Capítulo 12: Te encontré.

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-Háblame, por favor. –pidió el rubio cuando se cansó de esperar. Lo miré mal, luego rodé los ojos. Aún no podía hablar, pero no me importaba, pues primero: No iba a hablar con Niall nunca jamás en mi vida, y segundo: El recordar los labios de Louis sobre los míos, y saber que fue la razón de que ahora tenía que estar callado, me hacía sentir que todo había valido la pena.- Harry, ¿por qué estás enojado?

-¡Porque eres un estú*pido! –grité. Mis ojos ardían, mis manos estaban hechos un puño. Miré hacia el suelo, concentrándome en no llorar, aunque era lo único que quería hacer. Una pequeña mano se posó en mi hombro.

-¿Estás bien, Ha...? –volteé a ver, Sara estaba ahí. ¿Desde cuándo Sara estaba en nuestra escuela? ¿Será que nunca lo había notado?

-Déjenme solo. –pedí con la voz en un hilo.

Las clases iban a empezar, aún no entraba ni siquiera al edificio, así que nadie se dio cuenta de que me escapé. Caminé con la mochila al hombro por unas veinte cuadras, y me di cuenta cuando habían pasado cerca de dos horas de la entrada normal. Era el último día que debía mantener en reposo mi garganta, pero ya no me importaba, dejé que los sollozos salieran raspando mi garganta, y cuando elevé la mirada me encontré delante de la tumba de mis padres.

Lloré como jamás les había llorado, les conté todo, primero triste, luego algunas cosas felices, reí, lloré más, me enojé, me disculpé y finalmente me recosté en el borde del mármol, imaginando que quizá ellos estuvieran abrazándome justo ahora.

-Ahí estás... -la voz de mi hermana me despertó y fue cuando me di cuenta de que me había quedado dormido. Ella venía acompañada de Louis, quien no se me acercó, solo negaba mientras abrazaba a mi hermana, que estaba sollozando histérica. Miré alrededor y me di cuenta de que lo que nos iluminaba era una lámpara que un hombre sostenía.- ¡Estás loco! ¿Sabes todo lo que me hiciste sentir? Harry, ¿por qué...? –se había calmado un poco, pero no siguió porque Louis la hizo esconderse en su hombro, mientras envolvía su cintura con sus brazos.

-Lo siento. –Murmuré levantándome torpemente.- Necesitaba... esto.

-Descansa, Gemma, ve al auto mientras ayudo a Harry a limpiarse, y llamo a la policía para avisarles que lo encontramos. –le dijo Louis a mi hermana, secando sus lágrimas y dejando un beso en su frente. Ella sonrió y asintió, el señor de la linterna la acompañó hasta el auto de Louis, que se veía a lo lejos.

-No necesito limpiarme. –dije negando. Él no dijo nada ni se movió hasta que la luz dejó de llegar a nosotros. Sus manos en mis mejillas dolían, tomaban mi rostro con fuerza y furia, y cuando comenzó a besarme, dolió. Sus lágrimas chocaron en mis labios y probé la sal proveniente de sus ojos. Él también había estado asustado.

-Eres un tonto, Harry. –murmuró contra mis labios. Lo alejé y caí de sentón en la tierra. Me ayudó a levantarme y me abrazó.

-Estás loco.

-No voy a perderte a ti. –dijo como un rezo, como si no hablara conmigo, como si se lo dijera a si mismo.- A ti no, a ti no. –su rostro enterrado en mi cuello, y prensándome entre sus brazos. No lo comprendí, pero tampoco le pregunté.

Mi hermana comenzó a ser más cuidadosa conmigo, me llevaba ella misma a la escuela y esperaba a que entrara para poder irse. No me dejaba solo en casa y comenzó a llevarme a citas con psicólogos. ¿Louis? Bueno, él comenzó a portarse un poco distante, pero no era algo para preocuparse, porque de todos modos, Gemma estaba siempre evitando que la gente se acercara desde que le dije que si alguien venía a buscarme, me iría corriendo aunque debiera saltar de la ventana...

-Quiero salir. –dije con los brazos cruzados. Dos meses desde mi cumpleaños número 16, un poco menos de eso desde que descubrí lo de Niall y Sara y dos semanas desde que le dije que no estaba listo para hablar con él, y él aceptara.

"Sé lo de Sara." Le había dicho una tarde que mi hermana insistió en que él había entrado por la ventana, yo sabía que él le agradaba a pesar de todo y que pensaba que hablar con él me ayudaría, aunque fuera por su culpa que yo estaba así. "Y no me pongas esa cara, sé que tú la inventaste." Desde entonces él quería hablar de eso, pero lo corté y me encerré en mi habitación y tomé una de las pastillas que me dio el psiquiatra, que me había diagnosticado depresión después de dos semanas de mi desaparición.

-¿Con quién? –Preguntó Gemma mientras decoraba galletas en forma de caras de gatito.- No creo que sea buena idea, yo tengo cosas que hacer aquí...

-Con Louis. –dije. Él siempre estaba dispuesto a llevarme a cualquier lugar. Hacía mucho que no salíamos solos.- Sabes que él te dirá si pasa algo, esta tan preocupado por mí como tú.

-Llámale, si acepta, adelante. –Murmuró sin voltear a verme.- Solo ten cuidado.

Asentí mi corrí a mi habitación, donde tomé el teléfono y le marqué, él aceptó verme de inmediato y me dijo que pasaría por mí en unos veinte minutos. Estar solo con él me iba a hacer bien, de una u otra manera.


No le digas a mi hermana - Larry StylinsonWhere stories live. Discover now