Capítulo 30

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Estoy con Mario en la plaza, como no había comido nada nos metimos en un restaurante de por ahí.
No estuvo nada mal, pero nisiquiera podía concentrarme en lo que él decía, seguía pensando una razón por la que Jake no haya querido venir a lo que él en un principio propuso.

-¿Alejandra? -dice Mario- ¿Estás bien?

-Sí, sólo estoy algo cansada y eso -digo cuando vuelvo a tierra.

-Deberías ir a descansar, anda, te llevo a tu residencia.

-Perdona enserio, me sabe fatal haberte hecho venir por las puras - digo- mañana te lo compenso ¿Si?

-Me parece genial, pero anda vamos de una vez, luego hay tráfico y eso no me gusta.

-Vale -compartimos la cuenta y salimos hacia donde Mario había aparcado el coche.

Él ya se le había hecho costumbre abrirme la puerta de todo, así que quise concentirme un poco y deje que lo hiciera sin regañarle.

-Vamos -dice él antes de arrancar.

El auto empezó a andar y me puse los audífonos para escuchar música. Mario me hablaba de rato en rato, la verdad es que no tenía ganas de hablar con alguien. Estoy muy enojada con Jake y me molesta que me moleste.

Estaba tan sumida en mis pensamientos que ni me di cuenta que ya habíamos llegando.

-Bueno cuando te despiertes de tus sueños te bajas -ríe.

-Perdona, estoy super perdida

-No te preocupes, entiendo que estés super ocupada -me da un beso en la mejilla- debes descansar.

-Gracias -baje del auto y me despedí con la mano.

Entré por la puerta principal y subí hacia mi habitación, lo único que quería hacer era dormir y al día siguiente matar a Jake.

Al dia siguiente

No sé porque pero siento que hoy no será un buen día. Tengo un mal presentimiento y todo empezó cuando encontré una nota de Jake diciendo que me verá dentro de una hora detrás de la cafetería. No sé para qué quiere verme, pero de lo que estoy segura es que lo mataré en cuanto lo vea.

Bueno, tal vez no justo ahora, pero cuando esté solo y esté en la calle no lo pensaré dos veces.

Caminé hacia una maquina dispensadora, aún queda unos veinte minutos antes de ver a Jake así que aprovecharé y comeré algo.

Pude notar algo mientras me empujaba el sándwich que acababa de comprar, el lugar que en el que me citó era un poco raro, se supone que nadie va detrás de la cafetería y por eso los del grupo aprovechan y se van a drogar allí, de igual manera no le di importancia y seguí en lo mío.

Cuando ya porfin acabé mi sándwich decidí ir en camino hacía la cafetería. Debo admitir que él es muy puntual, aún faltaban unos 10 minutos y él ya estaba allí esperandome. Traté de poner la cara más seria que se me ocurriera para hacer notar lo estúpido que es por dejarme plantada.

-Alejandra, que bueno que llegas -dijo serio- tengo que hablar contigo.

-Deberías -respondí seca.

-No sé por donde empezar, yo...

-Déjame que te ayude un poco -lo interrumpí- que te parece por explicarme el porqué me dejaste plantada ayer en la noche.

-Sucedieron cosas...

-Mínimo una llamada diciendo "Hey sabes que se me presentó algo, no voy a ir, no te quedes como idiots esperandome" no lo sé tú dime.

-Es delicado Alejandra, hablo enserio, el más confundido aquí soy yo.

-¿Y tú por qué? Te recuerdo que la plantada fui yo.

-Alejandra... ¿Qué te recuerda este lugar? ¿Sabes por qué te cité aquí?

En ese momento se me vinieron dos posibilidades a mi cabeza. La primera es que quería hacer algo sin que los demás se dieran cuenta o que ya sabía mi secreto.

Simplemente no estaba en ese momento, al escuchar esas palabras todo dio una vuelta y de estar enojada pasé a estar preocupada.

Contigo ni a la esquina © #Wattys2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora