Capítulo 1

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Yo les vale a ellos dos, que su única hija se vaya a la universidad y que no la vuelvan a ver en seis meses, ¡Fantástico! ¿Es que tanto les costaba levantarse un poco temprano y aunque sea despedirse?

Estoy sentada en uno de los asientos esperando a que el maldito tren se atíne a venir y me saque de esta estúpida ciudad en la que sólo he tenido problemas.
Yo no puedo decir nada bueno de este lugar, todos siempre me trataban mal y mis padres no me querían. La única cosa que me tranquilizaba era la pintura, era algo que al menos podía hacer bien; claro, casi a nadie le importaba. Para todas las personas que he conocido en toda mi vida he sido invisible.

Aveces me pongo a pensar ¿Qué sería de mi vida si me hubiese tocado unos padres, una ciudad y una vida diferente?

¿Ustedes saben lo que es ser invisible? Pués yo sí, y les juro que no quieren saber lo que siente ser ignorada por todos; crecer sin amor, sin que alguien te dijera alguna vez ''te quiero''. A mí ya me no me importa, ya aprendí a vivir con eso; soy una persona fría, incapaz de expresar sus sentimientos; gracias a eso ningún chico se pasa de listo conmigo.

Les contaré un poco de mí, me llamo Alejandra Scott, una adolescente malhumorada, tengo diecisiete años, tez blanca y con estatura normal, ni alta, ni baja; mi cabello es castaño y largo, muy largo, tanto así que lo tengo que tener amarrado en una coleta; mis ojos, pués son color miel. Me gustaría haber tenido ojos normales, así me evito el tener que soportar los comentarios de ''hey, quiero tus ojos '', pero en fin, este era el año más importante de mi vida. Iba a ir a la universidad, sí, por fin me alejaré de aquí y tendré una vida totalmente nueva, o al menos eso pensaba.

El sonido de la locomotora me despertó de mis pensamientos, ya era hora, mi nueva vida aguardaba. Subí al tren y le entregué el boleto a la gentil dama, tuve que esperar unos cinco minutos a que pusieran un papelito en mi equipaje con mi nombre.
Cuando por fin terminaron recorrí el tren, me fijé en el boleto, ''asiento 64'' seguí buscando hasta que lo encontré ¡genial!, estaba del lado de la ventana. Me gustaba el lugar, más que nada porque tendría con que entretenerme en el trayecto, no me apetecía para nada entablar una conversación con la persona que se sentará a mi costado, asi no tendría que estar contando mi vida privada un extraño.

Me puse mis audífonos y le dí play, empecé a tararear la canción, ¿No podríamos ser agua?, hasta que un golpecito en mi hombro me hizo volver a la realidad.

-¿Si? -le pregunto seria.

-¿Este es el asiento 65 verdad? -me preguntó una chica.

-Sí -le respondí y me giré hacia la ventana.

La joven era simpática, si me dijeran para adivinar su edad, tendría la misma que yo, era adorable, su cabello era anaranjado, se notaba de lejos que era pintado, usaba unas gafas color negro y sus ojos eran verdes. Tenía estilo hipster y nerd.

Volví a sumergirme en las palabras de ''Maldita Nerea'', ¡la canción era muy buena! Hasta que de nuevo otro golpe me hace reaccionar.

-¡Hola! No tuve la oportunidad de presentarme, mi nombre es Marina ¿el tuyo? -dice con una sonrisa muy dulce.

Bien, Bien, lo admito, dije que no me apetecía entablar una conversación con alguien, pero esta tipa me da buena impresión.

-Alejandra -le respondo con un toque de amabilidad.

-Encantada, y cuéntame Alejandra, ¿A dónde vas? -me preguntó con una sonrisa.

-Yo voy a la universidad de Artes, ¿tú?

-¡Yo también voy para alla!, ¿Qué especialidad elegiste? -me preguntó eufórica.

La verdad no me esperaba para nada eso, pensé que era la única de la ciudad que quería ir a esa universidad. Casi a nadie de ahí le gustaba lo que esa universidad ofrecía. La verdad me tranquilizaba un poco saber que hay alguien que conozco en la universidad, ya no tendré que pasear sola por todos los rincones.

-Pintura -respondí

-¡Pero que tenemos aquí! ¡Una futura artista!

-Pues algo así -me sonrojé- ¿Y tú?

-Danza

Mi cara de sorpresa lo dijo todo, cómo es posible que una chica como ella estudie eso, no se le vé una pisca de ritmo.

-¿Qué?¿Sorprendida? -me pregunta

-No claro que no, solo es...- No tenía palabras para justificarme

-Tranquila, no pasa nada -dice con una sonrisa

Durante el trayecto de aproximadamente dos horas, Marina y yo nos la pasamos hablando de cómo es nuestra familia, ella me contó que su papá no quería que se vaya lejos de casa, pero obviamente ella quería una buena carrera. Cuando le conté como era mi familia, se compadeció de mí y se autonombró mi hermana.

En cuanto bajamos no quedamos pasmadas, el edificio era enorme, con jardín y todo.

-¿Entramos? -me pregunta Marina

-Sí

La recepcionista nos dió las llaves de nuestras habitaciones, y por si no fuera poco; nos tocó el mismo pasillo, a mí me tocó en el 2756 y ella en el 2757.

-¿Qué coincidencia no?

-Pués sí, ¿Te parece si después de deshacer las maletas nos vamos a ver el edificio?

-Claro que sí, nos vemos -se despide con dos besos en la mejilla y entra a su habitación.

Yo hice lo mismo, la habitación es pequeña, pero el espacio es suficiente  para mis cosas. Cuando terminamos, Marina y yo nos fuímos a ver el edificio, hay un bello jardín y también una piscina, según las reglas sólo se usa los fines de semana.

Terminamos agotadas de tanto caminar, nos despedimos y entré a mi habitación, me puse mi pijama y me metí a la cama.

Contigo ni a la esquina © #Wattys2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora