con algo de él.  Al contrario quería que él supiera lo feliz que la hacía.

   Bradley la abrazó y apoyó su barbilla sobre su hombro.

    Makena contuvo la respiración. No podía creer todo aquello. Pero era real. Sabía que era real. Se dió la vuelta y le dió un cálido beso, pasó sus brazos por detrás de su cuello y acarició su cabello con suavidad, mirando de vez en cuando los ojos verdes de Bradley.

       Su Bradley.

Porque él le pertenecía.

     -Todo estará bien ahora. - Susurró el chico en su oído.

    -No me falles de nuevo -Respondió ella besándolo nuevamente.

       A veces la vida debería escucharnos un poco más...

      O tal vez, deberíamos ser nosotros quienes escucháramos lo que tiene la vida que decir.
    
       Quizás así todo fuera diferente.

Cuando Seamos FelicesOn viuen les histories. Descobreix ara