Neve (Saga SEAL 1)

Capítulo 12

El alba llega antes de lo que me gustaría y no me siento más preparada que anoche para afrontar mi futuro. Un futuro donde tendré que renunciar a mi pasado. Y si mi pasado es lo único que tengo de mis padres, ¿qué haré entonces? ¿Qué quedará de mí después?

-¿Vamos? 

Hank está a mi lado sosteniendo la puerta para que salga. Y yo me siento como si estuviese a punto de traspasar una línea imaginaria que me separa mi vida anterior. Si traspaso esta puerta, estaré dejando atrás una parte importante de mi historia. La misma que me ha hecho ser como soy, ser quien soy.

-Puedes hacerlo - me anima Hank, como si fuese consciente de mi lucha interna -. Un paso cada vez.

Asiento hacia él y trato de sonreírle pero me cuesta que se sienta sincero porque estoy realmente aterrada de dar ese primer paso.

-Todo saldrá bien - me devuelve la sonrisa y me quedo atada a ella y a su mirada.

Anoche sucedió algo parecido. Por un momento incluso llegué a pensar que iba a besarme. Pero eso no es posible. Un hombre como él jamás se fijaría de ese modo en alguien como yo, con un pasado oscuro y un futuro incierto. Debo tener siempre presente que en cada ocasión en que es amable conmigo, solo está haciendo su trabajo. Si me mantiene tranquila y relajada, podrá protegerme mejor. Esa es su motivación y yo no debería ver en eso ninguna intención oculta. Aunque me hubiese gustado recibir ese beso.

-¿Neve?

Rompo el contacto en cuanto pronuncia mi nombre y salgo de la cabaña a toda prisa. Estoy lo suficientemente avergonzada de mis pensamientos como para esquivar su mirada al hacerlo. No sea que mis ojos me delaten.

Los demás hace tiempo que están fuera para despejar el camino. Debo admitir que se lo toman muy en serio y que cuando ayer les dije que los tenía a ellos para protegerme, no mentía. Sé que podría defenderme incluso mejor que ellos usando mis habilidades si fuese necesario, pero me siento segura a su lado. Por primera vez en mi vida no he tenido miedo a cada minuto y eso se lo debo a ellos.

En cuanto salimos, se sitúan a nuestro alrededor formando un círculo protector. Hank, para mi continuo bochorno, va justo a mi lado, dentro de ese mismo círculo. Estoy todavía tan nerviosa por lo que he estado pensando que tropiezo con la primera piedra que me encuentro en el camino y no llego al suelo solo porque Hank tiene buenos reflejos y me sujeta a tiempo.

-Gracias - le digo sin mirarlo.

-¿Seguro que estás bien? - pregunta de nuevo. Suena realmente preocupado.

-Sí - me obligo a mirarlo y sonreír -. Un poco nerviosa pero se me pasará. En cuanto entremos en rutina estaré mejor.

-Si necesitas parar porque estás cansada o por cualquier otra cosa, avísanos - me dice él entonces -. Los seal podemos caminar durante horas sin detenernos a descansar. Estamos entrenados para ello así que el ritmo lo marcas tú. Que no te dé vergüenza pedir un alto cuando lo necesites. Es más importante llegar bien que llegar rápido, ¿de acuerdo?

-De acuerdo - asiento aunque mi intención es frenarlos lo menos posible.

No diré que la idea de retrasar nuestra llegada me tienta pero sé que aquí fuera somos vulnerables. Por más que sean seal, son solo ocho. Además, tampoco son inmortales ni sus armas se recargan mágicamente como en los videojuegos. No los pondré en riesgo por culpa de mis miedos personales. Lidiaré con ellos a mi manera, como llevo haciendo toda mi vida.

No tardamos en mantener un ritmo constante. Lo hacen tan liviano, a pesar de no ir precisamente despacio, que no necesito esforzarme demasiado para ir a la par. Según les escuché anoche mientras planeaban la ruta, pretenden recorrer 10 kilómetros antes de detenernos a comer. Otra razón más por la que sentirme mal pues están compartiendo conmigo las pocas raciones que llevan encima. Y son más bien escasas porque su misión era entrar y salir, nada que exigiese estar fuera más de 12 horas. Y aunque esa misión era yo, me siento mal por habérsela complicado tanto. Más aún porque van a mentir por mí.