Capítulo 8

10.8K 1.5K 170
                                    

Estamos jodidos. Nos han descubierto mucho antes de lo previsto y ahora solo podemos defendernos del ataque y rogar porque tengamos un golpe de suerte y encontremos el arma mientras intentamos conservar la vida. Porque no vamos a irnos sin ella así como así.

-Por aquí - grita DK cuando una de las puertas que estamos comprobando se abre.

Este lugar es como un maldito laberinto. Los mapas que nos proporcionaron en la CIA no sirven de nada. Al parecer, Solomon remodeló el interior hace años precisamente para evitar que alguien ajeno a su organización se moviese a sus anchas por el edificio. El cabrón es demasiado listo.

-¿Y ahora qué? - pregunta Loman al ver que estamos en un laboratorio sin más salidas que la puerta por la que hemos entrado. La misma puerta que no tardarán en asaltar nuestros perseguidores.

Sería sencillo repelerlos soltando todo  nuestro arsenal en cuanto crucen la puerta pero no podemos arriesgarnos a acabar con toda nuestra reserva de cargadores sin haber encontrado lo que hemos venido a buscar.

-Mi turno - dice Fisher corriendo hacia la pared del fondo -. Todos a cubierto.

-Fisher - le grita Simmons -, ni se te ocurra. No sabes qué te vas a encontrar.

-Pero sé lo que hay tras esa puerta - coloca los explosivos -. A cubierto.

El ruido es ensordecedor pero Fisher ha abierto una brecha lo suficientemente grande para que podamos pasar por ella. Por suerte nadie nos espera al otro lado.

-Ja - señala a Simmons -, chúpate esa Angel.

-Eres idiota, Suicida - lo empuja pero yo veo la sonrisa que se le escapa cuando cree que nadie lo mira.

-Al final os llevaréis bien - lo pico.

-Cuando los sapos vuelen - dice.

-Lo he oído, Angel - responde Fisher.

-Como si me importase, Suicida.

La sala a la que accedemos parece un almacén y tiene una sola puerta de acceso. La misma que usamos nosotros para salir a un nuevo pasillo de igual aspecto que el resto de los que hemos pasado ya.

Tomamos el camino de la izquierda, hacia el interior del edificio. Nuestra prioridad sigue siendo el arma. Mientras haya una sola posibilidad de encontrarla, seguiremos intentándolo. Un Seal no falla nunca.

Alzo mi puño para detenerlos cuando escucho pasos apresurados dirigiéndose hacia nuestra posición. Nos preparamos para el enfrentamiento apuntando con nuestras armas hacia el final del pasillo pero quien aparece ante nosotros no es más que una mujer vestida con un simple camisón blanco y unas botas militares que le quedan grandes. Mira hacia atrás todo el tiempo y ni siquiera nos ve hasta que ya es demasiado tarde.

La atrapo entre mis brazos cuando choca contra mí y cubro sus labios con una mano para que no grite. Mejor que no delate nuestra posición. Puedo ver auténtico terror en sus ojos azules. Un azul tan intenso que hipnotiza. Por unos segundos no soy capaz de reaccionar, solo me quedo observándola fijamente. Sus mejillas sonrojadas por la carrera, su pelo rojizo alborotado, el rápido parpadeo de sus largas pestañas para evitar que las lágrimas salgan. Noto también su respiración agitada y el rápido latir de su corazón en la vena del cuello. Y veo  por último las marcas oscuras que manchan su piel, prueba de que ha sido duramente maltratada no hace mucho y en reiteradas ocasiones.

Pensar en que alguien que parece tan débil y vulnerable ha sufrido a saber cuantas torturas inunda mi ser de rabia. ¿Quién sería capaz de lastirmarla de tal modo? ¿Y por qué?

Solo cuando intenta alejarse de mí, aterrorizada, consigo salir del trance. Mi sujección se vuelve más firme pero también más delicada, para no lastimarla más. No quiero que me tenga miedo.

Neve (Saga SEAL 1)Where stories live. Discover now