Bonus

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(15.10.16)


Me senté a su lado sin importar que el suelo estuviera húmedo. La miré a la cara. Tenía el maquillaje corrido.

-Hola.-Musité. Tenía la boca un poco seca, de repente, desee encontrarme en cualquier parte menos esa.

-Hola...

No me miró.

-umh, ¿Qué haces aquí con lo fría que es la tarde?

Se encogió de hombros.

-Estaba admirando el paisaje. Ya sabes, algunas cosas nunca cambian.

Sí, algunas cosas nunca cambiaban. Por ejemplo esta, Ella sentada en una banca a mitad de una ciudad bajo la lluvia admiranda el paisaje, porque estaba triste, o feliz, o solo porque sí. Los nervios que me daban al tenerla cerca mío, al mirarla, porque no quería admitirlo, porque la extrañaba, la quería, o solo porque sí.

No había parado llover, tampoco era una tormenta, la lluvia caía despacio, ligeramente. Ella no estaba en su casa, y dado lo ocurrido la noche anterior, sabía lo que necesitaba.

Desaparecer.

Necesitaba estar sola y pensar en lo que había pasado.

Nos miramos, callados, envueltos en ruidos de ciudad de noche. Y se me revolvió el estómago. Desvié mi mirada, ¿pero que me pasaba? Tenía que controlar eso, tenía que dejar de pasar.

No la odiaba, de hecho, éramos buenos amigos. Desde el momento en que nos comenzamos a ver de nuevo. Y supongo que era inevitable, digo, siempre la habíamos pasado bien. Siempre habíamos hecho un buen equipo. A veces solo era quedarnos conversando hasta tarde, ella fumando y yo tomando algunas cervezas y se sentía bien.

Pero ahora, estaba algo enojado. No con ella, si no conmigo mismo. ¿Por qué la buscaba tanto? ¿Por qué me preocupaba tanto? ¿Por qué quería hacerla reír? ¿Por qué quería estar con ella?

No debería sentirme de esta manera.

-¿Qué haces aquí?-Susurró ella.- ¿Por qué siempre apareces cuando quiero estar sola?

Fruncí el ceño.

-Si te quedas aquí, te resfriaras. No puedo dejarte aquí botada.

Ella rodeó los ojos.

-Estoy bien sin tu compañía.

Y ahí estaba. De repente sentí un malestar en mi estómago y bufé, sin poder evitarlo. Eso era lo que no podía abandonar, lo que no podía olvidar. Aunque ahora la pasáramos bien, siempre estaba ese remordimiento. Estaba bien sola. Sin mí. Siempre lo estuvo, y si yo decidiera ponerle un fin a nuestra amistad en este momento, como ella le puso un fin a nuestra relación un año atrás, lo estaría también.

La miré, no sé muy bien como la miré, pero ella no dijo nada.

-Pues te haré compañía igual.

-No necesito tú compasión.

Y como que ese comentario, fue demasiado.

-¿Sabes qué? Eres muy malagradecida. –Le solté, incorporándome del suelo.

Ella me dirigió una mirada de sorpresa.

-¿Qué?

-Sí, de verdad. ¡Sí que lo eres! Vengo aquí, porque me preocupo por ti, te busco sin tener porque hacerlo, mojándome y todo ¿y sabes para qué? Para que me digas que no me necesitas.

Leave But Dont Leave Me -N.HWhere stories live. Discover now