CAPÍTULO X

10 1 0
                                    

  
                            ♣

      Makena llegó a la parada de autobús y no había nadie allí excepto un mendigo que estaba dormido en la única banca disponible. Ella estaba completamente mojada y temblaba cada 10 segundos. El frío era bastante notable se recostó de una de las varas de metal que sostenía el pequeño techo de la parada y se quedó allí apretujada esperando que Shanee llegara en cualquier momento.

       Al menos tenía la seguridad de que Shanee si llegaría a tiempo.

    Y lo hizo.

     Shanee detuvo el auto frente a ella y esperó a que subiera. Una vez que estuvo dentro Shanee se quedó perplejo al mirarla toda mojada y temblorosa.

    -Se me hizo tarde. -Se apresuró a comentar antes de que Shanee preguntara algo.

   -Eso pensé. -Dijo con tranquilidad. -Hace un buen rato estuve con Liam en el club de billar.

   Makena se tensó y se quedó mirando a Collins que conducía con bastante calma y hablaba en tono serio.

    -Y me dijo... Que Bradley saldría contigo hoy. ¿Hay algo que Quieras contarme Kena?

   ¿Como era posible? Se suponía que Bradley estaba con Liam. ¿Qué estaban ocultando?

   Makena dejó escapar un suspiro y se recostó del asiento. Iba a decirle a Collins es decir, el era su mejor amigo. No había secretos entre ellos.

   Y así fue. Durante el trayecto Makena se dedicó a contarle lo que estaba pasando. Se sentía horriblemente humillada y como si todos supieran la pena que había pasado y la vergüenza que sentía su autoestima.

    -¿No vas a decirme nada? -Musito al notar que Collins solo había guardado silencio mientras ella hablaba.

     -¿Que esperas que diga Makena? -Espeto con frialdad.
   
      Collins se detuvo frente a la casa de Makena y se estiro hasta su puerta para abrirla.

      -¡No iré a ningún Lado! - Gritó demasiado cerca de la oreja de Shanee.

      -Me pediste que fuera por ti. Y eso hice. Ahora baja de mi auto y ve a casa Makena.

     Makena se cruzó de Brazos y cerró la puerta. En verdad no iba a bajarse de allí. A veces era tan malcriada como toda una niña pequeña.

    -¡Bien! - Exclamó Collins al borde de la furia. -Nos quedaremos aquí hasta que decidas bajar del jodido auto.

    Makena se encogió de hombros y se abrazo así misma. El frío aumentaba y ella no paraba de temblar. Aún estaba toda mojada por la lluvia.

       ...

  Media hora después Makena aún estaba en el asiento delantero del auto de Collins.

    -¿Qué es lo que quieres Makena? Venga dime de una vez. -Gritó.

     -Quiero quedarme contigo Collins -Respondió entre sollozos. -No soporto que me haya dejado plantada y menos soportaría que tu te enojes conmigo. -Se giró para mirarlo a los ojos. -No quiero perderte a ti también.

   -Jamás vas a perderme Makena. ¡Jamás! -Le susurró despacio juntando su nariz con la de ella. Y acariciando su cabello mojado con ambas manos. -Bradley es un completo idiota. Es con él con quien estoy enojado.

    Se quedaron mirando por unos segundos que parecían infinitos. Algo pasaba. Algo sucedía y ninguno de los dos lo notaba. Era como si el universo hubiese guardado un secreto maravilloso en los ojos del otro solo para que este fuera descubierto cuando menos lo esperasen.

    Makena colocó sus manos frías entorno del rostro palidecido de Shanee. Acariciaba sus mejillas y se sentía navegar entre sus ojos azules. Se abrazo a el sintiendo que ya no era necesario seguir llorando.

     Si Shanee no calmara sus sentidos de esa forma de seguro ya no serian tan buenos amigos.

     - Aún sigues en mi auto. -Se burló Shanee.

     -Dije que no bajaría de aquí. -Sonrió ella.

     -Eres tan fastidiosa. -Se quejó él, encendiendo el motor y dado por perdido la tonta opción de que ella bajara finalmente de su auto y regresara a su casa.
  

          
                      ♣

     Makena entró despacio al departamento de Collins, era bastante espacioso y tenía un aire elegante y sofisticado.

      -Tienes buen gusto Shanee. -Lo alago la joven chica quitándose la ropa frente a la chimenea.

      Se sacó por completo la ropa empapada hasta quedar en ropa interior y comenzar a temblar aún más. Caminó por los pasillos hasta encontrar el sitio de lavandería y dejar su ropa en la secadora. Shanee se acercó despacio a ella y le tendió una bata de baño para que se cubriera.

     -Tendrás que quitarte eso también -Le señalo el brasier y las bragas de encaje color negro con el dedo índice.- Si no quieres pescar un resfriado.

      Makena se miró sonrojada sabiendo que tenía razón, debía meter esa parte de su ropa también si quería que se secara.

     Los ojos de Shanee seguían inmerso en el delicado cuerpo de la chica. Recostado de la pared con los brazos cruzados esperando que ella hiciera caso a sus palabras.

    -¿Por qué te quedas ahí parado? -Espetó ella con las mejillas sonrojadas.

     -Es mi casa. Puedo quedarme donde quiera. -Sonrió con cierta picardía.

   Conociendo a Collins como solo ella lo conocía, iba a quedarse ahí parado observándola con ojos detallista y analizadores todo con tal de verla enojada. Haría lo que fuera para molestarla, a menos que...

    -Entonces te quedaras ahí ¿no? -Musito ella.

     Shanee solo se encogió de hombros como si no le importase en lo absoluto.

     -Dime Shanee... ¿Que parte de mi cuerpo quieres ver primero? -Se acercó peligrosamente a él.

     Shanee viéndose acorralado contra la pared colocó las manos sobre los hombros de la chica y le dio un ligero empujón.

    -Por supuesto que ninguna. -Respondió Shanee alejándose de ella lo mas que pudo. Y con el rostro pintado de un notable rojo carmesí por la vergüenza.

    -¡Entonces sal de mi vista! - Gritó Makena sacándolo a trompicones del cuarto de lavandería.

    Paso seguro a la puerta y se quedó completamente desnuda para luego colocarse la calida bata de baño que al parecer era de Shanee. Le quedaba bastante grande pero se sentía cómoda y envuelta en una especie de cobija de almidón.

     Cuando llegó a la sala se sentó cerca de la chimenea y Shanee le ofreció una taza de chocolate caliente. Pero él no se quedó ahí con ella. Sólo le dejó una manta para que pasará la noche y desapareció de su vista.

     Makena no entendía que pasaba con Shanee. Él no solía actuar de esa forma con ella.

     Él si estaba enojado. Pero no quería que Makena lo notará y hacerla sentir más triste. No era justo para ella. La rabia que él estaba sintiendo abarcaba el asunto de que Bradley sólo la lastimara. Y ella aún así quisiera continuar luchando por algo que ya estaba perdido.

       Además Makena despertaba sensaciones extrañas en si mismo con las que a veces sentía que no podía lidiar.
    

Cuando Seamos FelicesWhere stories live. Discover now