Cuando por fin el pesado profesor fue interrumpido por el timbre todos salieron disparados a la cafetería, creo que tenían hambre.
Nate y yo en cambio salimos de la manera más tranquila posible para llegar a la cafetería. Cuando llegamos había una fila gigante, así que nos tocó esperar un largo rato.
Después de estar media hora parados esperando a que nos atiendan, llegamos al lugar donde nos darían nuestro almuerzo, ví la sopa y lo único que provocó en mi fue ganas de ir al baño y vomitar. Cogí algo que comer que tuviera buena pinta y fui a buscar un lugar para sentarnos acompañada de Nate.
—¿Ahora sí me vas a decir? —pregunta Nate.
—Sí, pues, creo que no te conté pero yo en el instituto tenía un novio llamado Mario, por cosas que él hizo rompimos, pero ahora me convenció de volver y pues volví con él.
—¿Hizo algo tan feo como para que rompieran?
—Sí, pero lo estoy tratando de olvidar.
—Bueno y…
—¡Alejandra! —grita Marina desde el otro lado de la cafetería, esta acercándose hacia nosotros.
—¿Qué pasa Marina? —pregunté.
—Nada, es que te vi y quería almorzar contigo ¿Puedo?
—Sí —contesto.
—Gracias —dice ella y cuando esta apunto de sentarse alguien la empuja y toda la sopa cae encima mío —Alejandra perdón, te juro que no fue mi culpa, alguien me empujó.
—Sí, ya lo vi. —dije en cuanto veo a Jake con cara de sorpresa atrás de Marina con la chica que estaba en el restaurante.
No lo pienso dos veces, cojo la sopa de Nate y se la tiro desde su pelo hasta sus pantalones.
—¡Pero a ti que coño te pasa! —grita Jake.
Gracias al grito de Jake todos los que estaban en la cafetería voltearon a vernos.
—¿¡Crees que no te visto!? ¡Has empujado a Marina para que caiga la sopa encima mío!
Cojo la bebida de Marina y también se la hecho en toda su ropa.
—¡Para! —se da la vuelta y coje al igual que yo la bebida de la chica que hasta el momento no sé como se llama y me la lanza en mi polo que gracias a la humedad hace traslucir el sujetador.
Y como no era de esperarse Jake se queda plantado mirando mis pechos, un poco más y babea. Me quedé sorprendida, me sonrojé en un momento, cualquiera trata de ser discreto ¿No? Ante su atrevimiento le planté una cachetada.
—¿¡Pero que está pasando aquí? —«mierda, es el director»— Señorita Scott y Señor Holds, a mi oficina.
Me cubrí con mis brazos lo que podía antes de salir de la cafetería, estaba empapada y todo por culpa de Jake. Caminé hasta la oficina del director y me tendieron una toalla al igual que a Jake.
—Haber, que alguno de ustedes me explique lo que pasó en la cafetería.
—Yo le explico —dije— estaba almorzando de lo más normal cuando Jake empuja a mi amiga a propósito para que la sopa caiga encima mio.
—¿Y no crees que la mejor manera de haber solucionado esto hubiera sido que vinieras a mi oficina para darle un castigo a Jake y asunto arreglado en lugar de aventarle tú también comida?
—Pues no lo pensé.
—Y usted Jake ¿Tiene algo que decir? —pregunta el director y Jake niega con la cabeza— muy bien, debido a su comportamiento los dos deberán trabajar después de su horario de clases en la cocina lavando platos.
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Contigo ni a la esquina © #Wattys2017
Teen FictionAlejandra no es considera la más guapa de la universidad, pero sí lo suficientemente astuta para no dejarse engañar por cualquier chico, en especial Jake. Pero a pesar de sus intentos por ignorarlo, simplemente no puede ignorar su presencia. Duran...