Capítulo Treinta y Cinco

1.6K 252 61
                                    

Oops! Ang larawang ito ay hindi sumusunod sa aming mga alituntunin sa nilalaman. Upang magpatuloy sa pag-publish, subukan itong alisin o mag-upload ng bago.


El pánico se había desatado, esa noticia había interrumpido la falsa sensación de calma que había en el reino. Había hadas que empezaban a moverse de un lado a otro sin tener una dirección fija, nerviosas por lo que puede pasar, otras se quedaban quietas observando las barreras del reino, creyendo que así iban a seguir estando ahí, protegiéndonos.

Y luego estaba yo, que estaba aterrada.

Sí, había mejorado mis habilidades, tanto de lucha cuerpo a cuerpo como de mis poderes, había aprendido muchísimos hechizos de magia feérica que no conocía y dominaba el fuego casi a la perfección. Además, gracias a Godrik había aprendido esa nueva técnica para usarlo y darle forma para convertirlo en cualquier tipo de objeto, pero me quedaba mucho por aprender, había cosas que no sabía hacer o que el Tark no me había enseñado por falta de tiempo. Por mucho que lo hubiera intentado seguía sin estar al nivel de Godrik, y creía que nunca llegaría a estarlo.

No obstante, haber mejorado con mis poderes no era tan beneficioso como parecía o como me creía yo en el principio. Cuanto más usaba esta nueva habilidad que había aprendido, más me cansaba. Empezaba por una ligera fatiga y después acababa con mi cuerpo sin reaccionar. No sabía qué más me podía pasar si seguía forzando mi poder, Godrik nunca me había dejado probarlo, al ver que llegaba a mi límite me obligaba a descansar o usaba algún hechizo de curación para que me recuperase un poco, porque no podíamos parar por mucho que quisiera o lo necesitase, tenía que estar preparada, aunque no conociese mis propios límites, pero poco me importaba ahora mismo.

Respiré intentando encontrar la calma en esta acción, sin embargo, no funcionaba, estaba hiperventilando. No supe cuánto tiempo pasó, pero no había cambios, después de ese temblor que había sacudido el reino nada más había pasado.

No iba a huir, no serviría de nada, ya ers demasiado tarde. Sin contar que si lo hacía, había una gran probabilidad de que al no verme en el reino siguiesen atacando a las hadas que se encontrasen y atrapasen a mi familia para atraerme hacia ellos o simplemente hacerme sufrir, ya lo habían hecho antes, por lo que no quería arriesgarme, no de nuevo. Aunque no me lo había planteado, no era mi estilo.

Miré a mi alrededor y vi que estaban esperando una respuesta por mi parte, que hiciera algo o dijese cualquier cosa para calmar la situación o que empezase a dar órdenes.

Pero no sabía qué hacer.

Estaba totalmente bloqueada, mi mente estaba en blanco.

—¿Nerviosa? —murmuró Gael acercándose a mi lado justo en el momento en el que más lo necesitaba. Consiguió que dejase de pensar en lo inútil que estaba siendo ahora mismo.

Suspiré antes de responderle, estaban a punto de llegar, lo había dicho, conocía la respuesta, pero lo hacía para tranquilizarme a su manera.

—Y tú, ¿lo estás? —rebatí intentando ganar tiempo para poder pensar una respuesta mejor, mientras me frotaba las manos por los nervios.

Imperdonable  ²Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon